Felicidad
Sí, la felicidad está en tus manos
Te presentamos claves científicamente probadas que te ayudarán a sentirte mejor todos los días.
Ahora que se cumple un año de pandemia mundial, las personas hemos sentido el importante papel que juega la felicidad para el desarrollo de nuestra vida. Sentir bienestar emocional es básico para vivir con nosotros mismos y con los demás, y su ausencia condiciona nuestra actitud y comportamientos.
De hecho la felicidad tiene tal importancia que la Asamblea de la ONU decretó su celebración todos los 20 de marzo inspirándose en el ejemplo de Bután, un reino budista del Himalaya en el que, desde la década de los Setenta, se prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto.
El Reino de Bután es uno de los rincones más auténticos del mundo sin turismo masificado; alberga bosques, selvas exuberantes y una impresionante riqueza de templos budistas. Durante su discurso de coronación en 1974, el rey Jigme Singye dijo: “La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto”. “La felicidad interior bruta se basa en dos principios budistas. Uno es que todas las criaturas vivas persiguen la felicidad. El budismo habla de una felicidad individual. En un plano nacional, corresponde al Gobierno crear un entorno que facilite a los ciudadanos individuales encontrar esa felicidad”.
Más allá de ser un mero eslogan, la filosofía de la FIB ha guiado la política de Bután y su modelo de desarrollo. La idea es que el progreso no debe medirse por el flujo del dinero, sino que el verdadero desarrollo de una sociedad cuando los avances en lo material y en lo espiritual se complementan uno a otro.
Aunque querer medir la felicidad pueda verse como un caso naïf, las potentes economías occidentales empiezan a sentir esa misma inquietud; por ejemplo, en el año 2008 el presidente francés Nicolas Sarkozy creó la Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social. Y es que copiar el modelo de Bután puede ser rentable: en el 2007 su economía fue la segunda que más creció en todo el mundo. La educación, gratuita y en inglés, llega hoy a casi todos los rincones del país. En un estudio realizado en 2005, el 45% de los butaneses declaró sentirse “muy feliz”, el 52% reportó sentirse “feliz” y sólo el 3% dijo no ser feliz.
¿Qué es la felicidad?
Puede que no haya concepto más resbaladizo que intentar definir lo que es ser feliz; quizá no queda más que estructurarla en conceptos más asequibles como tener calidad de vida o bienestar emocional.
La felicidad se encuentra en una vida placentera que maximiza las emociones positivas y minimiza el dolor y las emociones negativas. Expresarlo es muy fácil, pero qué difícil es conseguirlo. Todos vivimos en un constante reto de problemas, confusión, sufrimiento y situaciones dolorosas. Y es cuando nos preguntamos ¿cómo ser feliz? e incluso ¿cómo dejar de ser infeliz?.
Premisas para alcanzar la felicidad
Mahatma Ghandi decía que “felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces, está en armonía”.
Rodéate de gente positiva. Estar con gente feliz y entusiasma contagia bienestar y hace que nos sintamos más productivos y reconfortados. Y es que sí, la felicidad es contagiosa. Todos tenemos en nuestro entorno a una persona que lo único que sabe hacer es criticar, quejarse, estar triste y frustrado. Después de un rato a su lado nos sentimos agotados, egoístas e irritados. Son personas que cortan nuestras alas, que todo le da miedo y que hacen que pierdas la ilusión por cualquier proyecto. Dicen que si el agua no fluye se estanca, pues lo mismo pasa con la energía que nos rodea. Protégete de las personas tóxicas.
Elige ser feliz y luego piensa en cómo hacerlo. La vida es demasiado corta para esperar que llegará el momento perfecto en el que seremos felices. La felicidad tiene que ser una decisión diaria y que como cualquier otro hábito requiere de un compromiso constante para interiorizarlo. Tienes que tener la intención de salir de tu zona de confort, la predisposición para dejar viejas costumbres y empezar a modificar hábitos que te aportaran plenitud y bienestar. Hay que dejar de buscar la felicidad y empezar a vivir momentos felices.
Cambia pequeños hábitos de tu rutina diaria que te generan angustia y estrés. Recuerda este mantra: perdona, relájate (no puedes controlarlo todo), prioriza la paz y no el tener siempre la razón, redefine tus valores, pasea, agradece y sonríe un poco más.
No hay nada externo que te vaya a hacer feliz. Cuántas veces nos engañamos con frases como “si me ascienden seré feliz” “si adelgazo cinco kilos…” “si Fulanito se fija en mí…” “si tuviera una casa con piscina sería feliz” y luego esa felicidad no llega: el trabajo genera estrés, adelgazas pero tienes estrías, Fulanito es un capullo y mantener la piscina te cuesta un riñón cada año. Está equivocado condicionar nuestra vida y nuestra felicidad a las presiones sociales del momento. El éxito y la condición social da un subidón demasiado efímero como para convertirlo en el único sostén de nuestra vida. Albert Schweitzer decía que “el éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que estás haciendo, entonces serás exitoso”.