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Cayetana de Alba, la mujer que se casó siempre con quien quiso
Supo llenar el corazón y la vida de sus tres esposos, muy diferentes, sí, pero coincidentes en el amor por esta mujer única y por la cultura
Cayetana llevó con mano firme y una enorme conciencia de su responsabilidad ante la historia y ante su propio linaje las riendas de su variopinta familia en la que hay empresarios, editores, jinetes...
Cuando una mujer es hija única de una gran casa de la nobleza española, pero con raíces en la realeza escocesa de los Estuardo, huérfana desde muy niña de una madre que no la abrazaba por no contagiarle la enfermedad mortal que le llevó a la tumba, vástago tardío de un gran personaje de la cultura y la diplomacia, como fue «Jimmy Alba» –así le llamaban sus íntimos–, heredera universal de un patrimonio histórico artístico de primer nivel internacional, políglota y a la vez amante de todo lo español, y sobre todo de todo lo sevillano, no resulta raro que se ponga el mundo por montera y tome sus propias decisiones. Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, Duquesa de Alba de Tormes, entre otras decenas de títulos nobiliarios y grandezas de España, tomó tres muy importantes: casarse por partida triple con sucesivos maridos muy distintos entre sí, pero que fueron lo que ella necesitó en cada momento. Llenó con su presencia las páginas de sociedad de la Prensa española y de allende nuestras fronteras. Pero, sobre todo, supo llenar el corazón y la vida de sus tres esposos, diferentes, sí, pero coincidentes en el amor por esta mujer única.
Luis Martínez de Irujo y Artazcoz, hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo, fue su primer consorte y padre de sus seis hijos, también muy distintos entre sí. Desarrolló una carrera política en la España de los cincuenta y sesenta, pero también una actividad caritativa –fue tesorero general de Cáritas Española– y de mecenazgo cultural. Fue director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, vocal del Patronato del Museo del Prado, presidente de la Asociación Española de Amigos de los Castillos y –como fiel monárquico– jefe de la Casa de la Reina Victoria Eugenia hasta que ésta falleció.
Compañía masculina
La llegada del erudito ex sacerdote Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate a la vida de Cayetana, teniendo como escenario la casa de los duques de Arión, vino a reafirmar su amor por la música y la cultura en general, y a complementar y completar una vida a la que le faltaba la compañía masculina, tan trágicamente perdida a causa de la leucemia de su primer marido. Académico de la Lengua y de Bellas Artes de San Fernando, continuó con la labor de su predecesor en el tálamo ducal poniendo en valor las inmensas colecciones de los Alba. Les casó José María Martín Patino en la capilla del Palacio de Liria siendo testigos conspicuos personajes de la aristocracia cultural y nobiliaria. Es costumbre que quienes ostentan un título nobiliario o una grandeza de España pidan autorización al Rey para contraer matrimonio. Nadie esperaría que una persona como la Duquesa de Alba hiciera tal cosa para casar por tercera vez. No obstante, se dice que –fiel a las tradiciones– comunicó al Monarca que se iba a casar con Alfonso Díez Carabantes, funcionario perteneciente a una familia de militares y médicos. Alfonso fue el apoyo y compañía de su vejez. Las lágrimas que derramó a la muerte de su esposa están todavía en la memoria de muchos. Y la discreción con que se retiró en su viudedad son un ejemplo de sobriedad.
Su carácter
Cayetana llevó con mano firme y una enorme conciencia de su responsabilidad ante la historia y ante su propio linaje las riendas de su variopinta familia en la que hay empresarios, editores, jinetes... Una vez se le achacó haberse casado tres veces, a lo que ella, con una inmediatez que revelaba su rapidez mental, incluso en la ancianidad, replicó que al menos no se había separado de ninguno. Era verdad. Se le achacaron amoríos con bailarines y toreros, pero siempre fue fiel a sus compromisos de esposa, madre y abuela.
La fecha: 5 de octubre de 2011
En cada una de sus bodas, Cayetana supo adaptarse a las circunstancias y el atuendo fue siempre el más apropiado. No era lo mismo una primera boda, en la que la diadema y el traje blanco eran de rigor, con un lujo que hizo que «Liberation» la calificara la boda más cara del siglo, que un segundo o un tercer enlace... Con Luis se casó en la catedral de Sevilla el día del Pilar de 1947. Con Jesús, fallecido en 2001, contrajo matrimonio el 16 de marzo de 1978. El 5 de octubre de 2011 se reafirmó sevillana de corazón al casarse en el Palacio de la Dueñas con Alfonso Díez.