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Nicaragua
«Nicaragua necesita un mensaje más contundente del Papa Francisco»
Alfredo César Aguirre, el líder opositor de Nicaragua, asegura que en los próximos doce meses colapsará la economía del país si Daniel Ortega no cambia el rumbo. El presidente del Partido Conservador alerta de una oleada migratoria de 1,5 millones de nicaragüenses «que podría desestabilizar Centroamérica»
Alfredo César Aguirre, presidente del Partido Conservador y diputado de la Asamblea Nacional de Nicaragua, asegura que su país se enfrenta a graves problemas económicos y migratorios que podrían desestabilizar Centroamérica si el presidente Daniel Ortega no cambia el rumbo. “Casi seis meses después del inicio de las protestas contra su Gobierno, Ortega sigue optando por la represión generalizada”, asegura el líder opositor en una entrevista con LA RAZÓN. El día 18 se cumplen seis meses del inicio de la crisis. “El saldo es dramático”, añade, “con entre 350 y 500 muertos según la fuente, más de 3.000 heridos, 500 presos políticos y cientos de desaparecidos. El Gobierno quiere normalizar el país, pero no se va a lograr mientras no haya una negociación”.
-¿Seguirá Daniel Ortega una deriva autoritaria?
-Sí, nosotros le llamamos el “plan V”, que no es otra cosa que la “Venezonalización de Nicaragua”. Es una de las opciones que tiene Ortega, pero eso no es viable para Nicaragua. Y creo que Ortega lo sabe. La otra opción es regresar a un entendimiento nacional, revertir el rumbo de represión, hacer justicia y comenzar una reconstrucción económica. Todo esto tiene que llevar a elecciones anticipadas garantizadas, pero Ortega quiere agotar la legislatura, que serían tres años más. Eso el país no lo aguanta.
-¿Cómo ha actuado la Iglesia y el Vaticano en este conflicto?
-Los obispos han desempeñado un papel constructivo. Muchos sacerdotes han salvado vidas poniéndose al frente de la represión para ayudar y proteger. No es viable una salida sin la mediación de la Iglesia católica. En cuanto al Vaticano, tenemos una intriga en saber por qué el Papa no se ha pronunciado tan categóricamente sobre las violaciones de los derechos humanos como sí lo han hecho las organizaciones internacionales de peso. Es verdad que ha pedido el cese de la violencia y ha exhortado al diálogo, pero ya es necesario un mensaje más contundente de la mayor autoridad moral del mundo. La represión tiene que acabar y después necesitamos un diálogo sincero. Un mensaje de ese calibre del Papa Francisco ayudaría muchísimo.
-¿Habrá un éxodo de nicaragüenses si persiste la crisis?
-Si la situación persiste habrá una ola migratoria insostenible porque puede desestabilizar a 35 millones de centroamericanos. En Costa Rica hay registrados ya 23.000 refugiados. Y eso no es nada. Una encuesta revela que el 33% de los nicaragüenses están pensando en emigrar. Eso significa 1,5 millones de ciudadanos pensando en salir del país. Medio millón se irían a Costa Rica 190.000 a Panamá y 50.000 a Guatemala. Eso en Centroamérica. Esa cantidad rompe la estabilidad centroamericana. Hay 200.000 nicaragueses que quieren emigrar a España y 130.000 a Estados Unidos.
-¿EE UU ha presionado al Gobierno de Ortega?
-Trump ha presionado mediante sanciones individuales a 4 funcionarios de acuerdo a la ley Magnitsky, pero ahora está en marcha en el Congreso de EE UU una ley demoledora que permitirá sancionar cientos de funcionarios de Nicaragua vinculados a la represión y corrupción.
-¿Están siendo las Fuerzas Armadas leales a Ortega?
-Se han declarado neutrales en la represión desde el inicio. Argumentan que eso no les compete a ellos porque es una cuestión de orden público y por tanto le toca a la Policía, pero la gente no lo cree. La confianza en el Ejército ha caído 40 puntos.
-¿A qué atribuye esa neutralidad de los militares?
-Ellos tienen intereses económicos en EE UU. Como institución poseen un fondo de pensiones multimillonario invertido en la Bolsa de Nueva York. El senador Marco Rubio ha dicho públicamente que si el Ejército se involucra en la represión se congelarán sus fondos. Otro factor es que ha habido una profesionalización de las Fuerzas Armadas en las últimas dos décadas. Quizá no están dispuestos a atar su futuro a la suerte política del Gobierno de Ortega.
-¿Cuál es el daño económico de esta crisis?
-Tenemos prevista una contracción del 8% del PIB para finales de año. Se han perdido más de 300.000 empleos, casi un 10% de la población activa. El turismo, el comercio y la construcción han sido duramente golpeados. La banca ha perdido más de 1.000 millones de dólares en depósitos en una economía de 14.000 millones de PIB. No hay créditos. El único sector que se mantiene es el exportador. Si la dinámica del Gobierno sigue, en los próximos doce meses veremos colapsos de bancos y miles de empresas que no lograrán sostenerse en el tiempo.
-¿Puede también acabar afectando esta inestabilidad a las exportaciones?
-Claro. Nicaragua tiene un convenio de asociación con la Unión Europea desde hace cinco año. La UE es el tercer destino de nuestras exportaciones. Si la crisis sigue, hay unas 3.000 empresas medianas exportadoras que estarán en peligro, por eso es vital sostener la columna vertebral del sector privado en Nicaragua. La UE debería hacer un esfuerzo con una especie de adelanto, a cuenta de las exportaciones, para que estas empresas no colapsen. Es una fórmula que ya se ha hecho en otros países. Con mil millones de euros se salva al sector privado nicaragüense. Vamos a comenzar un trabajo fuerte en toda la UE, empezando por España y Alemania, para que ayuden a poner en marcha este mecanismo comercial, que no es cooperación al desarrollo.
-¿Cuál es la postura de los empresarios?
-Le apoyan muy pocos. Más del 90% de los grandes empresarios exigen su salida. Tiene un poco más de apoyo entre las pequeñas empresas, en torno al 15%, en parte porque muchas dependen del Gobierno. Ortega se sostiene con la represión.
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