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Asia

La vigilia de Tiananmen en Hong Kong se transforma en una feria donde ondean las banderas chinas

Al menos once personas que intentaron honrar públicamente a las víctimas de la matanza han sido detenidas o desalojadas por la policía en las últimas 24 horas

Pro-Beijing carnival held at Victoria Park on 34th Tiananmen crackdown anniversary BERTHA WANGEFE

La conmemoración pública de la masacre de la plaza de Tiananmen de Pekín está prohibida en China continental, mientras que la vigilia anual con velas que solía marcar el aniversario en el Parque Victoria de Hong Kong ha enmudecido después de más de tres décadas, con sus líderes en prisión en virtud de una draconiana ley de seguridad nacional utilizada para reprimir la disidencia pública.

En la actualidad, cualquier acto de resistencia o crítica a los dirigentes de Pekín o a sus dirigentes se castiga con penas de cárcel. Por ello, en Hong Kong se acabó definitivamente la vigilia que se celebraba desde 1990 y, por supuesto, las misas por las víctimas de la represión de Pekín. Un año más, con puño de hierro, las autoridades han abolido la libertad política de expresar solidaridad, condenando cualquier "acto que pueda poner en peligro la seguridad nacional" durante ese día. En este contexto, al menos once personas que intentaron honrar públicamente en Hong Kong a las víctimas de la matanza fueron arrestadas o desalojadas por la policía en las últimas 24 horas.

En esta ocasión, las asociaciones pro-Pekín obtuvieron una autorización para organizar una feria en el Parque Victoria con 200 stands, donde se exhibieron productos chinos, celebraron actuaciones musicales y juegos. Una forma de celebrar, según los organizadores, que Hong Kong ha emprendido un "nuevo viaje", 26 años después de que Gran Bretaña devolviera el control de la ciudad a China.

El convocante del acto resultó ser la Federación de Organizaciones Comunitarias de Hong Kong Guangdong (FHKGCO), una asociación benéfica pro-Pekín fundada en 1996. En su sitio web, la entidad afirma que su misión es "persistir en el amor al país, a Hong Kong y a la patria". Entre los miembros de su junta directiva figuran varios magnates y políticos de alto nivel, como el jefe del Ejecutivo, John Lee -que es el principal patrono honorario-, y el hombre más rico de Hong Kong, Li Ka-shing, que figura como presidente.

Los actos comenzaron en medio de estrictas medidas de seguridad, con patrullas policiales y miembros de la unidad de respuesta antiterrorista hongkonesa custodiando el Parque Victoria y sus alrededores junto a un vehículo blindado Sabertooth estacionado frente a una de las entradas del recinto. Incluso los pequeños comercios que exhiben artículos alusivos a lo ocurrido fueron estrechamente vigilados, recibiendo múltiples visitas policiales. Además, la policía detuvo a cuatro manifestantes sospechosos de alteración del orden público y sedición en las inmediaciones.

Ahora bien, las heridas que dejó la represión hace 34 años no se pueden borrar. En los últimos días, las "Madres de Tiananmen", un grupo que representa a las víctimas de la masacre, ha vuelto a pedir al presidente chino, Xi Jinping, que asuma la responsabilidad de las acciones del gobierno en este aniversario de la tragedia.

Este año se cumple el 34 aniversario de la tragedia, donde decenas de miles de manifestantes prodemocráticos se unieron pacíficamente para reclamar democracia, responsabilidades, libertad y Estado de derecho. La protesta, que duró 50 días, terminó abruptamente el 4 de junio de 1989 con un brutal asalto del ejército de la República Popular China (RPC). Innumerables personas fueron encarceladas y aún hoy se desconoce el número de muertos.

Hasta hace cuatro años, Hong Kong era el único lugar del mundo en el que este hecho se reivindicaba de forma pacífica y organizada. El evento atrajo a decenas de miles de personas, pero las autoridades lo prohibieron en 2019 en virtud de los estrictos protocolos de la COVID-19, y después, a raíz de la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional. A día de hoy, celebrar la vigilia de cualquier manera es ilegal.

El 30 de junio de 2020, Pekín impuso una draconiana Ley de seguridad nacional en la ciudad, con el fin de "prevenir, detener y castigar" una serie de delitos vagamente definidos de "secesión", "subversión", "terrorismo" y "connivencia con fuerzas extranjeras". Dicha normativa ha servido para aniquilar el movimiento democrático, los partidos y las organizaciones cívicas.

El hecho de que se haya eliminado el espacio para los monumentos conmemorativos sin decretar una prohibición oficial hace que la situación resulte aún más incierta en Hong Kong que en la China continental.

En medio del recinto de Victoria Park, durante las 31 ediciones de la vigilia, se emplazaba el "Pilar de la Vergüenza", una estatua de 8 metros de altura del escultor danés Jens Galschiot, que representaba a los mártires de Tiananmen. Dicha escultura, que habitualmente se ubicaba en la Universidad de Hong Kong, fue retirada de forma permanente.

El 4 de marzo, un tribunal hongkonés condenó a Chow Hang-tung, Tang Ngok-kwan y Tsui Hon-kwong por no atender una solicitud de información de la policía de seguridad nacional. Los tres eran antiguos dirigentes de la Alianza de Hong Kong en Apoyo de los Movimientos Patrióticos Democráticos en China (Alianza HK), principal organizadora de la Vigilia con Velas. Los fiscales acusaron al grupo de ser un "agente extranjero" y trataron de investigar sus presuntos vínculos con grupos democráticos internacionales. Los antiguos dirigentes han negado estas acusaciones. Los acusados han sido condenados a cuatro meses y medio de prisión.

Asimismo, en mayo, el gobierno retiró de las bibliotecas públicas de la ex colonia al menos nueve títulos sobre la masacre perpetrada en Pekín.

En contraste con el silencio impuesto dentro de China y Hong Kong, en el resto del mundo, incluidos Taiwán, París, Boston, Sídney y Osaka, se han celebrado debates públicos, obras de teatro, exposiciones, reuniones y se han publicado ensayos para conmemorar la represión de Tiananmen. Los actos fueron organizados por conocidos grupos prodemocráticos o por cuentas anónimas en las redes sociales. Hubo quien se disfrazó de Xi Jinping y quien optó por el negro. Muchos se cubrieron el rostro por temor a represalias de las autoridades del país contra ellos o sus familias en China.