El santo grial del márketing para cualquier restaurante es que los famosos lo frecuenten
Menús con estrellas
Oficiales, coincidencia o alguna cosa entre los dos: las colaboraciones de influencers y famosos con restaurantes y marcas de comida nos hacen la boca agua a todos.
Vino y queso, fresas y crema, Ben Affleck y Dunkin Donuts. Hay combinaciones que simplemente tienen supuestamente robadas del famoso actor recogiendo enormes pedidos de donuts –siempre acompañadas con un café helado– de esta cadena americana, solo era cuestión de tiempo hasta que se convirtiera en una colaboración oficial.
Luego del éxito de su primer comercial juntos –nada menos que durante el Super Bowl del año pasado– y gracias al inquebrantable orgullo bostoniano del actor, han repetido este año, con celebrities de la talla de Jack Harlow y Tom Brady y, por supuesto, los dos más grandes amores de Ben Affleck: JLo y Matt Damon. Esta vez, Dunkin Donuts no se conformó con simplemente anunciar sus bollos y bebidas, sino que, además, puso a la venta el chándal rosa y naranja que llevaban puesto las estrellas del corto. Tal vez no sepamos el impacto del comercial sobre las ventas de donuts, pero visto que el chándal se ha agotado en tan solo 19 minutos, no nos cabe duda de que esta colaboración podría ser tan larga como la de Ben y Matt.
Además de modas casi irónicas, si algo bueno puede salir de las colaboraciones –ya sean de comida o de cualquier tipo– con famosos, es que las marcas pueden correr más riesgos a la hora de sacar productos al mercado y experimentar con sabores inesperados, ya que cuentan con el peso de la aprobación de los nombres más grandes del mundo.
Justin Bieber, por ejemplo, recordó al mundo sus raíces con el crossover más canadiense de todos los tiempos al aliarse con la cadena de cafeterías de origen canadiense Tim Horton’s. El café lanzó, en 2021, una edición limitada de sus Timbits con sabores elaborados en conjunción con Justin, a juzgar por el comercial, en el que hace lluvia de ideas con una ejecutiva de la marca. ¿El resultado? Timbiebs combinación del nombre del producto y el apellido del cantante– de tarta y gofre, de chocolate blanco y de crema ácida con pepitas de chocolate.
Por otro lado, varios famosos han decidido no ir tan lejos y, en lugar de anuncios, simplemente prestar sus nombres y paladares a diferentes marcas. Taylor Swift no se cansa de adueñarse del mundo y Starbucks no podía ser la excepción. La cadena de café tuvo disponible durante un tiempo limitado la bebida favorita de la cantante –un latte grande de caramelo con leche desnatada– llamado, por supuesto, Taylor’s Version. Y aunque esta unión, epítome de lo millennial, no haya producido la orden más única ni complicada que existe en Starbucks, cumple su función. Lo que hace a este tipo de colaboración especial y es, evidentemente, el objetivo de su estrategia de márketing es la sensación de que compartes algo con tu estrella favorita y que conoces un detalle íntimo sobre sus vidas, por si las redes sociales no nos dieran suficiente material.
El poder de los famosos no se limita a las campañas pagadas, después de todo, son personas como tú y como yo, con gustos y opiniones (y vidas completamente inalcanzables, pero ese es otro tema). Hay veces que basta con que los paparazzi fotografíen a una celebridad comiendo o bebiendo algo para que este producto se vuelva viral.
Con la obsesión de internet con la creación y combinaciones de bebidas, hasta el punto en que existe toda una sección de TikTok dedicada a “recetas” de agua con diferentes saborizantes, conocida como watertok, no es de sorprenderse que los smoothies y zumos estén viviendo su momento. Parece que cada semana hay una foto nueva de gente como Jacob Elordi, Elizabeth Olsen o Rosie Huntington Whiteley paseando por Los Ángeles o Nueva York con alguna bebida colorida.
De ahí que la generación Z se haya unido a la tendencia con referencias muy propias. Erewhon, la cadena de supermercados más bougie de Estados Unidos –el hecho de estar presente solo en las zonas más exclusivas de California ya dice mucho– es tan conocida por sus elevados precios como por sus vínculos con celebridades. Sus icónicos smoothies son tan bonitos y coloridos que da pena beberlos, y la tentación de gastar 19 dólares en el Strawberry Glaze Skin Smoothie de Hailey Bieber para tomar unas fotos muy aesthetic para Instagram es casi irresistible. La idea de crear smoothies virales surgió con la participación de la influencer de belleza Marianna Hewitt, quien contribuyó también con su Coconut Cloud Smoothie de color azul intenso que, a su vez, hace referencia a uno de los productos de su marca de belleza, Summer Fridays, como una muñeca rusa del márketing.
Lo cierto es que no hay publicidad más efectiva que de boca en boca, y si son bocas famosas, tanto mejor. Pero, como vivimos en una época en que se valora la autenticidad o, por lo menos, la impresión de autenticidad, suele ser más eficaz cuando hay un aire de interés genuino. Este fenómeno nunca ha estado mejor ilustrado que con Sushi Park, un discreto restaurante de sushi en California que inesperadamente se ha convertido en el escenario para los dramas y triunfos personales de los famosos: desde la relación de Dua Lipa y Callum Turner, la reconciliación de Kylie Jenner y Jordyn Woods, hasta la noche de chicas de Taylor Swift con Selena Gomez y Zoe Kravitz. El restaurante lleva casi dos décadas sirviendo sushi estilo omakase, pero gracias a la cantidad de veces que hemos visto su característico balcón de hierro forjado en fotos de paparazzi en los últimos años, la comida que antes costaba alrededor de 100 dólares, ahora ronda los 400.
Las casas de moda nunca pierden de vista las tendencias y se han sumado a ella. Melissa McCarthy causó sensación en la fiesta de los Óscar de Vanity Fair con su bolso de Kinza Winza en forma de cannoli. En Balenciaga, siempre atentos al zeitgeist, han creado su propio zumo de carbón activado con Erewhon. Y como no podían dejar la moda atrás, diseñaron también una colección cápsula para la colaboración, incluyendo, muy ad hoc, un delantal.
Si de la vista nace el amor, tiene mucho sentido que ver a gente atractiva con comida atractiva despierte un apetito voraz. Y esto seguramente sea solo el aperitivo.
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