Desinformación

Lo que no cuenta la propaganda rusa sobre Ucrania

Desde el inicio de la invasión, la retórica de Moscú se ha centrado en desprestigiar a la nación ucrania con todo tipo de esperpénticos discursos

MEX6797.CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO), 28/02/2022.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, muestra un video del presidente de Rusia, Vladimir Putin, hoy durante su conferencia matutina en Palacio Nacional en Ciudad de México.
MEX6797.CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO), 28/02/2022.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, muestra un video del presidente de Rusia, Vladimir Putin, hoy durante su conferencia matutina en Palacio Nacional en Ciudad de México.Sáshenka GutiérrezAgencia EFE

Una de las armas más útiles para cualquier ejército (y no hablo de ahora sino de los ejércitos de hace miles de años tanto como los de hoy) tan útil como una cabeza nuclear o trescientos tanques apuntando a una capital, ese arma que todos los gobiernos cultivan durante la guerra con una pasión desaforada es la propaganda.La propaganda es genial porque no existen tratados internacionales que delimiten dónde sí y dónde no se puede disparar la propaganda, la propaganda sobrevuela las tierras aradas con explosivos atravesando océanos y las cordilleras más famosas. En estos momentos la propaganda rusa toca Ucrania y Polonia y España y Estados Unidos, el mundo entero, con una eficacia y una certeza tal, que todavía en España podemos encontrar opiniones que apoyan los actos del mismo hombre que está atacando nuestra Europa.

El alcance de la guerra de Ucrania en el resto del planeta no se limita a factores económicos o sociales porque la propaganda rusa bombardea sin piedad como hacen las bombas en Kiev.

Ucrania es un Estado ficticio

En el discurso donde Vladimir Putin anunció la invasión de Ucrania, pudimos escuchar al mandatario ruso calificar a Ucrania de un “Estado fallido” y de un “Estado ficticio” que dibujó casi de chorra el lapicero de Lenin. Siguiendo la misma retórica que utilizó para anexionarse la Península de Crimea en 2014, justificó (y sigue justificando) parte de su ataque en la necesidad de reestructurar el modelo Ucraniano según los ideales históricos de Moscú. En el imaginario de Putin flota la idea de que, lo que una vez fue conquistado por Rusia, por fuerza pertenece para siempre a Rusia.

En realidad, Ucrania, al igual que la propia Rusia, nace del imperio eslavo conocido como Rus de Kiev (que nombra a un país y a la capital del otro) que se extendió en la alta Edad Media desde Finlandia hasta el centro de la actual Ucrania, pasando por Bielorrusia, los estados Bálticos y el territorio de la actual Rusia hasta Moscú. De este Rus de Kiev, que vivió sus conquistas y sus guerras propias a lo largo de los siglos, nacieron todos estos países que ahora Rusia considera como legítimamente suyos, porque Rusia considera que ella es el legítimo Rus de Kiev. Que Rusia fuera un imperio desde el siglo XVIII hasta finales del XX también contribuyó a crear un carácter imperialista entre su población que, aparentemente, todavía se mantiene. El Rus de Kiev y batallitas que ocurrieron hace más de mil años no dejan de ser un medio de propaganda bastante común en muchos lugares y con argumentos tan sólidos como la ceniza de quienes los sostienen. Es como si Italia nos conquistase porque, claro, ya nos conquistó Roma antes.

Putin quiere detener el genocidio ucraniano en Donbás

Yo estuve en Donbás antes del 24 de febrero. En el frente. He visto los combates y las explosiones me han dado calorcito en la cara. En Donbás nunca hubo un genocidio sino una guerra simple y llana entre los separatistas de Donbás y el Ejército ucraniano. Si Putin realmente hubiera querido acabar con este enfrentamiento, solo tendría que haber dejado de enviar armamento a lo separatistas en algún momento de los últimos 8 años. No es un genocidio porque las bombas también caían del lado separatista y las ráfagas de ametralladora las escupían también desde su lado de la frontera. No es un genocidio porque el Ejército ucraniano nunca entró en los últimos 8 años en las zonas rebeldes para sacar a rastras a los enemigos. No es un genocidio cuando disparas a matar porque te dispararon antes. Es una guerra, muy dolorosa para los afectados en ambos lados, sin duda. Pero llamarlo genocidio es una burla a los judíos y camboyanos que realmente sufrieron suertes del estilo, además de una falta de respeto a la capacidad operativa de los propios separatistas del Donbás.

Los ucranianos son nazis

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Que los rusos señalen a los ucranianos como nazis tiene su origen en los tiempos de la ocupación rumana durante la Segunda Guerra Mundial. Entonces los ejércitos rumanos, aliados con Hitler, fueron los encargados de conquistar Ucrania para saciar los deseos del Führer. La resistencia de las tropas soviéticas en Ucrania fue terca y apoteósica, hasta que Stalin decidió dar por perdida la región y ordenó la retirada hacia el interior de Rusia. Algunos ucranianos colaboraron a partir de entonces (no antes) con los invasores rumanos, y los rusos que impusieron el comunismo en Ucrania tras una sangrienta guerra civil en la década de los años 20, no comprendieron como existían personas que recibieran con cierto alivio a quien les “salvó” de los comunistas. Los ucranianos no eran nazis sino que algunos de ellos colaboraron con los nazis por mero odio a los comunistas. Y ya nos enseñó el Maestro Kenobi que solo los extremistas utilizan el discurso de “si no eres de los míos, eres de los suyos” y por si alguien no lo sabe a estas alturas, los malos de la película siempre son los extremistas.

Además apoya su opinión en las brigadas de protección civil ucranianas que ya han demostrado los últimos días su enorme utilidad a la hora de hacer frente al enemigo. El nacimiento de estas brigadas ocurrió en 2014, cuando diversas bandas con una ideología de extrema derecha se organizaron en grupos de resistencia improvisados y destacando en la mayoría de los combates que ocurrieron en la región de Donbás. El gobierno ucraniano facilitó desde entonces su integración en el ejército (el batallón Azov es el ejemplo más conocido), entre no pocas quejas de diferentes sectores de la población ucraniana. Que ya no se queja de esta decisión, claro. Las ideologías han desaparecido en Ucrania bajo la nube de la guerra.

Pero la propaganda rusa es poderosa. Para limpiar la mancha del nazismo hace falta venir a Ucrania y conocer de primera mano la situación del país: la mayoría de los integrantes que se adhirieron a estos grupos a partir del 2014 solo son civiles cuyo único interés escapa de las ideologías partidistas y se centra en un nacionalismo motivado en exclusiva por la amenaza Rusa. Putin justifica su ataque en el nacionalismo ucraniano que creció tras los primeros ataques de Putin. Pero, ¿de verdad que alguien va a justificar el sufrimiento de 40 millones de personas por una ideología que no supera los 10.000 inscritos?

Propaganda rusa, sí, coherencia, no. Que no te la cuelen.