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La bandera que cubrió el féretro del presidente
La familia Kennedy acostumbra a decir que no conmemoran los aniversarios luctuosos sino los nacimientos. Pero por primera vez han roto ese tabú con motivo de los 50 años del asesinato del presidente John F. Kennedy. La biblioteca que lleva el nombre del llorado estadista presenta a partir del viernes una exposición en la que se muestran algunos de los objetos icónicos del funeral de Kennedy.
Son un conjunto de piezas que hasta ahora nunca se habían exhibido públicamente.
La John F. Kennedy Library ha evitado, desde que abrió sus puertas en 1979, entrar en el luctuoso tema del magnicidio, pero los responsables de la institución, así como la familia del presidente, han pensado que era el momento de hacer una excepción. El visitante no encontrará datos sobre Oswald o Ruby, sino que se trata de plasmar el impacto que esos hechos tuvieron en la sociedad estadounidense.
Probablemente el objeto más emocionante es la bandera que cubrió el féretro de Kennedy durante su capilla ardiente, el último paseo por las calles de Washington hasta que le fue entregada a su viuda Jacqueline al pie de la tumba de JFK en el cementerio de Arlington. De la que fuera primera dama también se recoge una nota manuscrita escrita en papel de la CasaBlanca donde se apunta el encabezamiento del recordatorio del funeral: «Querido Dios, por favor cuida a tu servidor John Fitzgerald Kennedy».
No es el único texto que se encontrará el visitante de la biblioteca. Otro, igualmente significativo, es el del telegrama a Jackie de la viuda de la otra víctima en Dallas aquel 22 de noviembre de 1963: el policía John D. Tippit, supuestamente asesinado por Lee Harvey Oswald. «Puedo añadir mi solidaridad a la de todo el mundo. Mi pérdida personal en esta gran tragedia me prepara para solidarizarme más profundamente con usted», se afirma en el documento sin fecha escrito desde Dallas.
Hay algunos símbolos de aquella despedida que todavía perduran. Uno de ellos es el del caballo sin jinete, símbolo de un país que había perdido prematuramente a su presidente. La silla de montar del corcel también ocupa un espacio en la exposición.
Lo que no se encontrará en las salas es lo que para muchos es la pieza que resume esos días. Se trata del vestido rosa que Jackie lució en Dallas y acabó manchado con la sangre de su marido tras los disparos mortales. Esas ropas permanecen hoy en los Archivos Nacionales y Caroline Kennedy no permite que se exhiban.
La Casa Blanca fue el escenario de la primera capilla ardiente del presidente Kennedy antes de su traslado al Capitolio. Miles de estadounidenses mostraron sus respetos ante el líder caído, en una ceremonia que se inspiró en los funerales de Abraham Lincoln y Franklin D. Rooselvelt. Kennedy fue trasladado a Arlington, cementerio que había visitado unos días antes y que había señalado como uno de los más hermosos del país.