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Elecciones en noviembre
La UE se prepara ante un a posible segundo mandato de Trump
Los Veintisiete podrían verse solos en el apoyo a Ucrania y vivir una nueva oleada de tensiones en el seno de la OTAN
La UE comienza a mentalizarse ante una posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. Antes del receso veraniego, fuentes diplomáticas reconocían que la guerra de Ucrania iba a convertirse en una contienda marcada por la capacidad de resistencia y que Vladimir Putin quería alargar el conflicto el tiempo suficiente para agotar la paciencia de los europeos. Después de haber conseguido pasar con relativa buena nota el trance de deshacerse del yugo de los hidrocarburos rusos, fuentes diplomáticas reconocían ya hace meses que el nuevo bautismo de fuego iba a ser un posible cambio de poder en Washington.
Tras la victoria incontestable de Trump en las primarias, estos temores han ido in crescendo. A esto se une los problemas en el Congreso de EE UU para desbloquear la ayuda a Ucrania que demuestran que el auxilio al país invadido por Vladimir Putin no depende tan sólo de quién se siente en el Despacho Oval. En la cumbre celebrada este pasado jueves en la capital comunitaria, los Veintisiete llegaron a un acuerdo para otorgar 50.000 millones de euros en los próximos cuatro años para que el país pueda seguir funcionando. Tras anunciar la fumata blanca, el presidente del Consejo, Charles Michel, confió en rueda de prensa en que ahora Washington siga el mismo camino, pero no parece tan fácil.
“Los recientes acontecimientos han demostrado que la habilidad del presidente para asegurar el apoyo continuado a Ucrania es limitado. El resultado de las elecciones al Congreso serán por lo lo tanto cruciales para esto. Si consideramos todas las variables, parece poco probable que los niveles de apoyo financiero en 2025 sean igual que los que hemos visto en los primeros 14 meses de guerra. Es posible que el apoyo se corte de manera dramática”, asegura en su análisis Rachel Tausendfreund para el think tank German Marshall Fund.
Independientemente de lo que suceda en las elecciones legislativas en 2026 es evidente que el auxilio a Ucrania cambiará de manera abrupta si Trump llega a la Casa Blanca tras ganar los comicios en 2024, lo que significa que la Unión Europea deberá afrontar el apoyo en solitario. Una carga quizás demasiado pesada que puede suscitar diferencias entre los socios europeos y poner a prueba su unidad, ya deteriorada por las simpatías de Viktor Orban hacía Vladimir Putin. A esto se unen la malas noticias en el campo de batalla. La ofensiva ucraniana que comenzó el pasado verano no está dando los frutos esperados y el frente apenas se está moviendo, si bien el ejército ruso está acusando la situación y se multiplican las bajas. Esto puede debilitar también la paciencia de los estadounidenses en los meses venideros antes de la posible llegada de Trump.
El magnate norteamericano asegura que puede terminar con la guerra en Ucrania en 24 horas, lo que ha hecho que el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, haya contestado de manera irónica que “los milagros se hacen en Lourdes”.
Las diferencias sobre el apoyo a Ucrania pueden exacerbar otras tensiones ya presentes antes del inicio de la contienda como el reparto de la carga del gasto militar en el seno de la Alianza. Durante su mandato como presidente de EE UU, Trump amenazó con desafiar los pactos vigentes desde la II Guerra Mundial por los que EEUU se comprometía a salir al auxilio de los europeos a través de la cláusula de defensa colectiva ya que considera que los europeos no contribuyen lo suficiente al gasto militar. Aunque puede parecer que estas proclamas de ex presidente están pensadas para inflamar a sus votantes, altos cargos europeos aseguran que estas amenazas también han sido proferidas fuera de micrófono.
El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton ha revelado que durante 2020, Trump aseguró a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen “si Europa está bajo ataque, nunca vendremos a ayudarlos ni a apoyarlos”.
Tras la guerra en Ucrania, la Unión Europea ha roto muchos tabúes al, por primera vez, armar al país invadido con dinero común de una herramienta fuera del presupuesto comunitario, el denominado Fondo Europeo de Apoyo a la Paz y también ha establecido un plan para enviar un millón de proyectiles 155 mm a Ucrania en 12 meses, lo que supone un gran reto para la industria armamentística europea. El club creado en los estertores de la II Guerra Mundial y pensado, por tanto, para la Paz ha descubierto que debe ser capaz de plantar batalla. El problema reside en si será capaz de hacerlo a la velocidad y con la contundencia requerida. En el pasado, Francia y Alemania han mostrado diferentes puntos de vista sobre el concepto de “autonomía estratégica” , ante la posibilidad de que la creación de una auténtica Política de Defensa Europea pueda ser contraria al mantenimiento de la Alianza Atlántica, lo que conllevaría romper definitivamente los lazos con EEUU. Una posibilidad a la que Berlín se opone.
La nueva llegada de Trump a la Casa Blanca no sólo podría ser disruptiva en cuanto a la Defensa sino también, por ejemplo, en otros frentes como una posible nueva retirada de EE UU del acuerdo de París contra el cambio climático, después de que Joe Biden se uniera tras el comienzo de su mandato. La Comisión presidida por Von der Leyen ha hecho de la transición ecológica una de sus prioridades, si bien encara la recta final de su mandato con el mundo rural en contra debido a los criterios medioambientales que deben seguir los agricultores y parte de su propia fuerza política, el Partido Popular Europeo, considerando que esta transición está siendo demasiado rápida y perjudicando a ciertos sectores vulnerables. La vuelta de Trump incrementaría estas tensiones.
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