5 de noviembre
¿Cómo será el Estados Unidos de Kamala Harris, la primera mujer presidenta?
La candidata demócrata promete reducir el coste de la atención médica y prohibir el aumento de los precio de alimentos básicos en un giño a la clase trabajadora
¨Mi presidencia será diferente¨, dijo Kamala Harris esta semana frente a miles de personas con una imponente Casa Blanca a sus espaldas, ¨porque los desafíos que enfrento son distintos¨ a los que había hace cuatro años. Con estas palabras Harris remarcaba que a si llega a la Casa Blanca, tiene una agenda propia lista la cual se perfila de corte tradicional ¿Cuáles son las posturas que adoptará la candidata demócrata ante los desafíos que podría enfrentar como primera mujer presidenta de EE UU?
En economía, Harris ha prometido ayudas de hasta 6.000 dólares a las familias de clase media que tengan hijos en su primer año de vida, además de la construcción de más viviendas y beneficios de hasta 25.000 para la compra de la primera casa. La vicepresidenta también ha asegurado que reducirá el coste de la atención médica y prohibirá el aumento de los precios en los alimentos porque quiere una economía de oportunidades para todos y abrir camino para que más estadounidenses puedan llegar a un nivel de vida medio. ¨Cuando la clase media es fuerte, EE UU ¡es fuerte¨, dijo en su discurso durante la Convención demócrata. Ha dicho que no aumentará los impuestos a nadie que gane menos de 400.000 dólares anuales, pero presionará para que los más ricos enfrenten lo que ella llama un ¨impuesto mínimo para multimillonarios¨, que afectaría a propietarios de un patrimonio neto superior a los 100 millones de dólares (alrededor del 1% de los contribuyentes). En un intento de atraer a los votantes de estados clave como Nevada y copiando la fórmula de su rival republicano, Harris ha prometido eliminar los impuestos sobre las propinas, que en este país completan el salario de muchas profesiones, sobre todo en la hostelería.
La demócrata no ha especificado si impondrá nuevos aranceles, pero durante la administración de Joe Biden se han mantenido la mayoría de las tarifas a los productos extranjeros impuestas durante la era de Trump. Sí podría haber cambios en el acuerdo pacto comercial entre México, Canadá y EE UU, el `T-MEC´, que ella siempre ha considerado ¨no suficiente para proteger a nuestro país y a nuestros trabajadores¨. También ha pedido aprobar una serie de medidas que ayuden a las pequeñas empresas e impulsen la fabricación made in US.
Los estadounidenses estarán muy atentos a su respuesta al conflicto en Medio Oriente. Si bien es cierto que Harris ha sido más crítica que Biden con la conducta de Israel en Gaza y ha expresado mayor empatía con los palestinos, no está claro si alterará el apoyo diplomático y armamentístico a Benjamín Netanyahu, porque también ha dicho que Israel ¨tiene derecho a defenderse¨. En lo que a las relaciones con China se refiere, mantendrá la misma línea que su predecesor, ¨anteponiendo siempre los intereses de EE. UU.¨ y siendo consciente, como Biden, de que una separación de las dos economías es complicada a no ser que ambas estén de acuerdo. Bajo el mandato de Harris, el país seguirá dentro de la OTAN y apoyando a Ucrania para repeler la invasión rusa ¨sin importar el tiempo que dure la guerra¨.
Con ella es muy posible que el país siga dentro del Acuerdo de París, al que volvió en 2021 después de que se fuera con Trump en 2020. El cambio climático es una ¨amenaza existencial¨, ha dicho la demócrata, pero de momento no ha presentado un plan detallado que explique cómo abordará esta cuestión. Se espera que continúe apoyando las diferentes versiones de energía limpia, como la eólica y solar y los coches eléctricos.
Su gran talón de Aquiles posiblemente sea la crisis migratoria. Durante su campaña en las primarias del partido mostró una visión mucha más progresista, pero ha ido tomando un tono conservador que pasa por tratar de convertir en ley un acuerdo bipartidista que ya ha desplegado 1.500 agentes en la frontera sur y podría endurecer los requisitos para convertirse en refugiado de EE. UU., además de imponer sanciones a los reincidentes que prohíben entrar al país durante 5 años. Los republicanos la acusan de cambiar de opinión en lo que respecta al polémico muro fronterizo. Aunque en el 2019 lo calificó de ¨inútil¨ y dijo que era ¨un símbolo¨ que se oponía a ¨todo lo que valoro¨ y a ¨los valores fundamentales de este país¨, ahora apoya la financiación del proyecto. Un giro de guion que se aprecia en otros aspectos y de los que ella es consciente, por eso en la Convención de agosto hizo mucho hincapié en que ¨mis valores no han cambiado¨, después de que se la acusara de haber virado hacia el centro en asuntos clave como levantar la mano a la prohibición de la fracturación hidráulica o apoyar Medicare (un seguro médico federal que ahora solo cubre a personas mayores de 65 años o menores con condiciones especiales) para todos.
Su gran eje central será la defensa de los derechos reproductivos de la mujer. Se ha propuesto restaurarlos en el país tras la derogación del fallo Roe vs. Wade. Desde entonces, Harris ha emprendido una ruta por EE. UU. abogando por el acceso al aborto legal y seguro. Para este objetivo, tiene un buen aliado, su compañero de fórmula Tim Walz convirtió el estado del que es gobernador, Minnesota, en el primero en aprobar una ley que protegiera el derecho de la mujer interrumpir su embarazo después de la derogación de la Corte Suprema.
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