No proliferación
El mensaje de los supervivientes de la primera bomba atómica: «Deberían venir a Hiroshima para conocer lo que ocurrió»
Los «hibakusha», galardonados con el Nobel de la Paz, responden a quienes amenazan hoy con utilizar las armas atómicas
«Era un día soleado y caluroso en Hiroshima», recuerda Park Namjoo, de 91 años, cuando se remonta al día más «doloroso» de su vida. El 6 de agosto de 1945 se dirigía en tren a la escuela junto a sus dos hermanos de 8 y 9 años. Ella, que era la mayor de una familia de inmigrantes surcoreanos de segunda generación, era la encargada de llevarles al colegio situado a las afueras de la ciudad. En mitad de la travesía que hacían a diario, alguien en el vagón señaló al cielo: «Hay un B-29 en el aire».
Namjoo revive las imágenes como algo verdaderamente atroz, incluso antes de que pudiese sentir el calor y la onda expansiva que estalló a dos kilómetros de donde se encontraba. «Todo el cielo se iluminó en una explosión. No recuerdo lo que pasó después. Alguien gritó fuera del tren», revive la superviviente. En ese instante, a las 8:15, murieron cerca de 80.000 personas de forma inmediata, a lo que se le sumarían 50.000 en los días posteriores.
La «hibakusha» (nombre que los japoneses dan a los supervivientes de la bomba atómica, galardonados con este año con el Nobel de la Paz), todavía siente el dolor de la misma manera que aquella mañana. Y reconoce a LA RAZÓN que «no puede olvidar a los niños heridos o a la gente cubierta entera de negro mientras gritaba y agitaba los brazos con la piel abrasada».
Estos recuerdos le revuelven aún más cuando se le pregunta por las amenazas nucleares que se han lanzado desde que comenzó la invasión de Ucrania. «Suele estar pendiente de las noticias», dice en su nombre Chiemi Shinagawa, graduada del Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima.
En estos más de dos años de conflicto, Rusia ha recalcado a los socios de Ucrania su poder nuclear frente a las “líneas rojas” que consideraba inaceptables en la ayuda militar. Una de las más recientes en boca del presidente Vladímir Putin en el Día de la Victoria, el pasado 9 de mayo. “No dejaremos que nadie nos amenace. Nuestras fuerzas estratégicas están siempre en alerta de combate”, aseguró. Y no ha sido la primera ni será la última.
También, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, pidió albergar armas nucleares de otros miembros de la OTAN en respuesta al traslado de las bombas del Kremlin a territorio bielorruso, con el que comparte frontera la OTAN.
La respuesta de Namjoo para ambos es la misma: «Me gustaría decir firmemente que las armas nucleares no deben utilizarse y que es absolutamente inaceptable plantearlo. Las bombas fueron lanzadas sobre civiles inocentes de Hiroshima y Nagasaki», sentencia. «Los mataron indiscriminadamente y estos bombardeos no deben repetirse jamás».
Shinagawa ha sido la encargada de transmitir la historia de Namjoo a los visitantes que se acercan a Hiroshima a conocer las consecuencias que estas armas tienen. Algo que, para ella, los líderes que abogan por utilizarlas no conocen realmente. «Deberían venir a Hiroshima para conocer lo que realmente ocurrió y lo terrible que fue», agrega Shinagawa. «No deben hablar de usar armas nucleares sin ver la realidad del bombardeo atómico».
Un mensaje que comparten la gran mayoría de los habitantes de Hiroshima. Ryuti, un profesor de secundaria en un instituto de la ciudad, estrecha la mano a cada extranjero que dice visitar el Memorial de la Paz. «Es muy gratificante para nosotros que la gente conozca de primera mano lo que pasó aquí», menciona.
Sin embargo, con el aumento de las tensiones geopolíticas en diferentes puntos del mundo, la gran mayoría de países, entre los que se incluye Japón y su pacífica diplomacia, han aumentado el nivel de alarma ante las crecientes amenazas. En el caso de los nipones, frente a Corea del Norte y China. Las armas nucleares son un tema totalmente tabú en el país. Albergarlas dentro de territorio japonés es algo totalmente inimaginable. Pese a esto, un segmento de la población más conservadora cree que frente a la amenaza que suponen Pyongyang y Pekín, se debería, al menos, plantear el debate de apoyarse en armas nucleares disuasorias de Estados Unidos.
Según una encuesta de opinión realizada conjuntamente por «Sankei Shimbun» y Fuji News Network, al comienzo de la guerra de Ucrania, casi el 85% de los encuestados expresó su apoyo a discutir (no buscar) el intercambio nuclear. Aunque estos resultados no reflejen la opinión general, ya que provienen de medios conservadores, es un hecho significativo que cierta parte de la población nipona quiera abordar este tema.
Durante mucho tiempo, Namjoo evitaba mencionar –ya que los «hibakusha» estaban vistos en la sociedad como apestados– que había sido superviviente de la bomba atómica, pero en los últimos años trata de hacer llegar su historia sirva para que otras personas conozcan el horror que supone un bombardeo de estas características. «Todo quedó destrozado. Solo se veía una fumarola blanca salir del centro de la ciudad. La gente intentaba buscar a sus familias», cierra Park Namjoo. «Lo que pasó aquí fue mucho más que un desastre».
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