Energía
Así se deshizo Lituania del gas ruso
La república báltica construyó en 2014 una terminal de gas natural licuado en el puerto de Klaipeda que le ha permitido dejar de depender de Moscú
Lituania pasó de depender al 100% de la energía rusa a cero. “Aseguraban que era imposible. Por lo tanto, era importante para mí, mi equipo y todo el país refutar a todos”, asegura Rokas Masiulis, el hombre detrás del proyecto.
En 2010, Masiulis consiguió un nuevo empleo con una tarea muy ambiciosa. Fue nombrado director ejecutivo de Klaipėdos Nafta, una empresa estatal que opera terminales de petróleo y gas. La misión: hacer que Lituania fuera independiente del gas ruso.
“Dado que solo obteníamos gas ruso, dependíamos al 100% de Rusia. Nuestra producción de electricidad también se basó principalmente en el gas. Era un gran riesgo, por lo que decidimos construir una terminal de GNL (gas natural licuado), explica. Detrás de la decisión también hubo un conflicto entre la república báltica y el gigante gasista ruso Gazprom durante la década de los noventa.
Lituania recibió apoyo de otros países europeos. Al mismo tiempo, había escepticismo de que el país fuera capaz de cumplir su ambicioso objetivo. “El proyecto fue recibido con gran escepticismo. Nos dijeron que Lituania era demasiado pequeña y que era dudoso que tuviéramos éxito. Todos, incluidos los medios rusos, dijeron que era imposible. Por lo tanto, era importante para mí, mi equipo y todo el país refutar a todos”, explica Masiulis en una entrevista a la televisión pública sueca SVT.
En 2014, menos de tres años después de que se pusieran en marcha los planes, el barco “Independence” estaba listo en el puerto de Klaipeda. Se convirtió en una historia de éxito, no solo financiera sino también política”, subraya el ex director ejecutivo de Klaipėdos Nafta, quien se convirtió en ministro de Energía el mismo año.
Actualmente, Lituania importa gas natural de, entre otros, Noruega, EE. UU. y Qatar. La terminal también suministra gas licuado a Estonia, Letonia y Finlandia.
Lituania ha seguido importando una pequeña cantidad de gas ruso, pero en abril el país báltico se convirtió en el primero de la UE en detener todas las importaciones. La presión para independizarse del gas ruso ha aumentado y ahora más países están buscando soluciones similares, incluidos Alemania, Italia y Países Bajos. “Siempre nos hemos preguntado por qué más personas no han llegado a la misma conclusión” concluye Masiulis.
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