Guerra con Rusia
Zelenski presenta a Starmer su «plan de victoria» pero insiste en que todo pasa por el envío de armas
En la reunión en el 10 de Downing Street, en la que ha estado presente Mark Rutte, se ha hablado sobre la integración del país en la OTAN
El primer ministro británico Keir Starmer cambió el protocolario apretón de manos por un abrazo al recibir este jueves en Downing Street a Volodimir Zelenski como símbolo de «compromiso y apoyo continuo» a su país. El presidente ucraniano inició en Londres una gira europea que le llevará también a Francia e Italia con la que busca apuntalar el apoyo de los aliados a su «plan de victoria», una lista de decisiones que recalca deben tomarse cuando la guerra con Rusia se acerca a su tercer invierno y en medio de la perspectiva de que Donald Trump, ampliamente considerado como menos partidario de Kyiv que su rival demócrata, Kamala Harris, gane las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Mark Rutte, el nuevo responsable de la OTAN, también acudió al Número 10 para participar en las conversaciones.
Los detalles de la estrategia que quiere llevar a cabo Zelenski aún no se han hecho públicos, pero pasan por establecer un camino claro hacia la membresía de Ucrania en la OTAN y levantar las restricciones al uso de armas de largo alcance suministradas por Occidente. Desde hace tiempo, el presidente ucraniano presiona para poder disparar misiles occidentales de largo alcance en territorio ruso, aunque el progreso en estas conversaciones parece haberse estancado en las últimas semanas, a pesar de las especulaciones del mes pasado de que un acuerdo era inminente.
Starmer sí está a favor de levantar las restricciones al uso de los misiles británicos Storm Shadow, pero no quiere actuar solo. Y, de momento, Estados Unidos sigue sin estar convencido. Sin su beneplácito, la operación no puede ir adelante, ya que los misiles dependen de la tecnología estadounidense para alcanzar sus objetivos. Alemania comparte la cautela del presidente Joe Biden. Es más, no ha entregado a Ucrania sus propios y poderosos misiles Taurus.
Lo cierto es que la decisión no está exenta de riesgos. Una cosa es permitir que Kyiv dispare armas de fabricación occidental contra el Kremlin en defensa propia dentro de Ucrania (lo que sucede actualmente). Y otra muy distinta es darle carta blanca para decidir dónde podría bombardear dentro de Rusia. Un error de cálculo por parte de Kyiv, que tal vez matara a muchos civiles, tendría consecuencias más amplias.
El jefe de las Fuerzas Armadas británicas, el secretario de Defensa y el alto asesor de seguridad nacional del primer ministro también asistieron a Downing Street para participar en una reunión que se alargó dos horas.
Tras las conversaciones, Rutte dijo a la BBC que «es crucial que Ucrania prevalezca», añadiendo que la situación «no es sólo un problema para Ucrania, sino también una amenaza para todos nosotros». Cuando se le preguntó a Rutte si apoyaría el uso de misiles, respondió que legalmente Ucrania puede usar sus armas si pueden alcanzar objetivos en Rusia que presenten una amenaza, pero que la decisión no dependía de él. «Eso depende de cada aliado decidir cómo se pueden utilizar las armas que entregan a Ucrania», matizó.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha dejado claro que consideraría la medida como una escalada y existe preocupación entre los países de la OTAN por el riesgo de una respuesta del Kremlin.
Ucrania había esperado que una cumbre prevista para finales de esta semana en Ramstein, Alemania, que reuniría a los mayores partidarios militares del país, generaría avances sobre esta cuestión. Pero la cumbre se ha retrasado porque Biden ha cancelado su agenda internacional mientras supervisa la respuesta de emergencia al huracán Milton, que ha causado daños generalizados en Florida.
Rusia ha logrado avances modestos pero estratégicamente importantes en el campo de batalla en las últimas semanas, aunque sigue siendo difícil lograr un avance decisivo por parte de cualquiera de los lados.
Zelenski es muy consciente de que el apoyo de Estados Unidos a Ucrania puede enfriarse si Trump regresa a la Casa Blanca, lo que dejaría a Ucrania más dependiente de aliados europeos como Reino Unido. Eso podría poner a prueba la resistencia de Occidente a medida que se acerca el tercer aniversario de la invasión a gran escala, con crecientes dudas sobre la fatiga de la guerra y el apoyo a largo plazo de Occidente.
Cuando se le preguntó a Rutte sobre sus preocupaciones sobre una posible presidencia de Trump, dijo a la BBC que el expresidente es «plenamente consciente del hecho de que para que Estados Unidos se mantenga seguro, la membresía en la OTAN... es crucial».
Reino Unido ha aportado 12.800 millones de libras a Ucrania en ayuda militar y de otro tipo desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala en febrero de 2022, y más de 200.000 refugiados ucranianos se han asentado temporalmente en Reino Unido.
Desde que asumió el cargo, el primer ministro laborista ha continuado la política del anterior gobierno conservador de ofrecer un fuerte apoyo financiero y diplomático al esfuerzo bélico de Ucrania. Es la segunda vez que Zelenski visita Downing Street desde que Starmer fue elegido primer ministro. En julio, el presidente ucraniano se convirtió en el primer líder extranjero en visitar el Número 10.