La que podía ser la adhesión más rápida de la historia de la OTAN se está convirtiendo en una carrera de obstáculos para Suecia y Finlandia por culpa de Recep Tayyip Erdogan y Viktor Oban. El último jarro de agua fría a las aspiraciones transatlánticas de los dos países nóridicos llegó el miércoles de Hungría, que volvió a retrasar el debate parlamentario sobre la ratificación del ingreso de Estocolmo y Helsinki.

El ministro de Gobernación magiar, Gergely Gulyas, anunció que el debate se pospondrá al 20 de febrero, cuando el Legislativo húngaro reinicia sus sesiones. La adhesión sueco-finlandesa ya fue excluida en octubre de la agenda legislativa, lo que provocó fuertes críticas de la oposición.

“Esta es una decisión incomprensible e injustificada”, lamentó Bertalan Toth, el diputado húngaro que intentó presentar la moción para dar luz verde a los dos países candidatos a la Alianza Atlántica. “Finlandia y Suecia son socios comprometidos de la OTAN, han estado involucrados en el programa de Asociación para la Paz de la Alianza desde 1994 y han jugado y juegan un papel activo en las operaciones de apoyo a la paz dirigidas por la OTAN pasadas y presentes”, agregó Toth.

En un intento de tranquilizar a suecos y finlandeses, el ministro de Gobiernación magiar subrayó que la ratificación “parece estar asegurado”. “Igual que podemos contar con nuestros aliados, nuestros aliados pueden contar con nosotros”, añadió Gulyas.

Un aliado de Ankara y Moscú

A pesar del opitimismo oficial, no se puede ignorar que Hungría es el mayor aliado d Turquía y Rusia en la UE, por lo que podría estar poniendo palos en la adehsión de los dos países escandinavos para recocijo de Erdogan yVladimir Putin.

Según Péter Krekó, del grupo de expertos Capital Político en Budapest, sostiene que “en primer lugar, Hungría es el estado miembro de la UE más pro Turquía, han defendido a Erdogan en una serie de temas, están a favor de la adhesión de Turquía a la UE y han enfatizado que las preocupaciones de Turquía sobre la membresía de Suecia y Finlandia en la OTAN deben ser resueltas”. en cuenta”.

Sobre Rusia, el analista subraya que “si a alguien claramente le gusta el aplazamiento de la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, es claramente Rusia”, un país sobre el que el Gobierno húngaro ha desarrollado una relación de dependencia, por ejemplo en el campo de la energía”.

Sin embargo, el mayor escollo procede de Ankara, donde Erdogan sigue exigiendo más concesiones a Suecia y Finlandia, a los que llegó de calificar de “santuarios paa terroristas”. “Mantendremos nuestra postura determinada y de principios sobre este tema hasta que se cumplan las promesas hechas a nuestro país”, insiste el presidente turco en alusión al acuerdo firmado por les tres países en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid a finales de junio.

Coincidiendo con su primera reuión con el nuevo primer ministro sueco, el conservador Ulf Kristersson, Erdogan anunció que la ratificación parlamentaria se posponía a después de las elecciones de junio.

En opinión de Paul Levin, director. del Instituto de Estudios Turcos de la Universidad de Estocolmo, “formalmente, corresponde al Parlamento turco decidir sobre la solicitud de la OTAN de Suecia, pero al final es Erdogan quien decide, y él es una persona emocional que absolutamente puede elegir castigar a su contraparte si se siente ofendido”.

Con todo, el bloqueo de Erdogan a la adhesión de Suecia y Finlandia muestra el progresivo alejamiento de Turquia de la OTAN, que se integró en la organización en plena Guerra Fría, cuando la situación estratégica del país eua una baza militar para americanos y europeos.

“Los intereses estratégicos de Turquía se han alejado cada vez más del resto de la alianza [de la OTAN]”, constata Toni Alaranta, especialista en Turquía del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, en un informe reciente.