Nuevo presidente
Daniel Noboa jura como presidente de Ecuador y sucede a Guillermo Lasso
El nuevo presidente ecuatoriano toma posesión con el reto de pacificar un país convulsionado. La corrupción y el crimen organizado amenazan al "Nuevo Ecuador" que promete Noboa
El nuevo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, anunció este jueves el inicio de “un nuevo Ecuador” en su toma de posesión como presidente ante la Asamblea Nacional del país suramericano.
“Hoy inicia el Nuevo Ecuador. Estamos listos para este nuevo reto, para trabajar por el bienestar del país y restablecer la paz de las familias ecuatorianas”, publicó el nuevo presidente en su perfil de la red social X antes de dirigirse al palacio legislativo en Quito.
Allí llegó en medio de fuertes medidas de seguridad, un recordatorio del principal problema al que tendrá que hacer frente este joven empresario que tendrá de mandato solo los 17 meses que le quedaban antes de expirar al de su predecesor, Guillermo Lasso.
Ecuador, hasta hace pocos años uno de los países más seguros de América Latina, se ha deslizado en los últimos años por una espiral de violencia y crimen organizado que ha puesto en jaque a las instituciones del país.
El asesinato en Quito del candidato presidencial Fernando Villavicencio el pasado agosto conmocionó al país y puso de manifiesto la impunidad con la que operan los grupos criminales, pero supuso solo la gota que colmó el vaso. Los ecuatorianos se han acostumbrado a las noticias de motines carcelarios que terminan con decenas de muertos y Guayaquil, una de las principales ciudades, se ha convertido en campo de batalla de las bandas de narcotraficantes.
Con 35 años, Noboa se convirtió ayer en el presidente más joven del país, tras imponerse a la candidata del expresidente RafaelCorrea contra pronóstico en las últimas elecciones presidenciales. Para muchos, en Ecuador su capacidad como gestor empresarial se ha convertido en el mejor aval para hacer frente a la epidemia de corrupción en el aparato estatal, donde hace tiempo ya que operan los tentáculos de los grupos criminales.
Pero Noboa no lo tendrá fácil. En primer lugar, por el corto tiempo con el que cuenta. Como Lasso no agotó su mandato, tendrá apenas un año y medio para llevar a la práctica su programa de regeneración. A eso se suma las dudas en torno a la eficacia de las instituciones del Estado, como puso de relieve el asesinato de los siete sicarios colombianos a los que se había acusado de la muerte de Villavicencio mientras se encontraban recluidos en prisiones de máxima seguridad.
La ola de violencia no ha dado visos de detenerse y el nuevo presidente no puede contar con que vaya a haber una tregua. Un reciente informe del Observatorio Ecuatoriano sobre el Crimen Organizado estima que las muertes violentas en el país este año podrían exceder las 7.000.
El otro frente prioritario para el nuevo presidente Noboa, que gobernará en principio con el apoyo del correísmo en virtud de un pacto poselectoral, será la economía. Más de 323.000 ecuatorianos están desempleados según las estadísticas oficiales y más de un 50% de la economía se sustenta en el trabajo informal. El crecimiento del PIB del 1,5% que se espera para este año y del 0,8% en 2024 no bastará para que se creen empleos de manera significativa y revela que la economía está frenando.
Aun así, Noboa tiene una oportunidad. Si su mandato sirve al menos para reducir los niveles de violencia y la población percibe mejoras en si situación y que el nuevo presidente es un político diferente, tal vez pueda presentarse a una reelección a la que la Constitución sí le permite optar.
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