La Columna de Carla de La Lá
Famosos que murieron por su tabaquismo
Confieso que la gente que fuma siempre me ha caído mejor que la que no lo hace.
Yo ya no fumo amigos (desde hoy) y miren, he fumado neuróticamente, fumando con todos los grifos del fumar abiertos, como un oso hormiguero fumando, fumando hasta la necedad, a calzón quitao, con ese fumar que sólo puede fumar una mujer fumando en malvada y deliciosa compañía, fumando a tumba abierta... fumando sin esperar nada salvo seguir fumando... fumando leaving las vegas, fumando con terquedad, disparatadamente, fumándote la cena, la casa de los tres cerditos y los zapatos de la bruja del oeste. Yo me he fumado el muro de Berlín, las estrellas y la vía láctea, fumando como una blackanddecker, como un pájaro carpintero, con los codos y las coletas, porque llevo fumando desde los 14 años y siento que me he fumado Australia y creo en mis memorias, que son muchas, pero fumando.
Confieso que la gente que fuma siempre me ha caído mejor que la que no lo hace aunque espero y deseo que mis hijos no fumen nunca; los protagonistas de mi novela por supuesto que fuman ¿cómo no van a fumar? ¿Qué clase de personajes serían? Y no sólo tabaco... Me caen bien los fumadores... Llamémoslos... ¿tarados? (y me incluyo, claro). Cuando veo una persona atractiva le busco algún defecto y entonces me gusta más. Una persona sin taras carece de interés para mí. Además encuentro de muy buen gusto tener vicios conocidos, verán, todos los mortales practicamos alguno, ¡¡mejor fumar que yo qué sé qué!!
La abuelita de mi mejor amigo se fumaba 8 ducados de tirón nada más levantarse por las mañanas, en una silla dura de la cocina. Luego ya podía decir buenos días a los demás vertebrados y tomar un café.
La madre de una de mis mejores amigas, que es una señora educadísima y por supuesto cuerda y civil, en un viaje a Nueva York no pudo más y se metió al baño a fumar en el avión. Ante el increíble escándalo que se formó tras la puerta del baño (la compañía era americana) salió de allí envuelta en una nube de tupido humo y se entregó a los psicólogos de la aeronave que la acompañaron y vigilaron todo el resto del vuelo obligándola a mascar chicles de nicotina sin parar.
Mi tatarabuela que era una mujer finísima y culta comía ceniza y fumaba sin cenicero, cuando se le iba a caer el polvillo al suelo, “sacaba la lengüita” contaba mi abuela riendo_ y depositaba la ceniza suavemente dentro de su boca. Tenía esa manía.
Y cómo fumaba Luis, el portero de la casa donde crecí, con cuánta t e r n u r a y cuánto fumaba... sin sospechar lo mucho pero sobre todo lo bonito que fumaba, como si fuera el único fumador de la tierra.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud advierte que el tabaco se lleva con los pies por delante a la mitad de los fumadores, por eso lo dejo, porque, sin ser temerosa en absoluto, quiero vivir muchos años, y como bien dijo la carismática Mila Ximénez, una vida de calidad.
Y ¡cuántas personas maravillosas se marchan antes de tiempo por culpa de un fenómeno tan evitable como el tabaquismo!
Es interesante analizar la gran cantidad de celebridades estrellas y artistas que han muerto por su adicción al fumar y los distintos tipos de enfermedades y complicaciones que acarrea.
Puccini murió a consecuencia de este vicio en 1924. Enrico Caruso, a los cuarenta y ocho años.
El Rey Jorge VI, padre de la reina Isabel II, era un fumador compulsivo, murió a los 56 años por cáncer de pulmón. Jacky Kennedy Onassis murió a los 64 años a causa de un linfoma, dicen que fumaba más de 60 cigarros al día.
Nat King Cole, una de las voces míticas del jazz murió por tabaquismo a los cuarenta y cinco años de edad al igual que otro astro del jazz, Duque Ellington (la verdad es que no viste nada ser un jazzero y no fumar).
George Harrison, guitarra de los Beatles, murió a los cincuenta y ocho tras luchas varios años contra un cáncer de boca y de pulmón. Bob Marley, con treinta y seis
Eric Carr, batería de Kiss, murió por cáncer y tabaquismo, y Leornard Bernstein, el conocido director de orquesta estadounidense sufrió enfisema pulmonar desde los veinte años, hasta su muerte en 1990. El líder de Nacha Pop, Nacho Vega, falleció a los cincuenta y uno.
El novelista Scott Fitzgerald, murió de un infarto, causado por su tabaquismo a los cuarenta y tres, Jean Paul Sartre, edema pulmonar. T.S.Elliot, enfisema…
En cuanto a los actores, hay una cantidad funesta de fallecimientos por idéntica causa: el cigarro.
Joan Crawford famosa en la época de oro de Hollywood, murió de cáncer de hígado a los sesenta y ocho; Bogart padecía cáncer de esófago, lo que acabó con su vida a sus cincuenta y siete años. Conoció su enfermedad en el momento que más feliz se encontraba junto con su mujer, la también actriz Lauren Bacall.
Gary Cooper falleció a los sesenta por fumar. Su gran amigo y también actor, Robert Taylor, lo mismo. Clark Gable, de cincuenta y nueve, a causa de un infarto. Yul Brynner, cáncer. Y Groucho Marx y Spencer Tracy… la lista parece no tener fin.
Steve McQueen era otro gran fumador, le diagnosticaron un cáncer pulmonar con cuarenta y ocho años. Es recordada su lucha por sobrevivir, recurriendo incluso a curanderos en países hispanoamericanos.Falleció a los cincuenta años en su rancho en Ciudad Juárez.
Patrick Swayze, no llegó a cumplir los cincuenta y ocho años a causa de un cáncer de páncreas y hasta el mismísimo Cantinflas, incansable fumador, se fue de este mundo a causa de un cáncer del pulmón.
Shirley Temple, primero niña prodigio angelical y más tarde diplomática estadounidense también fue una fumadora empedernida, pero a escondidas, por eso, cuando murió en 2014 su familia declaró que fue una muerte natural, pero en realidad murió por enfermedad pulmonar obstructiva crónica.Del mismo modo, Walt Disney: el animador y productor más conocido de todos los tiempos murió a los sesenta y cinco años. Tampoco se sabía que era un fumador compulsivo, al igual que Temple, jamás se dejó fotografiar con un cigarro y nunca fumó cerca de los niños.
Háganme caso amigos (y sobre todo a la OMS) y fumen un poquito menos, o mejor, ¡déjenlo ya! ¡Enérgicamente! ¡Con orgullo y narcisismo! que nunca es tarde, tras un año sin fumar, el riesgo de enfermedad cardiovascular disminuye hasta reducirse en un 50 por ciento. Y continúa descendiendo con el paso del tiempo. (Información: Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo España)
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