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Misiones en el exterior

La UE rediseña su estrategia en el Sahel frente a la injerencia rusa

Tras la entrada de mercenarios del Grupo Wagner en el país africano, Francia ha retirado a sus tropas del terreno mientras la Unión Europea reorganiza su misión

Un militar español adiestra a un soldado maliense en la misión de entrenamiento de la UE en Mali EMAD

Estas últimas semanas se ha generado un halo de suspense en torno a la continuidad de la misión europea en Malí. La Misión de Entrenamiento de la Unión Europea en Malí (EUTM por sus siglas en inglés) fue creada en enero de 2013 bajo petición del gobierno maliense para formar a las Fuerzas Armadas del país en su lucha contra el yihadismo. En torno a 1.100 efectivos de 22 países europeos (con especial contribución española, que aporta la mitad del contingente) realizan ahora el quinto mandato de la misión, cuyo final se ha estimado para mayo de 2024 y que actualmente atraviesa uno de sus momentos más impredecibles. Francia anunció el 17 de febrero que retiraría de Malí a sus tropas destinadas para la “Operación Barkhane” y, sorpresa, ha sido el Grupo Wagner quien les ha tomado el relevo a 5.400 kilómetros de Kiev. Suceso este que ha provocado un vuelco en la situación del histórico país africano. Desde Bruselas, nadie parece dispuesto a sufrir los costes ni los retrasos ni los líos que traería un traslado del mando de la misión de la EUTM a Uagadugú o Niamey.

Una suspensión a medias

11 de abril de 2022: el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, anunció en una rueda de prensa la suspensión “reversible” de algunas de las tareas de formación que realiza la EUTM, tras hacerse pública la noticia de una matanza de 300 civiles a manos de militares malienses en el centro del país. Se supone la participación de mercenarios rusos en este acto atroz. Borrell propuso la posibilidad de reanudar las tareas de formación, siempre y cuando las Fuerzas Armadas malienses sigan las normas del Derecho humanitario y con la condición añadida de que cesen los acuerdos de colaboración entre el Gobierno de Malí y el Grupo Wagner. Tanto desde Bruselas como en el propio terreno se duda mucho que esta última condición vaya a cumplirse. Algunos países con un peso importante en la misión, como es el caso de Alemania, ya están planteándose su retirada de Malí.

Acto de despedida del Contingente EUTM MALÍ XX en la Base El Empecinado, en ValladolidICALAgencia ICAL

Sin embargo, la misión de la UE en Malí está lejos de acabar. Aunque se han detenido los entrenamientos a soldados malienses, prosiguen todavía las formaciones a los propios entrenadores malienses, al igual que las tareas de formación relacionadas con la desactivación de artefactos IED (Improvised Explosive Device), el desarrollo de la logística y de las comunicaciones militares. Siempre con vistas a que el Ejército maliense alcance una plena autonomía en el futuro. La Unión Europea no ha suspendido la misión. A causa del mapa cambiante del panorama geopolítico en el Sahel, se ha visto obligada a rediseñar su estrategia, quitando de un lado para poner en otro y garantizar así un cumplimiento satisfactorio de la EUTM. Tanto es así, que se ha previsto regionalizar la misión y ampliarla a otros países del G-5 Sahel que sufren el acoso yihadista. Próximamente aumentarán los adiestramientos en Burkina Faso, Níger y, quizá, más adelante, también en Mauritania según fuentes oficiales. Solo ayer partió de Valladolid un nuevo contingente generado por la Brigada “Galicia” VII, que desplegará en el marco de la rotación semestral que ya es rutina en Malí. En 2023 se espera además que el mando de la misión recaiga sobre un español.

