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Coronel Martínez Soriano, jefe del contingente español en Mali: “Aquí hay muchos tipos de terrorismo pero también numerosas luchas interétnicas”

Se cumplen nueve años desde que comenzó la misión EUTM-Malí coordinada por las fuerzas armadas de diversos estados miembros de la Unión Europea

El Hotel Azalai en Bamako (Malí) hace años que no recibe huéspedes ordinarios. Desde que el gobierno maliense pidió ayuda a la Unión Europea y a Francia en 2012, para detener la amenaza yihadista que se extendía como una mancha imborrable por toda la región, este hotel sirve exclusivamente como cuartel general para las fuerzas armadas europeas que prestan servicio en el país africano, muy cercano a Europa y, por tanto, de una importancia clave para mantener la estabilidad en la región del Sahel. Nueve años después del comienzo de la misión EUTM-Malí coordinada por la Unión Europea, entramos en el Hotel Azalai, cumplimentamos todos los protocolos de seguridad y hablamos con el Coronel Jesús Martínez Soriano, Deputy Mission Commander del contingente europeo.

¿Cómo definiría al ciudadano de a pie la misión del Ejército español en Malí?

Estamos ayudando al ejército de Malí a que pueda desarrollar sus capacidades. Es decir, les asesoramos, les entrenamos y también les damos formación específica en determinados dominios. Esta misión lleva aquí desde el año 2013 y ahora estamos cumpliendo el quinto mandato. Esto significa que no empezamos desde cero. La misión ya tiene un recorrido relativamente largo, eso sí, con sus vaivenes, como ha sido el coronavirus, y nuestra intención es mantener un ritmo adecuado mientras avanzamos en las distintas acciones que lleven al ejército maliense a alcanzar su objetivo, que no es otro que ofrecer seguridad a sus ciudadanos. Básicamente estamos aquí para ayudar.

¿Qué utilidad tiene esta misión para los españoles?

Solo tenemos que mirar el mapa para comprenderlo. El mayor interés de España siempre ha estado en el sur. Las Fuerzas Armadas desarrollaron hace años el concepto de “frontera avanzada” y nuestra preocupación siempre ha estado en los países del sur. España, y Europa en su conjunto, tiene un gran interés en generar estabilidad y riqueza en estos países para evitar que sus habitantes se vean obligados a migrar hacia el norte. Aunque no se pueden poner puertas al campo, debemos conseguir que la gente se quede en su país, que es donde son felices, con sus familias y en su entorno. Y para ello hay que crear las condiciones de seguridad adecuadas. Al final, la seguridad está en el principio de todas las cosas. Si tú no tienes seguridad básica, ya sea física o jurídica, es muy difícil que prosperen el resto de las actividades. Ese es el interés mayor de España y de todo Europa. Y la frontera de Malí está muy cerca de nosotros, de Ceuta, Melilla y las playas de Cádiz….

¿Hasta cuándo se tiene pensado que dure la misión?

Esta es una de las tres misiones de entrenamiento que está realizando la Unión Europea y pronto comenzará una cuarta en Mozambique. Y el objetivo siempre es el mismo, que consiste en entrenar a las fuerzas armadas de diferentes países para que sean capaces de proporcionar la seguridad adecuada a sus ciudadanos. Ahora estamos en el quinto mandato de la misión, desde mayo de 2020, y será el más largo de todos porque se prolongará durante cuatro años, hasta mayo de 2024. ¿Esto qué quiere decir? Pues que hay una apuesta de futuro en la Unión Europea para incrementar su presencia en la zona. Este quinto mandato nos abre además las puertas a otros países del G5-Sahel: inicialmente Burkina Faso y Níger, y luego, si las condiciones del futuro lo permiten, también en Mauritania y Chad. Ahora también se van a discutir en Bruselas unas propuestas para construir bases europeas en Sevare (centro del país) y Bamako, que nos concede una visión de cinco o diez años de permanencia en este país.

Soldados españoles durante un curso de entrenamiento a fuerzas malienses.Ejército de Tierra

¿A quién se enfrenta el ejército maliense en este caso?

Aquí hay terrorismos de muchos tipos pero también hay numerosas luchas interétnicas por todo el país. Si miramos la Historia del país en los últimos 30 años podemos ver que han ocurrido enfrentamientos de todo tipo entre etnias del norte y del sur, los ganaderos y los agricultores, los tuaregs del norte, etc. Y últimamente se ha incorporado a todo esto el componente islámico con Al Qaeda y sus ramas esparcidas por esta región… es complejo. En torno al 30% o 40% de las muertes que ocurren aquí son a causa de las luchas interétnicas o a manos de estos grupos terroristas que están intentando amedrentar a la población. Esto es a lo que el ejército de Malí se tiene que enfrentar ahora. Nosotros ya nos hemos venido dando cuenta durante los últimos meses que la amenaza de los explosivos improvisados está aumentando, y una de las cosas que hemos conseguido es concienciar a los malienses y poner en marcha cursos que les permitan identificar mejor este tipo de amenazas, así como reaccionar a ellas.

¿Cómo se desarrolla la relación entre la población local y los militares españoles destacados en zonas rurales?

Personalmente los malienses me parecen gente encantadora, agradable, felices con lo que tienen, siempre nos saludan, nos sonríen… y nosotros procuramos favorecer, mediante la cooperación cívico militar, la imagen de nuestras fuerzas entre la población local. Apoyamos determinados proyectos para mejorar la vida de la gente porque eso, precisamente, a medio o largo plazo, nos garantiza el apoyo y la simpatía local hacia nuestra misión. Nuestros vehículos siempre llevan la bandera española y allí donde vamos, como por ejemplo en Kulikoró, que es donde más presencia española tenemos, estamos intentando ganarnos el corazón de los malienses mediante pequeños proyectos: una escuela, un pozo de agua, unas letrinas. Pequeñas cosas que permiten que la vida de ellos sea un poco mejor y que consigue que asocien la bandera española con amigos. Eso procuramos, al menos a largo plazo.

