Caos
Pakistán acusa de terrorismo al ex primer ministro Khan
Los simpatizantes del ex mandatario se agolpan frente a su casa y prometen luchar si finalmente es detenido
El ex primer ministro paquistaní Imran Khan, que sigue movilizando a sus seguidores en su pugna por retomar el poder, fue inculpado ayer por incitación al terrorismo. Las acusaciones presentadas contra Khan llegaron tras un incendiario discurso pronunciado el sábado en Islamabad, donde prometió demandar a altos mandos policiales y a una jueza. Además, alegó que un estrecho colaborador suyo fue torturado tras ser arrestado.
Los cargos presentados contra Khan añaden más leña al fuego en Pakistán, donde la tensión política amenaza con provocar un estallido social de imprevisibles consecuencias. La lucha de poder entre el actual Ejecutivo, liderado por Shehbaz Sharif, y el ex «premier» Khan –apartado del poder tras perder una moción de confianza en abril–, se agravó tras los cargos presentados ayer en su contra.
El informe policial detalla que los comentarios del ex primer ministro suponen un intento ilegal y deliberado de intimidar a la judicatura del país y a la Policía. Según Fawad Chaudhry, alto cargo del partido Tehreek-e-Insaf, Khan seguía ayer en Islamabad y todavía no fue arrestado. Por ahora, evitó hacer comentarios públicos respecto a los cargos que le imputan.
Tras difundirse la noticia, cientos de seguidores acudieron al domicilio de Khan para mostrarle su apoyo, mientras el ex «premier» mantenía encuentros privados en el interior del inmueble. Desde su formación, ya avisaron que promoverán concentraciones masivas por todo el país si finalmente lo acaban arrestando. Además, prometieron combatir los cargos presentados contra su líder en las cortes judiciales. Tras la primera acusación de la Policía, un magistrado debe ordenar que la investigación continúe, y posteriormente el acusado podrá ser detenido e interrogado.
El juez Ali Javed, que dijo estar presente en la polémica manifestación de Islamabad, señaló que Khan criticó abiertamente al inspector general de la Policía paquistaní y a otro juez. «Debéis preparaos, tomaré acción contra vosotros. Deberíais estar avergonzados», afirmó presuntamente ante sus simpatizantes. Por ello, podría afrontar una pena de varios años de cárcel si se le imputa el cargo de sedición, una pena vigente en el país desde los tiempos coloniales británicos. Anteriormente, ya se le imputaron otros cargos menores por sus recurrentes críticas al Gobierno actual, pero hasta ahora no fue detenido.
Khan, que asumió el poder en 2018, prometió tras la toma de posesión que modificaría el sistema político paquistaní, donde tradicionalmente el poder se repartía entre clanes familiares. No obstante, sus detractores le acusaron de estar apoyado por el Ejército, que controló el país durante buena parte de su joven historia. La Justicia paquistaní, que dirimirá el futuro de Khan, también tiene una larga historia de politización, con frecuentes luchas de poder entre la Armada, el Gobierno y las fuerzas opositoras.
Pese a la incertidumbre acerca de su futuro, el carismático Khan preserva su tirón político. En julio, su partido venció en las elecciones de Punjab, la provincia más poblada de Pakistán, y este mes obtuvo otro exitoso resultado en Karachi, el pulmón económico del país. Analistas locales coinciden en destacar que el líder imputado por terrorismo es más fuerte políticamente ahora que tras su destitución en abril.
Ante la posibilidad de un inminente retorno al poder, las autoridades están cortando las alas a Khan y a sus seguidores. La autoridad reguladora de telecomunicaciones vetó retransmitir sus discursos en directo, y varios periodistas próximos al ex primer ministro reconocieron sufrir amenazas.
Shahbaz Gill, colaborador de Khan, fue encarcelado por emitir comentarios contra el Ejército durante un directo televisivo. Desde su independencia hace 75 años, Pakistán ha estado sumido en la inestabilidad política y continuos golpes de estado militares. Aunque el poder recae en gobiernos civiles, el Ejército sigue siendo el principal poder en la sombra, con enorme influencia sobre el «establishment» político. Khan, que podría acabar en prisión, sigue defendiendo que el Ejército orquestó una conspiración para arrebatarle el poder.