Juicio
Misteriosa, seductora y “peligrosa”: así es “madame” Ghislaine Maxwell, la socia de Epstein acusada de tráfico sexual
La ex pareja y socia del magnate Jeffrey Epstein se enfrenta a 35 años de cárcel si es declarada culpable de captar a adolescentes para prácticas sexuales con su amigo
Ghislaine Maxwell era mucho más que la ex pareja del magnateJeffrey Epstein, el poderoso empresario amigo de políticos que se suicidó en una cárcel en 2019 tras ser acusado de organizar camas redondas, orgías y otras bacanales con niñas de hasta 14 años. Seductora, misteriosa y calculadora, Ghislaine fue durante años pareja, amiga y socia del famoso millonario. Ahora, ella se enfrenta a un juicio acusada por un tribunal de Nueva York de captar y convencer a menores de edad para que Epstein y sus amigos abusaran sexualmente de ellas. Pero, quién es Maxwell y por qué ocupa un papel estelar en los turbios asuntos que rodean al millonario norteamericano.
Ghislaine, de 59 años, nacida en Francia, es hija del controvertido empresario Robert Maxwell,diputado y propietario de Mirror Group. La devoción que el progenitor profesaba por la menor de sus nueve hijos era tal que la puso al frente club de fútbol Oxford United, propiedad de la familia. El patriarca de la familia bautizó su yate como Lady Ghislaine en honor a su hija. La mala fortuna hizo que el padre falleciera en 1991 cuando se cayó por la borda del yate en una travesía cerca de las islas Canarias. La muerte del magnate puso sobre la mesa un escándalo financiero al descubrirse que faltaban 460 millones de dólares de los fondos de pensiones de las empresas del padre.
Sumida en el descrédito y tras una pérdida considerable del patrimonio, Ghislaine encontró en la figura de Jeffrey Epsteinun sustituto de su padre.Del flechazo y amor platónico, la pareja evolucionó a una relación de amistad, como si fueran dos socios unidos por la complicidad personal que se había establecido.
Juntos vivieron rodeados de lujo y muy cerca del poder político, en especial de personajes como el ex presidente Bill Clinton y el cofundador de Microsoft Bill Gates. El príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II, mantuvo una relación muy estrecha con la pareja desde 1999 y actualmente está acusado en otro caso en Nueva York por una de las supuestas víctimas del empresario. Las sospechosas actividades de la pareja habían salido a cuentagotas desde hacía años. De hecho, aparecen en documentos judiciales en 2009. Pero todo se derrumbó en 2019, cuando Epstein fue declarado culpable de delitos sexuales.
La acusación que recae en el juicio apunta a que explotó sexualmente a chicas jóvenes a las que manipuló entre 1994 y 2004 para entregarlas a Epstein. Cuatro de esas mujeres que aseguran haber sido víctimas de estos abusos han aportado su testimonio para el juicio. Una de ellas,Virginia Giuffre,ha acusado a Maxwell de contratarla para trabajar como masajista de Epstein a la edad de 15 años, cuando era ayudante de vestuario en el hotel lujoso de Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump. “Ghislaine controlaba a las chicas. Era como la madame”, dijo Sarah Ransome en el programa BBC Panorama. El propio Trump fue amigo de la pareja. De su relación con Epstein dijo en el pasado: “Es un tipo estupendo. Es muy divertido estar con él. Dicen que le gustan las mujeres hermosas tanto como a mi, y muchas de ellas caen del lado más joven. No hay dudas sobre eso. Jeffrey sabe cómo vivir la vida”.
La caída de Ghislaine fue todo menos épica. Sabedora de que la policía le seguía los talones, decidió esconderse hasta que en julio de 2020 los agentes del FBI la localizaron y fue detenida. Ella se declaró inocente, se le negó la libertad bajo fianza y permanecerá bajo custodia hasta el inicio del juicio este lunes en Nueva York. La Fiscalía ha retratado a Maxwell como una “mujer peligrosa” que engañó a niñas “para que Epstein abusara sexualmente de ellas”.
La ayudante del fiscal Lara Pomerantz arrancó la acusación contando el relato de una de las cuatro principales testigos: “Os quiero hablar de una joven llamada Jane”, una chica de 14 años a la que supuestamente Epstein y Maxwell cautivaron para abusar de ella, dijo. Usaban un patrón con todas las adolescentes. Primero se acercaban a las jóvenes, “muchas de las cuales eran de familias a las que costaba llegar a fin de mes” y, después, “se ganaban su confianza, les daban esperanzas y les prometían el mundo” ofreciéndoles becas, viajes y contactos. “Les hacían creer que sus sueños se harían realidad”, que podrían ser actrices, modelos, músicas, pero todo “era un engaño”.
Según Pomerantz, una vez ganada su confianza, Maxwell comenzaba a hablarles abiertamente de sexo hasta que acababa convenciéndolas para que le hicieran un masaje a Epstein. “Pero el masaje era una excusa para que Epstein las tocara” y acabara “abusando sexualmente de ellas”. En algunos de esos encuentros, según la Fiscalía, Maxwell estaba presente y llegaba a participar activamente. Estos abusos tuvieron lugar en las casas que Epstein tenía en Florida, Nueva York, Islas Vírgenes, Santa Fe (Nuevo Mexico) y París (Francia).
Esta manera de actuar cambió a partir del año 2000, cuando supuestamente Ghislaine -que se enfrenta a una condena de 35 años de prisión si es declarada culpable- empezó a pagar a chicas para que realizaran los masajes e incluso para que captaran a otras jóvenes. “La acusada jugó un papel esencial en la trama. Sabía exactamente lo que hacía, era peligrosa, estaba preparando niñas para un depredador”, subrayó Pomerantz, que recordó que Maxwell tiene seis acusaciones en su contra, cuatro de ellas relacionadas con el transporte de mujeres sexualmente y dos de ellas de tráfico sexual de menores.