Sanciones
La lluvia de millones de euros que la UE le ha pagado a Putin desde que comenzó la guerra
Borrell asegura que Europa ha entregado 35.000 millones de euros a Rusia por suministro energético, mientras que solo ha dado 1.000 millones a Ucrania para su defensa
Las importaciones rusas de gas y petróleo que Moscú sigue suministrando al club comunitario son la principal fuente de financiación para sufragar la mortífera maquinaria de guerra del Kremlin, tal y como resaltó ayer el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, en el hemiciclo europeo de Estrasburgo. " Hemos dado a Ucrania 1.000 millones de euros, que puede parecer mucho, pero 1.000 millones es lo que damos a Putin cada día. Desde que empezó la guerra, le hemos dado 35.000 millones de euros”, aseguró el político español en referencia a los fondos que los Veintisiete han desembolsado para armar al ejército ucraniano con el fin de que pueda defenderse de la invasión rusa, frente a las importaciones de gas y petróleo.
El Ejecutivo comunitario presentó este martes una nueva propuesta en la que se incluye el embargo al carbón ruso, lo que puede suponer –según los cálculos de la Comisión Europea- una pérdida de4.000 millones de euros de ingresos anuales para el Kremlin. A pesar de esto, esta iniciativa es mucho menos ambiciosa que la que propugnan los miembros del club europeo partidarios a de atacar al línea de flotación de la economía rusa y que cuentan entre sus filas a las tres repúblicas bálticas y Polonia.
En el comunicado emitido este martes, la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen abrió la puerta a incluir el petróleo en una nueva ronda de sanciones, pero no mencionó el gas. En el debate ante el Parlamento Europeo ayer, la política alemana subrayó que los castigos no han terminado y aún quedan balas en la recámara. “Estas sanciones no serán las últimas. Sí, hemos prohibido el carbón, pero ahora tenemos que mirar el petróleo y tendremos que mirar los ingresos que Rusia obtiene de estos combustible fósiles”.
Sus palabras fueron refrendadas por el presidente del Consejo Charles Michel. “Creo que las medidas al petróleo e incluso al gas serán necesarias antes o después”, expuso el político belga. Alemania, la tradicional locomotora europea, es uno de los principales focos de oposición a la hora de tocar los hidrocarburos de los que depende fuertemente su economía, aunque parece que su resistencia se va aflojando en cuánto al petróleo. Rusia suponía el 55% del consumo de este gas en Alemania antes de la guerra y al cierre del primer trimestre esta cifra ascendía al 40%. En cuanto a la media de los países europeos, los Veintisiete tan sólo producen un 10% de y del 90% que llega a través de países terceros, el 40% proviene de Rusia. Para terminar con esta fuerte dependencia, la Comisión Europea presentó un plan para reducir en dos tercios a finales de año el suministro de este hidrocarburo, con Estados Unidos como proveedor alternativo de gas licuado a través de barcos metaneros. Por su parte, Alemania también está afrontando su propia revolución energética y presentó a finales de marzo un nuevo plan para con el que pretende reducir el consumo de carbón ruso este próximo otoño y ser casi independiente respecto al crudo. En cuanto al gas, los milagros no existen y Berlín calcula que necesitará dos años para conseguir una dependencia 0 respecto a Moscú.
Las intenciones de Von der Leyen y Michel chocaron ayer con la oposición del primer ministro húngaro, reelegido este domingo, Viktor Orban. Conocido por sus posiciones tradicionalmente cercanas al Kremlin, Orban se negó ayer en redondo a incluir el petróleo y el gas en una nueva ronda de castigos. Una postura que resquebraja la unidad mostrada hasta el momento por las cancillerías europeas y que complica avanzar en este terreno, ya que para imponer sanciones se necesita la unanimidad y un solo país tiene capacidad de veto.