Elecciones

El presidente austriaco tendrá la última palabra para designar canciller

Ninguno de los partidos que ha logrado representación puede gobernar sin socios de coalición, ni siquiera el FPÖ, por lo que las conversaciones van a ser largas

Herbert Kickl, leader of the Freedom Party of Austria waves to supporters, in Vienna, Austria, Sunday, Sept. 29, 2024, after polls closed in the country's national election. (AP Photo/Heinz-Peter Bader)
Austria ElectionASSOCIATED PRESSAgencia AP

Austria ha votado, pero eso no significa que haya un nuevo gobierno. Tras la victoria del Partido de la Libertad (FPÖ), de extrema derecha, la tarea se prevé difícil ya no solo por la complejidad de las negociaciones sino porque la última palabra recaerá en el presidente austriaco Alexander Van der Bellen, que iniciará esta semana la ronda de contactos con los distintos líderes políticos para determinar quién tiene más opciones de formar gobierno. Cualquiera que quiera convertirse en canciller no puede ignorarlo.

“Solo el tiempo dirá quién puede trabajar con quién y quién quiere qué para Austria”, aseguró el presidente federal poco después de conocerse el escrutinio. Según la encuesta realizada antes de las elecciones, la mayoría de los votantes espera que el partido más fuerte consiga gobernar lo que claramente da esta posibilidad a los ultras del FPÖ que, por primera vez en el periodo de posguerra, fueron la formación más votada con el 29% de los votos. No obstante, Van der Bellen se podría abstener de encargar a este grupo la formación de gobierno.

"La formación de un gobierno puede compararse con un salto de altura, el listón está fijado en una mayoría del 50% en el parlamento y solo podrán gobernar aquellos que logren obtener suficiente apoyo y superarlo”, agregó el presidente para complicar un poco más la ecuación, en un momento en el que los demás partidos electos no quieren entrar en conversaciones con el líder del FPÖ, Herbert Kickl.

Lo único que está claro es que ninguno de los partidos que ha logrado representación en el Parlamento puede gobernar sin socios de coalición, ni siquiera el FPÖ. De ahí que se esperen largas conversaciones exploratorias tras unos comicios en los que el Partido Popular austriaco (ÖVP) firmó su mayor declive histórico y los socialdemócratas del SPÖ su dato histórico más bajo.

"Hay que convencer a otros posibles socios gubernamentales, así como al Presidente federal", recordó Van der Bellen que, con el nombramiento de un jefe de gobierno, se enfrenta al mayor desafío de su último mandato. Algo que en Austria tiene que pasar por su aprobación y el presidente ya ha dejado claro, en numerosas ocasiones, que tiene un problema con el populista Kickl.

Van der Bellen no menciona su nombre, pero enumera a qué prestará atención en nombre del pueblo: “A mi leal saber y entender, me aseguraré de que se respeten las piedras angulares de nuestra democracia al formar gobierno”. Y para minimizar el margen de interpretación, enumera algunas: “el Estado de Derecho, la separación de poderes, los derechos humanos y de las minorías, la independencia de los medios de comunicación y la pertenencia a la Unión Europea”. Temas que Kickl cuestionó durante la campaña electoral.

Según destacó este martes la prensa austriaca, Van der Bellen esperará pacientemente hasta que se le exija su última palabra, la decisiva. En Austria el presidente es elegido directamente por el pueblo y de ahí que conozca las expectativas de sus votantes.

Hasta entonces y como primer paso, la antigua coalición entre ÖVP y Los Verdes ofrecerá su dimisión, el presidente la aceptará y, al mismo tiempo, pedirá al actual canciller Karl Nehammer que continúe con su antiguo gobierno hasta que se forme uno nuevo en el Consejo Nacional. Esto podría llevar mucho tiempo; el récord austriaco es de unos seis meses pero, como aseguró el presidente, será “un tiempo bien empleado”.

Por primera vez en la historia de esta república, el derechista FPÖ fue el partido más fuerte en el parlamento austriaco, muy por delante del conservador ÖVP, que solo logró el 26,5%, once puntos menos en comparación con las últimas elecciones. Una caída profunda, "amarga" -en palabras del presidente del ÖVP y canciller Nehammer-, aunque en el intento de endulzar su derrota aludió al ex canciller Sebastian Kurz, que se hizo cargo del partido con solo el 21%.

Austria se despertó el lunes en estado de shock o con los brazos alzados en señal de celebración, no hubo término medio. Los votantes han pronunciado una "Machtwort" (palabra de poder, en español), aseguró el líder del FPÖ tras conocer los resultados, con un tono tranquilo, completamente distinto al de sus mítines electorales. El problema de Kickl es que nadie de los otros partidos quiere trabajar con él. “Él o yo”, insiste Nehammer. Para todos los demás partidos parlamentarios, una cosa es segura: no con Kickl, ni siquiera con el FPÖ.

El Partido Popular austriaco deja deliberadamente abierta la puerta de la cooperación pero sin Kickl. De hecho, existen entre ellos muchas coincidencias en política económica o en cuestiones de migración, pero hay una diferencia fundamental en la forma de resolver políticamente estos problemas. Por otro lado, con o sin Kickl, el SPÖ ya se ha posicionado como "cortafuegos" contra el FPÖ durante la campaña electoral. Aportaría un 21%, históricamente bajo, pero podría ser suficiente. Y luego están los liberales de NEO, los pequeños ganadores de estas elecciones, con un 9%. “No te quiero en el Gobierno”, dijo la líder liberal, Beate Meinl-Reisinger, con una sonrisa amistosa a la cara del ganador de las elecciones, Kickl, porque “no creo que eso sea bueno para nuestro país”.