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Dinamarca

Islandia, capital de las mujeres

El país nórdico decreta el fin de la «brecha salarial» y multará a las empresas.

Las pioneras del hip hop islandés, el grupo formado por una docena de mujeres: Reykjavíkurdætur larazon

El país nórdico decreta el fin de la «brecha salarial» y multará a las empresas.

El Parlamento más antiguo del mundo (Althingi). El único país donde se ha juzgado a sus dirigentes por la crisis financiera de 2008 y donde sus ciudadanos se han negado a pagar las deudas de los bancos. El primer Gobierno en tener una lesbiana a su frente (Johanna Sigurdardottir) en 2009 y ahora una ecologista (Katrin Jakobsdottir). Islandia ha demostrado repetidamente en su historia ser una nación pionera y a la vanguardia de los cambios. Ahora lo vuelve a demostrar al acabar por ley con la brecha salarial. A partir del pasado 1 de enero todas las empresas públicas y privadas con al menos 25 trabajadores que no garanticen que hombres y mujeres cobren el mismo salario por realizar idéntico trabajo serán multadas.

Si bien la igualdad salarial estaba recogida como en otros países en las leyes islandesas, lo cierto es que la realidad distaba mucho del espíritu de la norma. Las mujeres del país nórdico cobran una media del 17,5% menos que los hombres. La primera ministra, la ecologista Jakobsdottir, que encabeza una coalición con conservadores y liberales desde finales de noviembre, no estaba dispuesta a esperar los 217 años que, al ritmo actual, el Foro Económico Mundial (WEF) calcula que se superará la actual brecha salarial. Demasiado tiempo incluso para el calificado como el mejor país para que viva una mujer.

«La igualdad en el sentido amplio es una parte integral de una sociedad justa. La igualdad en el mercado laboral es un aspecto importante en este sentido. Para luchar contra la discriminación salarial basada en el género cualquier compañía con 25 o más empleados deberá certificar la igualdad de salario cada año», se comprometía el Gobierno en su acuerdo de coalición. Dicho «certificado de igualdad salarial», que deberá ser renovado cada tres años, lo concederán las consultoras profesionales, que informarán del resultado de sus evaluaciones al Centro de Igualdad de Género. Las grandes empresas tendrán de plazo hasta el 31 de diciembre, mientras que la pymes (entre 23 y 89 trabajadores) dispondrán hasta finales de 2021. Se estima que la medida afectará a 150.000 trabajadores, el 80% de la fuerza laboral islandesa, y a 1.200 empleadores. Su coste supondrá apenas entre el 0,1% y el 0,3% para las empresas. Rosa Ingolfsdottir, ministra islandesa de Asuntos Sociales, hizo una llamamiento a las compañías porque «hasta ahora el coste de la brecha salarial ha recaído en las mujeres. El proceso de eliminarla será difícil, pero para conseguirlo debemos trabajar juntos y esta es una perfecta oportunidad de hacerlo».

Considerada la política más popular de Islandia, Jakobsdottir, una licenciada en Filología islandesa experta en novela negra de 41 años, llegó al Gobierno con un programa a favor del medio ambiente y de la iguladad que ponga el acento en la educación y la sanidad. Al tomar posesión se sorprendía de ser sólo la segunda mujer que llegaba a ser primera ministra en la isla. «Es muy raro, debería se la número 15 o así. Así que para rectificar esta injusticia tendría que haber 15 primeras ministras después de mí», animó a sus compatriotas. Jakobsdottir sigue los pasos de Vigdis Finnbogadottir, una madre divorciada, que fue elegida presidenta de Islandia en 1980, cuando se contaban con los dedos de una mano las jefas de Estados elegidas democráticamente. Ya sus compatriotas sorprendieron al mundo el 24 de octubre de 1975, cuando se negaron a acudir a su trabajo, hacer las labores domésticas y cuidar de sus hijos en protestas por la discriminación salarial. Ésa y otras huelgas sembraron las semillas de los frutos que disfrutan hoy.

Aunque Islandia no pertenece a la UE, sus problemas no son muy diferente a los de otros países europeos donde, según Eurostat, la brecha salarial representa un 16,3% (14,9% en el caso de España). Es decir, de media una trabajadora europea trabaja los dos últimos meses del año gratis (59 días). A la cabeza de la discriminación salarial se encuentran Dinamarca, República Checa y Estonia, mientras que la mayor igualdad la encontramos en Italia, Luxemburgo y Rumanía.

Islandia, una isla en el Atlántico Norte con 330.000 habitantes, encabeza el ranking de la igualdad de genero del WEF, seguido de sus tres vecinos escandinavos (Noruega, Finlandia y Suecia). Según dicha institución, el liderazgo islandés en la igualdad de género responde a la «acción colectiva y a la solidaridad de las defensoras de los derechos humanos, la voluntad política y herramientas como la legislación, un presupuesto de género y las cuotas». «El éxito se puede atribuir a que las mujeres asumen el poder y crean alternativas a las verdades dominantes masculinas y hacen visibles las realidades invisibles de las mujeres, sobre todo las prácticas discriminatorias, incluido el acoso y el abuso sexuales».