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Holocausto
La batalla contra el tiempo para juzgar a los nazis
En octubre se juzga a un hombre de 100 años que fue vigilante del campo de concentración de Sachsenhausen. Para las víctimas, el proceso llega tarde
Es el que podría ser el último juicio a uno de los nazis que llevaron a cabo el holocausto. Un antiguo vigilante del campo de concentración de Sachsenhausen, de 100 años de edad, será juzgado el próximo octubre en el juzgado de Neuruppin, en el estado de Brandenburgo. Se le acusa de haber facilitado el asesinato de 3518 personas. Según el diario Die Welt, la portavoz del juzgado Iris le Claire aseguró que un informe ha atestiguado la capacidad de litigiar del acusado, es decir, que se encuentra con facultades de salud para poder declarar ante el juez, en este caso, hasta dos horas y media al día. Ello podría prolongar el juicio y el posible veredicto.
El juicio contra el hombre centenario llega 76 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. En el campo de concentración de Sachsenhausen, situado en el norte de Berlín, se calcula que fueron internadas unas 200.000 personas, de las que se calcula que unas 30.000 a 35.000 fueron asesinadas, entre ellas judíos y presos de guerra. El acusado habría colaborado entre 1942 y 1945 en especial en el asesinato de presos con el gas venenoso Zyklon B, así como en las ejecuciones de presos de guerra soviéticos en el año 1942.
En la decisión del tribunal influirá un veredicto emitido hace una década. En 2011 se juzgó a otro vigilante del antiguo campo de concentración John Demjanjuk y fue entonces cuando un juzgado decidió por primera vez que no era necesario demostrar una culpa individual, sino que el hecho de haber trabajado en un campo en el que era una realidad manifiesta el asesinato sistemático es suficiente para ser condenado. El haber trabajado como vigilante en otros campos de concentración, de trabajos forzados pero no considerados de exterminio explícito queda fuera de esta regla. Se espera por ello que en el nuevo proceso se aplique esta jurisdicción.
Las víctimas aseguran que el juicio llega tarde, pero que es importante: “Nos parece correcto que se siga juzgando a los culpables y en uno de nuestros documentos fundacionales se declara que se trabajará >hasta que el último verdugo sea llevado ante un tribunal popular<”, explica a LA RAZÓN Florian Gutsche, Presidente de la Unión de los Perseguidos del Régimen Nazi - Federación de Antifascistas (en alemán: Vereinigung der Verfolgten des Naziregimes - Bund der Antifaschistinnen und Antifaschisten, VVN-BDA) “Por supuesto que es muy tarde, pero el asesinato o su complicidad en caso de genocidio no prescribe y es por eso que es correcto que el estado coloque ante un tribunal a los sospechosos de estos crímenes”.
Gutsche recuerda además que en la Alemania Federal después del fin de la Segunda Guerra Mundial “los culpables fueron rehabilitados relativamente pronto y obtuvieron de nuevo sus cargos y sus rangos y se protegieron unos a otros.” A partir del 68 hubo una apertura, explica, porque antes no se quería hablar de lo ocurrido. “Pero hay casos que hasta hoy aún no han sido resueltos”.
El juicio contra el vigilante no es el único que tiene lugar estos días en relación al nacionalsocialismo. Una secretaria de 93 años que trabajó para el comandante del campo de concentración de Stutthof, cerca de la ciudad de Danzig, también será juzgada en Itzehoe a partir del 30 de septiembre. Se la acusa de haber sido cómplice en más de 11.000 casos de asesinato. La mujer será juzgada por un tribunal especial para menores y jóvenes, ya que en el momento de los crímenes tenía 18. El pasado marzo, el mismo tribunal desistió de perseguir a otro vigilante del mismo campo de 96 años de edad, porque en ese caso no se encuentra con facultades para poder declarar.
En 2020 se juzgó a un vigilante de dicho campo llamado Bruno D. y se le condenó a dos años de libertad condicional después de que el juzgado considerase probado que el por aquel entonces joven de 17 años colaboró en el asesinato de 5230 personas. Durante el juicio, el hombre de 93 aseguró que desde la torre en la que estaba destinado pudo observar muchas de las barbaridades que ocurrieron en el mismo y recalcó que fue obligado a servir en dicho puesto. La jueza le condenó como culpable porque, según ella, “usted vio la muerte y la vigiló”, así como que “debería haber tratado de escaparse y lo habría podido hacer”.
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