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Defensa

La invasión de Ucrania obliga a la OTAN a prepararse para las nuevas amenazas

Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en Europa a más de 100.000 efectivos desde el 24 de febrero

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en Tokio el pasado miércoles Eugene HoshikoAP

“Estamos entrando en una nueva era de nuestra defensa colectiva con exigencias a la OTAN que no veíamos desde el final de la guerra fría”, explica el general estadounidense Matthew Van Wagenen, nombrado en junio para dirigir el despliegue operativo de la Alianza Atlántica. “Me preguntan por qué no se hicieron los ajustes hace veinte años. Pero hace veinte años Rusia, lo crean o no, era vista como un socio”, recuerda. Tampoco todos compartían la sensación de amenaza. La OTAN debe ahora repensar su defensa a través del prisma de una posible guerra.

Desde el 24 de febrero, la organización ha revivido la sensación de urgencia. El cuartel general supervisa los mandos “de teatro” u “operativos” de la OTAN, ya se trate de la vigilancia de espacios marítimos (Mar Báltico, Mediterráneo u Océano Atlántico) o aéreos, y misiones en el flanco oriental desde Europa. También deberá desarrollar la nueva “familia de planes” que la Alianza necesita para adaptarse al nuevo entorno de seguridad que ha surgido con la invasión de Ucrania. En la jerga de la OTAN, esta “familia de planes” hace referencia a las opciones militares del mando en caso de crisis o conflicto, atentado terrorista o ruso, ya que estas son las dos amenazas reconocidas por la Alianza. Sucede a los planes de “respuesta graduada” preexistentes.

“Estamos en el proceso de implementar y desarrollar una familia de planes que describen cómo opera la Alianza en tiempos de paz, crisis y guerra para brindar defensa colectiva”, explicó el general Christopher Cavoli a mediados de enero. Estas opciones se integrarán en la planificación militar de cada país aliado. Especialista militar experimentado en Rusia, el general Cavoli también está al mando de las tropas estadounidenses estacionadas en Europa. Nadie discute el liderazgo estadounidense dentro de la OTAN. Los planes de la alianza están diseñados para adaptarse a sus capacidades, pero también a sus prioridades. Desde la invasión de Ucrania, Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en Europa a más de 100.000 efectivos, que sigue siendo considerablemente inferior a los 300.000 efectivos que había en el continente en 1989.

Titulado “Defender y disuadir”, los nuevos planes de la OTAN se derivan de las conclusiones de la Cumbre de Madrid del pasado mes de junio. Desde entonces, los militares han estado trabajando para ponerlos en acción. “Lo primero que hacemos es escuchar las expectativas de las treinta naciones, en materia de defensa, y llegar a un acuerdo. Pero esa es la magia de la Alianza. Funciona como un matrimonio: requiere comprensión, pero también aprender a ponerse de acuerdo en los desacuerdos”, explica. Podrían adoptarse en la próxima Cumbre de Vilnius en julio.

Durante la Guerra Fría, la anticipación aliada se centró en el combate terrestre en caso de una invasión rusa, al tiempo que conservaba la última opción de disuasión nuclear, realizada principalmente por Estados Unidos. En 2023, los planes deberán ser “multidominio, multicampo”, es decir articular las luchas “en tierra, en el mar, en el aire, en el espacio y en el ciberespacio”. El concepto se hereda del pensamiento estratégico estadounidense. “Deben poder adaptarse a las amenazas asimétricas”, subraya el general Van Wagenen. Gracias a su avance, Estados Unidos conserva un privilegio. Los ataques híbridos plantean un desafío particular porque son más difíciles de detectar y atribuir. Esta decisión es asunto de los Estados.

“Estos planes son de carácter defensivo”, insiste el general Van Wagenen. “Son adaptables y, hasta cierto punto, regionalizados”, dice. Desde 2014 y después del 24 de febrero, la OTAN ha desplegado ocho batallones avanzados en el flanco oriental de Europa, en los países bálticos, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumanía. El mando de operaciones de la OTAN cuenta con 43.000 soldados, una veintena de barcos y cientos de aviones. Estos números son parte de la fuerza de reacción rápida de la OTAN, que será reformada. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, fijó una meta de 300.000 en junio.