Cibeles Fashion Week
El lujo artesanal de Juan Duyos
Su desfile fue un derroche de alegría y trabajo a mano, mientras que Hannibal Laguna celebró treinta años de carrera y Jorge Vázquez optó por vestidos de muselina.
Su desfile fue un derroche de alegría y trabajo a mano, mientras que Hannibal Laguna celebró treinta años de carrera y Jorge Vázquez optó por vestidos de muselina.
Con los desfiles del EGO de hoy martes acaba la Semana de la Moda madrileña. Ayer, vimos sobre la pasarela los diseños de 2nd Sking: juegos de volúmenes donde los protagonistas son las flores y los lazos. Hilando muy fino se podría intuir que revisan el esmoquin masculino por ese juego del negro y blanco, las pajaritas y el entallado de los trajes. Por su parte, los Alvarno son los únicos que consiguen que las hermanas Suriani se sienten en su primera fila. Unas mujeres que son de las mayores consumidoras de moda en España y que solo salen de casa para ir al gimnasio a las siete de la mañana, merendar con Cavalli y acudir a los desfiles de Álvaro Castejón y Arnaud Maillard. Las dos, Cristina y Ana, coinciden en un detalle muy importante como consumidoras: «Les agradecemos que hayan hecho una colección con vestidos cortos y zapatos casi planos para no tropezarnos con Pepe». Pepe es el diminuto caniche toy de las Suriani, que han venido y han comprado: «La cazadora militar con florecitas, el vestido drapeado de corte asimétrico y los cuellos alzados tipo Karl Lagerfeld ya llevan nuestro nombre», afirmaban ayer.
Diseñar la felicidad
Por otro lado, si Doña Letizia continúa vistiendo de Juan Duyos y consigue envolverse con los buenos momentos que el diseñador congela en cada uno de sus 40 trajes, logrará transmitirnos felicidad y que asumamos que el vestido también habla de quien lo lleva, independientemente de lo que lea. «¿Sabes cuando te sientes feliz y quieres capturar ese momento?, pues eso es lo que he tratado de diseñar», comenta Duyos. Y lo consigue con degradados de lentejuelas de colores, el tartán cuajado de perlas o los bordados minuciosos: «Siempre favorezco el trabajo de artesanía, los bordados de lagartera, los cueros de Ubrique y el yute de La Rioja. Lo fácil no me gusta. Prefiero vender más caro y menos prendas que mucho y malo. El auténtico lujo es lo artesano». A partir de 1.000 euros hay un Duyos esperando.
Y después de 13 años de haber compartido su firma con su socio, Jorge Vázquez recupera su nombre para la costura y las siglas JV, con las que había producido hasta ahora, se quedarán como segunda línea. El gallego se inspira en un jardín francés por el que pasea Jackie O. con sus gafas oscuras, sus pantalones pitillos y la pañoleta en la cabeza. «Escogería de mi colección los trajes de muselina con grandes crinolinas y gotas de cristal», afirma Vázquez. Y posiblemente sus compradoras de Qatar, Perú, Alemania, Hong Kong y Dubái, que se llevan el 30 por ciento de su producción, también se inclinen por esas prendas que pueden completar con las sudaderas con brilli, las saharianas con cortes laterales, los «shorts» con botonadura dorada y los abrigos largos bordados.
Hannibal Laguna, por su parte, celebra sus treinta años en la pasarela. «He trabajado los vestidos helénicos a base de drapeados sin costuras, los corpiños verticales para dejar transparente el centro y así lucir escotazo y la aplicación de piedras semipreciosas en toda la serie de trajes de noche», explica. María Ke Fisherman nos moviliza hasta la jungla del parque de atracciones de Madrid porque allí ambienta su colección dedicada a un día de pesca pasado por agua, con un grupo de colegas. Monos, pantalones bajos para que luzca la ropa interior, chaquetas y arneses inspirados en paracaídas de la guerra de Korea. Las prendas se decoran con bordados, ribeteados, gomas y frunces y se cubren con impermeables técnicos y camisería con croché tejido a mano. Hay quien se va a la India a que le tejan, pero María opta por las monjas de clausura de un convento de Carmelitas Descalzas.
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