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Caos en Kabul
Los talibanes bloquean la huida de los afganos
Los yihadistas prohíben a la población civil acceder al aeropuerto, mientras empiezan a dar forma a su Emirato Islámico con los primeros nombramientos
Poco a poco los talibanes comienzan a dar forma a la suerte de estructura de poder que dirigirá el nuevo emirato islámico de Afganistán. Ayer los fundamentalistas anunciaron los nombres de los ministros de Finanzas, Interior y Educación interinos. Los nombramientos se producen cuando en teoría los fundamentalistas trabajan en el establecimiento de un gobierno «inclusivo» y tres días después de la llegada a Kabul del cofundador de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar –quien mantuvo el lunes una reunión secreta con el director de la CIA–, para trabajar con los mandos integristas en la capital en la formación del nuevo gabinete.
Además, los mandos talibanes han designado también a otras figuras de la nueva administración del Estado: los responsables de los servicios de Inteligencia y del Banco Central, así como de la gobernación y la alcaldía de Kabul. Según la cadena local Ariana, los nuevos cargos ya trabajan en la ejecución de sus planes para Afganistán. Según medios locales, al frente del Ministerio de Educación estará Sakhaullah y Abdul Baqi será responsable de la cartera de Alta Educación. El nuevo ministro del Interior será Sadr Ibrahim y Gul Agha, de Finanzas. El mulá Shirin será gobernador de Kabul y como alcalde capitalino ejercerá Hamdullah Nomani. Finalmente, el nuevo jefe de la Inteligencia será Najibullah.
Con todo, los talibanes podrían estar esperando para hacer pública la composición del conjunto del ejecutivo a la salida definitiva de las tropas extranjeras, fijada en la fecha del próximo 31 de agosto. A una semana de la fecha límite y tras pedir en las últimas horas a los afganos que dejaran de acudir al aeropuerto internacional de Kabul y demandar a las autoridades estadounidenses que no sigan animándoles a escapar del país, los talibanes decidieron ayer bloquear los accesos al aeródromo a la población local. Desde la llegada victoriosa a Kabul, los fundamentalistas insisten en que quieren a todos los afganos con el nuevo régimen. De confirmarse la amenaza talibán, la suerte de miles de personas que colaboraron con las embajadas occidentales y organizaciones internacionales en Afganistán queda totalmente en el aire. El miedo de estas personas y sus familias es el de que los integristas adopten represalias inmediatas contra ellos.
Mientras tanto, la mayoría de ministerios e instituciones públicas afganas permanecen cerrados en la capital cuando han transcurrido diez días desde la entrada en Kabul de los talibanes. «Se contará con expertos del anterior gobierno para la gestión de la crisis», aseguraba el pasado fin de semana un antiguo miembro de la administración afgana al corriente de las conversaciones citado por Reuters. Al margen del gobierno propiamente dicho, el emirato afgano contará con un consejo de gobierno formado por 12 miembros. El citado órgano contará con el ex presidente Hamid Karzai, el presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional Abdullah Abdullah –presentes en las negociaciones desde la toma de Kabul por parte de los talibanes este domingo–, el ex señor de la guerra Gulbuddin Hekmatyar y el citado Abdul Ghani Baradar.
Pero sus tres hombres más importantes son el mulá Mohammad Yaqoob –hijo del mítico mulá Omar, emir del Afganistán talibán entre 1996 y 2001–, Khalil Haqqani, miembro de alto rango de la red Haqqani –en manos de la que descansa la seguridad talibán en estos momentos–, y el citado mulá Abdul Ghani Baradar. Siete de los 12 miembros del consejo han sido ya elegidos. Por encima de ellos se situará el presidente del Emirato Islámico de Afganistán. En estos momentos los fundamentalistas trabajan en la inclusión en el citado consejo del ex vicepresidente e histórico señor de la guerra Abdul Rashid Dostumy y al antiguo gobernador de la provincia de Balkh y también líder militar Atta Mohammad Noor, aunque sin su presencia se haya confirmado aún.
Por otra parte, de acuerdo con una fuente cercana a Yaqoob y Baradar entrevistada por la periodista Lynne O’Donnell en un artículo de la revista «Foreign Policy», a los talibanes les gustaría contar también en el consejo con Ahmad Masud, hijo del histórico comandante antitalibán Ahmad Shah Masud. No parece muy probable teniendo en cuenta que el hijo del «León de Panshir» se ha erigido en líder de la resistencia nacional contra los fundamentalistas. No en vano, en los últimos días se han registrado combates en las montañas del valle de Panjshir –situado a unos 150 kilómetros de Kabul–, al igual que en zonas montañosas de las provincias de Baghlan, Takhar y Kapisa.
En estos momentos, la mayor preocupación de los integristas es conformar un gobierno aceptable para la comunidad internacional que les garantice la supervivencia, unificar bajo un mando las distintas facciones del grupo –fundamentalmente entre talibanes del norte y del sur– y reducir todo lo posible la resistencia –en este momento centrada en el valle de Panshir. En su primera alocución en el cargo, el nuevo ministro de Educación se ha comprometido –como han hecho en los últimos días otros responsables del grupo integrista– con la escolarización de las niñas. Eso sí, la educación y el trabajo femeninos se circunscribirán a lo establecido por la ley islámica o sharía.
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