Historia
Italia acoge a Sharbat Gula, la niña afgana que retrató Steve McCurry
La pequeña retratada en 1985 en un campo de refugiados en Pakistán tiene ahora 49 años y un futuro lejos de los talibanes
Su intensa mirada dio la vuelta al mundo gracias a una foto de Steve McCurry que se convirtió en portada de National Geographic y en un símbolo del drama de los afganos martirizados por las guerras. Sharbat Gula, la niña retratada en 1985 en un campo de refugiados en Pakistán, tiene ahora 49 años y un futuro lejos de los talibanes, después de que el Gobierno de Mario Draghi anunciara que la mujer había llegado a Roma, en el marco del programa italiano de evacuación, recepción e integración desde Afganistán.
Como muchos otros afganos, Sharbat Gula había solicitado ayuda internacional para abandonar su país después de que los talibanes se hicieran con el control el pasado agosto, tras la salida de las tropas estadounidenses. Italia fue uno de los países más implicados en la operación de la OTAN en Afganistán, junto a Estados Unidos, Turquía, Reino Unido y Alemania. Y tras la caída de Kabul, el país transalpino evacuó a más de 5.000 afganos, convirtiéndose en el país de la UE que más ciudadanos afganos consiguió sacar. En un comunicado, las autoridades italianas aseguraron haber recibido numerosas peticiones apoyando la petición de Gula para salir de Afganistán.
Steve McCurry retrató a la joven con 12 años en un campo de refugiados afganos en Pakistán para ilustrar el drama que se vivía en el país asiático, invadido en ese momento por la Unión Soviética. Sin embargo, no fue hasta 2002, cuando el fotógrafo regresó a la región, que se conoció su identidad. “Los ojos eran los mismos, tenía la misma cicatriz en la nariz. No tuve ninguna duda de que aquella era la misma chica que había retratado años antes”, contó el fotógrafo estadounidense después de localizarla.
Gula tenía entonces 30 años. De etnia pastún, la mujer había pasado toda su vida entrando y saliendo de campos de refugiados desde que con 6 años, y huérfana de padres, atravesó las montañas con su abuela y sus cuatro hermanos huyendo de la guerra. Casada con 16 años, había dado a luz a cinco hijos, uno de los cuales no consiguió sobrevivir. El mismo destino que sufrió su marido, fallecido como consecuencia de una hepatitis C que ella misma padecía.
En 2016, Gula fue arrestada por vivir en Pakistán con documentación falsa. Entonces el presidente afgano, Ashraf Ghani, prometió que le entregaría una vivienda en Kabul para que pudiera vivir con “dignidad” en su país natal. Amnistía Internacional condenó su expulsión y la calificó de “grave injusticia”.