¿Reciben nuestras fuerzas de seguridad algún tipo de instrucción previa para lidiar con el aspecto cultural de su misión? ¿Cómo nos aseguramos de que actuarán adecuadamente ante una situación de tensión, teniendo en cuenta el evidente contraste cultural entre el español y los mande?

En España la preparación de las misiones es un asunto muy regulado y muy bien marcado desde hace tiempo. Desde comienzos de los 90, cuando España empezó a ir de misiones, nuestro país tiene una gran experiencia en misiones internacionales. El entrenamiento está muy bien estructurado y todo nuestro personal recibe sesiones de muchos tipos, entre ellas culturales. Pero sabemos que no es lo mismo vivir en el país a que te lo cuenten. Entonces, por ejemplo, se realizan reconocimientos de la zona antes de venir. Además contamos a nuestro favor que el carácter del soldado español es más amigable y siempre está dispuesto a ayudar, entonces a los españoles se les hace más fácil, quizá por una predisposición cultural, a relacionarse con culturas diferentes a la nuestra.

¿Hay una cooperación efectiva entre el contingente europeo y el ejército maliense?

Cada vez que interactuamos con ellos o hablamos con ellos, siempre nos citan con mucho cariño y agradecimiento. Valoran las actividades que hacemos y, de hecho, cada vez que hacemos una actividad de la índole que sea terminan por pedirnos más. Piensa que ellos no son del todo conscientes de lo que necesitan. Viven una situación muy difícil, están en guerra constante contra el terrorismo en un país inmenso y con unas fuerzas armadas muy reducidas. Entonces la situación de las Fuerzas Armadas malienses es compleja y es dura. Pero insisto, cuando los mandos ven el rendimiento inmediato que se produce en sus tropas, en seguida nos piden más. Podemos decir que hemos entrado en una fase virtuosa donde nos piden cada vez más, y ahora el problema es que no tenemos entrenadores suficientes para cubrir todas la necesidades que nos piden. La misión tiene un techo de personal y nos vemos obligados a priorizar los objetivos, sobre todo ahora que hemos empezado a realizar cursos de entrenamiento con Burkina Faso.

Montaje de convoy de columna a Sevaré.Ejército de Tierra

¿Cómo responde el ejército maliense al entrenamiento que recibe de nuestras fuerzas de seguridad?

El entrenamiento que se da en el ejército maliense para rellenar las unidades y enviarlas al norte es muy básico, entonces podemos decir que responden bien, teniendo en cuenta que partimos casi desde cero y cualquier cosa que les demos es útil. Además tenemos informes que nos proporcionan los franceses o MINUSMA y que dicen que los malienses cada vez están mejor preparados para el combate. Dicho esto, nos gustaría tener más tiempo de entrenamiento con ellos y todo es mejorable, evidentemente. Nosotros estamos en contacto con el Estado Mayor maliense para procurar alargar esos tiempos de entrenamiento. Como visión positiva me gustaría decir que vamos mejorando. Poco a poco, pero vamos mejorando.

De todos modos, no tiene que ser nada fácil entrenar a las tropas para combatir un enemigo tan versátil en un territorio tan variado y extenso.

Sí. Además, aunque ha costado tiempo, la Unión Europea ha aceptado que hay que hacer algo más. No basta solo con entrenar. Hasta el momento la UE había sido muy reticente a la hora de proporcionar materiales adicionales y ya últimamente, con la nueva aproximación que se ha llevado en materia de defensa y seguridad, ahora sí que hay proyectos que van un paso más allá para proporcionar tipos de material a las fuerzas armadas malienses. Hay iniciativas bilaterales entre naciones concretas pero también un impulso de la UE para proporcionar más asistencia a las fuerzas armadas de los países de la región.

Teniendo en cuenta la proximidad de Malí a Europa, y la importancia en el control de fronteras, ¿no cabe que esta misión sea también de control de fronteras?

Si has visto las fronteras, podrás deducir que el ejército maliense controla lo justo. Pero nosotros no entramos ahí. Nuestra misión consiste en asesorar, entrenar y formar a las fuerzas armadas malienses. Además esta misión es de un mandato no ejecutivo, lo que significa que nosotros no acompañamos en el combate al ejército maliense. Nos limitamos a orientarles, a abrirles puertas y ventanas para que vean que las cosas pueden hacerse de otro modo, quizás mejor, si nos escuchan. Pero siempre evitamos imponer, porque imponer no ayuda: hay que convencer, estimular, descubrirles que ellos son capaces de arreglar las cosas.

Dicen que la situación en Malí es completamente diferente a la recién sucedida en Afganistán. ¿Por qué?

Creo que nunca puedes decir que algo va a ocurrir o no. La Historia nos ha mostrado siempre que las cosas que no iban a ocurrir, han ocurrido, y viceversa. No conociendo Afganistán, creo que la situación no es comparable. Primero por la idiosincrasia de los pueblos. El pueblo maliense, concretamente la parte sur, está menos radicalizado. Y por el otro lado no tienes el grupo talibán, sino grupos de bandidos que no componen una fuerza estructurada. No hablamos de 50.000 talibanes, sino de 5.000 (como mucho) juntando todas las bandas desplegadas en la zona. La mayor similitud que podemos encontrar entre Malí y Afganistán quizá sea que en ambos lugares hubo o hay presencia internacional, pero el resto de las circunstancias, insisto, sin haber estado en Afganistán, desde mi punto de vista, son muy diferentes en uno y otro lugar.