Guerra
Francia, Polonia y Países Bajos se abren a enviar cazas a Ucrania
Mientras que Joe Biden y Olaf Scholz muestran su rechazo a ofrecer aviones de combate al Ejército ucraniano
Una vez más, los aliados de la OTAN vuelven a deshojar la margarita sobre qué tipo de armamento enviar a Ucrania. Roto el tabú de los tanques, todo indicaba que la posibilidad de proveer a Kyiv con cazas F-16 iba a materializarse más tarde o más temprano. El problema radica en que las reservas de los misiles ucranianos se están agotando y que los F-16, al estar equipados con misiles aire-aire con radares protegidos electrónicamente, pueden ayudar a que el Ejército ucraniano se defienda en igualdad de condiciones frente a los ataques indiscriminados del Ejército ruso.
Las resistencias son muchas y los «noes» de Washington y Berlín están marcando este debate. Aunque hay otros países mucho más proclives como Francia, Polonia y Países Bajos, en las últimas horas la prudencia ha sido la nota dominante. Parece que la máxima es presionar sin que se note y no tensar la cuerda demasiado, por el miedo a que acabe rompiéndose en un momento especialmente difícil.
«No», aseguró este lunes rotundo el presidente de EE UU, Joe Biden, sin dar explicaciones y sin abrir la puerta siquiera levemente al envío de cazas F-16, cuando los periodistas le preguntaron. Una réplica casi idéntica al «Nein» alemán de los últimos días, en lo que parece un frente unido de Washington y Berlín que, sin embargo aleja al canciller Olaf Scholz de su tradicional aliado europeo: Francia. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha sido mucho más comedido y no ha descartado de manera categórica esta opción, aunque ha comenzado a poner condiciones. Para Macron resulta fundamental que los cazas se utilicen para defender al pueblo ucraniano y no para avanzar en territorio ruso, como modo de que Moscú no interprete este paso como una entrada directa en el conflicto.
Si bien Países Bajos en el pasado había dejado la puerta abierta al envío de cazas, el primer ministro Mark Rutte ha querido aclarar esta semana que no se han producido solicitudes formales y que proveer a Kyiv de estas aeronaves sería un «paso muy grande». Polonia, uno de los países que más presionó a Berlín para el envío de los carros de combate Leopard, ahora prefiere escudarse en la necesaria coordinación con el resto de los aliados de la OTAN. «De momento, no hay conversaciones oficiales sobre la transferencia de F-16 polacos a Ucrania», declaró ayer a la agencia AFP el viceministro de Defensa polaco, Wokciech Skurkiewicz. La industria armamentística cree que, al igual que sucedió con los tanques, los «noes» son tan solo un preludio de los «síes».
El fabricante Lockheed Martin ha anunciado que aumentará la producción de F-16 ante la posibilidad de que los aliados decidan suministrárselos a Kyiv. En verano, el Congreso de EE UU ya aprobó una partida de 100 millones de dólares para entrenar a pilotos ucranianos en el manejo de estos cazas y desde noviembre, el Ejército de Ucrania seleccionó a sus pilotos más preparados para recibir este tipo de instrucción, que puede llegar a abarcar seis meses.
En todo caso, este debate vuelve a dejar a París y Berlín en orillas opuestas. Mientras, Alemania prefiere quedar guarecida bajo el manto protector de EE UU y no tomar decisiones en solitario, la soberanía estratégica europea promulgada por Francia puede quedar sepultada en el olvido. Si bien hace una semana, París y Berlín escenificaron su amistad e intentaron hacer olvidar las profundas discrepancias de los últimos meses –entre ellas un polémico viaje de Scholz a Pekín en solitario–, lo cierto es que la guerra en Ucrania ha vuelto a dejar de manifiesto la diferente manera de ver el mundo de los dos países en ámbitos como la energía y la defensa.
Este viernes se celebrará en Kyiv una cumbre Ucrania-UE, lo que conllevará a que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo, Charles Michel, se desplacen hasta el país en guerra. Aunque este encuentro no está inicialmente pensado para hablar de armamento, parece imposible que las autoridades ucranianas no aprovechen la cita para hacer un nuevo llamamiento.
Las rotundas declaraciones de Biden se produjeron después de que el digital Politico publicara a través de funcionarios anónimos que el Pentágono estaba considerando enviar cazas, aunque la decisión final no estuviera tomada.
En realidad, el debate lleva vigente desde hace meses cuando los ataques con misiles se multiplicaron. Pero a pocos días de que se cumpla el primer aniversario del comienzo de la contienda y las tropas de Vladimir Putin parecer estar resarciéndose de algunas derrotas de los últimos meses, el Gobierno de Volodimir Zelenski ha vuelto a implorar este tipo de cazas de fabricación estadounidense, pero que poseen una cincuentena de países, que podrían acabar enviando estas aeronaves aunque Berlín y Washington no lo hagan.
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