Acuerdo de Viernes Santo
El bloqueo político y el terrorismo amenazan la paz en Irlanda del Norte 25 años después
Protestantes y católicos llevan más de un año sin lograr formar Gobierno, mientras los grupos paramilitares vuelven a las calles. Biden se reunirá el martes con el primer ministro Rishi Sunak
El `lobby´ irlandés históricamente siempre ha tenido un gran poder en Washington. Y en la era de Joe Bien cobra si cabe una mayor importancia. Con raíces irlandesas en ambos lados de su árbol genealógico, el presidente norteamericano siempre se ha interesado por la región. De ahí su visita la próxima semana para conmemorar el 25º aniversario del Acuerdo de Viernes Santo. Tras arduas negociaciones que involucraron tanto a Washington como Londres y Dublín, el 10 de abril de 1998 católicos y protestantes sellaban la paz en Irlanda del Norte con un pacto que ponía fin a un sangriento conflicto de tres décadas en las que más de 3.500 personas perdieron la vida, entre ellos 52% civiles.
Biden se reunirá el martes con el primer ministro Rishi Sunak. Pero la visita no incluirán finalmente una parada en Stormont, sede del parlamento `autonómico´. Durante un tiempo, se llegaron a organizar visitas para que la prensa extranjera fuera testigo de cómo los políticos norirlandeses habían sido capaz de dejar a un lado sus diferencias para tratar cuestiones como educación o sanidad. Y, sin embargo, ahora reina el silencio más absoluto. El aniversario del Acuerdo de Viernes Santo coincide con uno de los momentos de más inestabilidad en Belfast.
Católicos y protestantes están obligados a gobernar en coalición. Pero desde hace más de un año no hay Ejecutivo autonómico debido a las tensiones provocadas por los nuevos controles aduaneros que hay que ejecutar tras el Brexit. Londres y Bruselas han cerrado un nuevo pacto -el Acuerdo de Windsor- que reduce considerablemente los chequeos. El nuevo marco también incluye una herramienta que permitirá a la Asamblea de Belfast objetar ante la futura legislación comunitaria que se deberá seguir aplicando en Irlanda del Norte a fin de proteger el mercado único.
El pacto ya ha sido aprobado por Westminster y la UE. Sin embargo, sigue sin ser aceptado por los unionistas protestantes del DUP, que no quieren que la provincia británica quede ahora con un estatus diferente al del resto del Reino Unido.
Las celebraciones por el 25 aniversario del Acuerdo de Paz quedan por lo tanto empañadas. Porque a la parálisis política, se suma también ahora el incremento del nivel de amenaza terrorista, que pasa de ser de “sustancial” a “grave”, el segundo más alto en una escala de cinco. En marzo de 2022 se había reducido, por primera vez en doce años. Sin embargo, el intento de asesinato en febrero del agente John Caldwell, una de las figuras más destacadas de la Policía de Irlanda del Norte, obligaba esta semana a los servicios de inteligencia del MI5 a reconsiderar la situación. El agente recibió varios disparos por dos encapuchados mientras estaba fuera de servicio y entrenaba un equipo de fútbol juvenil. Todo bajo la presencia de su hijo. Sigue ingresado y sufrirá secuelas de por vida. La Policía advierte que los grupos republicanos disidentes están planeando más ataques coincidiendo con la llegada de Biden.
Nada tiene que ver la Irlanda de 1998 con la de ahora. Desde la firma de la paz, la convivencia entre católicos y protestantes (aunque con tensiones) se ha transformado. Al igual que la economía -el PIB se ha duplicado- gracias a la inversión externa, comercio, turismo e inversión en infraestructura, un nuevo marco que ha aumentado la prosperidad, la esperanza de vida y ha atraído la llegada de nuevos residentes.
Sin embargo, la actividad tanto de los grupos disidentes republicanos como las bandas de unionistas radicales vinculadas con el narcotráfico se ha incrementado en medio de la crisis por ausencia de Ejecutivo.
Durante la mayor parte de los `Troubles´ (como se conoce al sangriento conflicto), el `IRA Provisional´ fue el grupo paramilitar republicano más grande e influyente. Pero en las décadas de 1980 y 1990, el grupo terrorista y su brazo político, el Sinn Fein, comenzaron a tomar medidas que finalmente llevaron a un alto el fuego y al apoyo del Acuerdo del Viernes Santo, que entre otros, establece que Irlanda del Norte seguirá siendo parte del Reino Unido hasta que la mayoría del electorado vote por un cambio.
De ahí que el hecho de que el Sinn Fein se convirtiera en las últimas elecciones autonómicas de mayo del año pasado en la formación más votada, por primera vez en la historia, fuera tan simbólico.
Los miembros del `IRA Provisional´ que se opusieron al Acuerdo de Paz formaron nuevos grupos, como el `IRA de Continuidad´, el `IRA Real´ y, más tarde, el `Nuevo IRA´. Siguieron comprometidos con el uso de la violencia para tratar de lograr una Irlanda unida, algo que el Sinn Féin lleva condenando durante muchos años. Todos las fuerzas políticas condenan las acciones de los disidentes. De momento, Downing Street ha dado otra extensión a los partidos norirlandeses para formar Gobierno de coalición en Belfast. Los plazos se han ampliado hasta el 18 de enero de 2024. Si para entonces continúa el bloqueo se convocarán nuevas elecciones anticipadas en una región que ha evolucionado enormemente en estos últimos 25 años, pero sigue sin encontrar su plena estabilidad.