La andadura de Kamala Harris para convertirse en la primera mujer presidenta de la historia de Estados Unidos parece que ha llegado a su fin, después de que el director de su campaña, Cedric Richmond, saliera al escenario de la Universidad Howard para decirle al público que la vicepresidenta “no hablará esta noche sino que lo hará mañana, muchas gracias por vuestro esfuerzo y confianza”, certificando así la más que posible derrota de la candidata demócrata. Inmediatamente, las últimas esperanzas de los asistentes se han venido abajo y el campus universitario se ha vaciado en cuestión de minutos.

“Es un golpe muy duro, me siento traicionada por mi propio país, temo al futuro”, explica Rebecca, una joven estudiante. “Estoy devastado, realmente creía que este era el principio de una etapa dorada”, dice Roberto, un hispano que trabaja en una frutería de Washington. “Los inmigrantes deben estar aterrados como yo lo estoy ahora”, añade. A falta de los resultados finales, el expresidente Donald Trump ha vencido en los estados de Georgia y Carolina del Norte, así como tiene una ligera ventaja en Pensilvania, con lo que las matemáticas electorales requerirían de un milagro para que la candidata demócrata tenga una oportunidad de convertirse en la nueva inquilina de la Casa Blanca.