Los dos expresidentes, sin mencionar al magnate por su nombre, le reprochan continuar con las fuerzas divisorias que le impulsaron a la Casa Blanca.

Los ex presidentes de EE UU suelen mantener un perfil bajo una vez que abandonan la Casa Blanca. En cambio, esta semana el ex presidente George W. Bush y Barack Obama, que han forjado una buena amistad durante los últimos años, han reaparecido en público en sendos actos para cargar abiertamente contra el actual inquilino de la Casa Blanca. ¿Se ha despertado el «establishment» republicano y demócrata contra el populismo de Trump?

El primero en levantar la voz fue Bush en Manhattan. Minutos después y a una distancia de 30 kilómetros, lo hizo Obama en Nueva Jersey en un acto de campaña a favor de su embajador en Alemania Phil Murphy, que se presenta a las elecciones de gobernador en dicho estado. Era su primer acto electoral tras dejar la presidencia. Después, se le vio en Virginia en otro encuentro con los votantes para apoyar a Ralph Northam, que también se presenta a las elecciones de gobernador de ese estado.

Sin mencionarlo de forma directa, Bush indicó que «nuestra identidad como nación no está determinada por la geografía o la etnia, por el alma o la sangre. Esto significa que la gente de toda raza o religión puede ser estadounidense en plena igualdad. Significa también que la intolerancia y el supremacismo blanco, en cualquier forma, son una blasfemia contra el credo americano», criticó Bush en clara referencia a las controversias de Trump al no condenar a los neonazis en las manifestaciones del sur del país.

«Debemos mostrarnos resolutivos y fuertes ante ataques externos a nuestra democracia. Nos enfrentamos a la era de los ciberataques. Estados Unidos ha sufrido una gran intento por parte de una fuerza hostil de alimentar y explotar nuestras divisiones», recordó en clara referencia a las interferencias rusas en las presidenciales que ganó Trump

Por su parte, Obama atacó también a Trump sin mencionarlo tampoco de forma directa. «No se puede seguir con la misma vieja política de divisiones. Pensábamos que algunas cosas que vemos estos días eran del pasado. Estamos en el siglo XXI, no en el XIX», dijo Obama en alusión a las apariciones públicas de los últimos meses de los supremacistas blancos. «A veces, nos quedamos adormecidos. Nos volvemos un poco complacientes. No hay que abuchear. Hay que votar», recordó el ex presidente demócrata. Dos intervenciones que suponen un duro golpe al actual presidente que, marcando un nuevo hito, ha conseguido unir a demócratas y republicanos en su contra.