Mosul
El amor en los tiempos del Estado Islámico
Las flores y regalos típicos por San Valentín han desaparecido de Mosul, ciudad iraquí tomada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) que este año ha sustituido las muestras de amor por la sangre del conflicto y el terrorismo.
El Día de los Enamorados se vive en la segunda ciudad de Irak con amargura, a escondidas de los que han impuesto un califato por las armas y mediante una interpretación radical del islam.
El EI considera que esa fiesta es una tradición occidental y, por lo tanto, un "pecado", por lo que celebrarla sería para sus seguidores como "cometer abiertamente el mal", explica un comerciante del centro de Mosul, Salem al Musuli.
En una conversación teléfonica con Efe, este dueño de una tienda del centro de la ciudad que normalmente vendía regalos de San Valentín indica que el EI les ha prohibido esa celebración "o cualquier otra que se le parezca".
Como consecuencia, comenta, las calles de la ciudad han aparecido hoy vacías de los habituales detalles decorativos, ya que se retiraron de las tiendas todos los productos que solían llenar los escaparates en esta fecha.
El EI "amenazó con duros castigos a quienes no obedezcan esa orden, tanto a los que venden como a los que compran", apunta Al Musuli, que agrega que tampoco se ha podido surtir de productos por el actual cerco que el Gobierno central iraquí ha impuesto a Mosul, lo que impide la entrada de cualquier tipo de mercancía.
Las fuerzas iraquíes se están preparando para liberar en los próximos meses la ciudad, capital de la provincia septentrional de Nínive y en manos de los yihadistas desde junio pasado.
Mientras que la celebración del Día de los Enamorados está vetada en las zonas controladas por el EI, la situación es diferente en aquellas partes que permanecen libres.
En la ciudad de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, la lucha constante contra el EI fuera de las fronteras de esa región autónoma no ha impedido a sus habitantes pasar hoy una jornada un poco más festiva.
Los mercados y tiendas brillaron con el color rojo, que podía verse en los regalos expuestos y los globos que colgaban en varios barrios de Erbil, sobre todo en los de mayoría cristiana, como la zona de Ainqaua.
Los comercios estuvieron abarrotados de personas que hacían sus compras de última hora para el Día de los Enamorados, entre ellas jóvenes de Mosul que se han visto obligados a desplazarse al Kurdistán huyendo de la violencia.
Aus Hasu, procedente de la localidad de Al Hamdaniya, de la que escaparon sus habitantes cristianos ante el acecho de los yihadistas, confiesa a Efe que ha ahorrado algo de dinero para comprarle a su pareja un regalo, aunque ahora estén separados.
"A pesar de que la guerra nos haya separado, he decidido celebrar San Valentín con ella en la distancia, ya que la guerra no impide el amor", afirma el joven, que acostumbraba a celebrar todos los años este día por todo lo alto.
Asimismo, se mostró seguro de que algún día volverá con ella a su casa y recordarán "todo el sufrimiento, pero también la celebración de una jornada como hoy".
Los sentimientos de alegría chocan con la tristeza que experimentan los desplazados, que intentan superar sus problemas y disfrutar, aunque sea un poco, de una fiesta como es la del amor.
La iraquí Um Seif al Tai, de 35 años y desplazada de Mosul, prefiere este año intercambiarse las felicitaciones con su marido sin que haya regalos de por medio "debido a la tristeza y las condiciones de vida"que llevan.
Al Tai, a quien antes le gustaba dar paseos para ver las tiendas decoradas de rojo, subraya a Efe que San Valentín tiene ahora un "sabor distinto".
"Estamos lejos de nuestra querida Mosul, donde está nuestra gente, nuestra familia, nuestros amigos y todos nuestros recuerdos", sostiene.
Además, expresa su solidaridad con sus compatriotas que viven "bajo el gobierno criminal del Estado Islámico"y bajo los bombardeos aéreos de la coalición internacional contra ese grupo, que -opina- "ya no diferencia entre civiles y yihadistas".
El conflicto ha dejado también todo tipo de amores rotos, como el de Shaima Mohamed, que perdió en los combates a su novio, un oficial de las fuerzas armadas iraquíes.
"El amor es la vida y es el amor a la nación lo que nos ha traído hasta aquí y lo que se ha llevado a mi amor", apunta la joven, que muestra su esperanza de que, a pesar de todas las dificultades, el Día de los Enamorados también sea un "mensaje para el mundo por la paz, el perdón y la armonía".
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