(Cabe a resaltar que la marcha de Francia como respuesta a la entrada de los rusos no se debe directamente a la guerra en Ucrania, aunque existe una correlación entre ambas. No solo porque la retirada se anunció el 17 de febrero de 2022, sino porque los rumores sobre una salida francesa en cuanto aparecieran mercenarios rusos en Bamako llevaban meses, si no años, mascándose con furia en la vibrante ciudad. El Kremlin ha desarrollado durante años una campaña de desinformación dirigida a la población maliense, que llega machacada y que ha sido en realidad quien ha pedido a gritos el cambio de supervisor. Una campaña que se definiría como francófoba aunque respetuosa en gran medida con la misión de Europa).

Zona conflictiva en Malí a mediados de junio.Antonio Cruz

Fuerzas combinadas

La presencia española en Malí puede rastrearse siguiendo el caudal del río Níger. Nuestras tropas se encuentran desplegadas en el Cuartel General de Bamako y en las posiciones de Koulikoro, Segou, Mopti-Sevaré (una de las zonas más calientes por estas fechas) y Gao, donde también se reúnen una importante fuerza de Naciones Unidas y los últimos elementos del Ejército francés en retirada.

Es importante diferenciar la misión de la EUTM en Malí (Unión Europea, formación y entrenamiento en la lucha contra el terrorismo, 1.100 efectivos), la Operación Barkhane”(Francia, lucha activa contra el terrorismo, 4.000 efectivos antes del comienzo de su retirada) y MINUSMA (Naciones Unidas, mantenimiento de la paz, 16.000 efectivos). Aunque las tres misiones se comunican entre sí, la retirada de una no implica que ocurra lo mismo con el resto. Prueba de ello son las bajas sufridas en cada una de ellas. Mientras la misión europea ha sufrido dos bajas en casi 10 años, con la última sucedida en 2018, las fuerzas de la ONU (compuestas principalmente por efectivos de Chad, Bangladesh, Egipto y Senegal) han reportado 260 fallecidos desde el inicio de MINUSMA, que ha sido denominada como la misión más mortífera de las Naciones Unidas hasta la fecha.

Malí no es Afganistán

Voces críticas con la misión califican la EUTM en Malí de una suerte de Afganistán, aunque los mandos españoles desplegados en el terreno repiten sin dudarlo que las diferencias entre el país asiático y el africano son abismales. Para empezar, aquí nunca han sucedido ataques “green on blue”, los ataques de soldados afganos a instructores occidentales que adquirieron una fama mortífera en Afganistán. Los malienses, aunque recelosos con las tropas francesas a causa de su pasado colonial, aprecian la ayuda europea y saben diferenciar entre una y otra misión. La necesaria integración de milicias tuareg en el ejército, aunque irregular por las deserciones, se ha sobrellevado con un relativo éxito; al igual que se percibe aquí un patriotismo y una unión entre las Fuerzas Armadas malienses que nunca llegó a vislumbrarse en Afganistán. La doctrina militar maliense, muy similar a la francesa, facilita también una correcta y respetuosa formación de las tropas, aunque la intromisión del Grupo Wagner hace peligrar la cohesión entre los entrenamientos efectuados por los europeos y los mercenarios rusos.

Los resultados de EUTM Malí ya se han probado. Armados con material traído desde Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Alemania, China e incluso España, los efectivos malienses aumentan poco a poco su capacidad militar: que se traduce en una capacidad operativa mayor y un descenso del número de bajas en combate. Recordemos que la estabilidad del Sahel es fundamental no solo para el correcto desarrollo de la región, sino también para garantizar la seguridad de las fronteras europeas frente a la amenaza yihadista. Y desde Bruselas son conscientes de esto.

Puesto en palabras de Ahmoud, un comerciante local asentado en Bamako: “los puestos de la calle han cambiado la venta de banderas francesas por banderas rusas, pero la verdad que nunca he vendido banderas europeas”. Entonces es definitivo, Francia sale y Rusia entra, mientras Europa, si aguanta el chaparrón de los próximos meses y juega sus cartas con manos ágiles, se quedará. Inshalla.