Unión Europea

La misión europea en Mali llega a su final tras 11 años de colaboración en la lucha antiterrorista

Las tropas europeas han entrenado a cerca de 15.000 soldados malienses en este periodo de tiempo

Imposición de la medalla de la misión EUTM-MALI XV al teniente Alejandro Caballero
Imposición de la medalla de la misión EUTM-MALI XV al teniente Alejandro Caballero.larazon

Este sábado concluye la misión europea en Mali (EUTM Mali) tras más de once años de presencia continuada en el país africano. Es una etapa que termina. Alrededor de 15.000 soldados malienses fueron entrenados en este periodo de tiempo por las fuerzas europeas para habilitar las herramientas necesarias en la lucha contra el yihadismo armado que prolifera en la región, añadidas a las labores de asesoría que un día fueron un poso de esperanza en las relaciones entre Mali y la Unión Europea.

A petición del Gobierno de Mali y sobre la base de las resoluciones de las Naciones Unidas, en particular la Resolución 2085 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los Estados miembros de la Unión Europea acordaron establecer esta misión, de una importancia vital para la protección de la región pero también de las fronteras europeas. El Quinto Mandato para la EUTM Mali se estableció en mayo de 2020.

La misión comenzó su declive con la llegada de Assimi Goita al poder en 2021 y con el consiguiente deterioro de la actividad francesa en el país. Ya en mayo de 2022, las funciones de entrenamiento quedaron suspendidas, en parte debido al temor creciente en Bruselas de que el entrenamiento ofrecido sirviera posteriormente para colaborar con las tropas rusas (primero pertenecientes al Grupo Wagner, y ahora integradas en las fuerzas armadas rusas bajo el nombre de Africa Corps) en las agresiones contra civiles que han ido en aumento en los últimos años. Desde entonces, las actividades de las fuerzas europeas estuvieron orientadas en su mayoría hacia los campos de la ayuda humanitaria y del desarrollo social maliense. La mítica base en Koulikoro, ocupada por una mayoría de tropas españolas, cerró en junio de 2023, y la presencia europea prácticamente se vio restringida desde entonces a su estadía en el Hotel Azalaï de Bamako.

El término de la misión tiene un sabor especialmente amargo para España. Nuestro país fue el que más contribuyó en términos de tropas y de material desde que el Congreso de los Diputados autorizase en abril de 2013 el envío de un contingente inicial de 50 militares, que llegaron a ser más de 600 en el máximo apogeo de la misión. Y, de los dos militares europeos fallecidos en Mali en estos años, uno de ellos, Antonio Carrero Jiménez, era español. Incluso ahora, con sus funciones bajo mínimos, España aportaba 130 de las 160 tropas europeas estacionadas en el país. Y será el general de brigada Santiago Fernández Ortiz-Repiso, comandante de la misión desde comienzos de 2023, el encargado de poner punto y final a esta etapa. En total, España ha contribuido a lo largo de 11 años de misión con 8.300 militares que llevaron a cabo 110 proyectos y que han arriesgado a diario su vida, no sólo para mejorar la difícil situación que viven hoy los malienses, sino también para garantizar la seguridad europea, permanentemente amenazada por el yihadismo armado que representan los grupos terroristas del Sahel.

La Unión Europea, prevenida ante este final inevitable desde hace años, ya comenzó en agosto de 2023 una nueva iniciativa de cooperación militar en la región: la Iniciativa de la Unión Europea en materia de Seguridad y Defensa en apoyo a los Países de África Occidental del Golfo de Guinea. Afectará principalmente a Benín y Ghana y su primer objetivo estratégico consistirá en ayudar a desarrollar las fuerzas de seguridad y defensa de ambos países para “contener y responder a la presión ejercida por grupos armados terroristas”. Si la propaganda europea muestra la nueva colaboración con los países costeros como una victoria estratégica, la realidad es que la UE ha sufrido una estrepitosa derrota a manos de Rusia y de las juntas militares que ha obligado a trasladar a nuestras tropas desde la primera línea de frente en la lucha antiterrorista (el Sahel) hasta una suerte de retaguardia ubicada en el golfo de Guinea.

La responsabilidad recae igualmente sobre los mandos europeos que decidieron interrumpir en 2022 las actividades de entrenamiento, dando a entender que es más importante en el contexto actual dificultar las relaciones de Rusia con África, antes que facilitar las relaciones de Europa con el mismo continente. La cobertura mediática que se ha facilitado en lo referente a la misión ha sido igualmente muy deficiente. Basta con buscar en Google cuándo publicó por última vez algún medio español un reportaje “en el terreno” sobre la base de Koulikoro. Y no será por falta de interés: este periodista solicitó en tres ocasiones, entre 2021-2023, una visita a la base española para la elaboración de reportajes que ofrecieran una visibilidad necesaria sobre la actuación española en Mali. Las tres veces fue rechazado por el ministerio de Defensa, que alegó, en una primera ocasión, el riesgo existente a contraer el coronavirus; y luego, porque no podía garantizarse la seguridad de un periodista en una base donde han fallecido exactamente cero personas en diez años.

Termina una etapa y comienza otra. Termina la actuación europea en el Sahel para dar paso al golfo de Guinea. Si la EUTM Mali no fue capaz de contribuir eficazmente a la hora de frenar el terrorismo en el Sahel (que no hizo sino extenderse en el tiempo que duró la misión), se espera que los resultados sean más positivos a la hora de marcar una frontera sólida que impida el acceso de los grupos armados a la costa atlántica. Fuentes confidenciales comunicaron recientemente a este periodista que están llevándose a cabo conversaciones con los países del Sahel para desarrollar colaboraciones puntuales con España, parecidas a las fructíferas misiones de entrenamiento que desarrolló el GAR de la Guardia Civil a la hora de adiestrar a las fuerzas especiales malienses. Una alternativa ideal que todavía estaría por confirmar pero que garantizaría la continuidad de España, si no de Europa, en el epicentro de la lucha antiterrorista del Sahel.