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Discurso ante la nación

Putin advierte a Occidente que “lamentará” cualquier provocación contra Rusia

El presidente pronuncia su discurso anual a la nación y critica los intentos de cambiar gobiernos por la fuerza como en Bielorrusia, Ucrania o Venezuela

Vladimir Putin durante su discurso anual POOLREUTERS

El discurso de este miércoles de Vladímir Putin cubrió muchas de las expectativas de los politólogos y analistas del país, sabedores de que éste centraría su exposición en temas nacionales, esperando incluso un golpe de efecto por parte del jefe del Kremlin con una hipotética anexión de Bielorrusia o una declaración de guerra a Ucrania, nada más lejos de la realidad. Putin llegaba a su cita muy preparado y con menos horas de sueño de lo habitual para centrar su exposición en tres temas principales, la pandemia, la política exterior y la economía.

El presidente Putin habló de Occidente y de las tensas relaciones con su país, afirmando que los autores de provocaciones que amenacen «los intereses fundamentales» de la seguridad de Rusia «se arrepentirán de lo que hicieron como no se han arrepentido de algo desde hace mucho tiempo». De esta manera, Putin lanzó un aviso a navegantes afirmando que las acciones hostiles contra su país «no cesan» y que el querer culpar a Rusia «por cualquier motivo y, más a menudo, sin ningún motivo en absoluto» se ha convertido en un tipo de «deporte» en algunos países.

«Nos comportamos a este respecto con moderación –lo diré directamente, sin ironía– se puede decir, modestamente. A menudo no respondemos no solo a las acciones hostiles, sino a la grosería franca», aseveró, dejando claro que Rusia establecerá «una línea roja» en las relaciones con otros países. Putin quiso dejar claro que su país quiere mantener buenas relaciones con todos los miembros de la comunidad internacional. «No queremos quemar puentes, pero si alguien percibe nuestras buenas intenciones como indiferencia o debilidad y tiene la intención de hacer explotar estos puentes, debe saber que la respuesta de Rusia será asimétrica, rápida y dura», apostilló. No hubo referencias al conflicto con Ucrania, pero sí a Bielorrusia, denunciando el silencio de Occidente ante lo que considera «un intento de golpe de Estado», en relación a las movilizaciones de agosto, afirmando que Alexander Lukashenko fue víctima de un intento de asesinato mientras en Occidente «todo el mundo quiere hacer creer que no pasa absolutamente nada».

Una semana después de haberse inmunizado contra el coronavirus, el presidente, con cierta preocupación por los bajos índices de vacunación, volvía a animar a sus compatriotas a luchar contra la pandemia utilizando los medios puestos a su disposición, afirmando que «no hay otro camino», esperando que la esperada inmunidad colectiva pueda alcanzarse este otoño.

Putin afirmó que las tres vacunas rusas contra el coronavirus «son una encarnación directa del creciente potencial científico y tecnológico del país» y que Rusia debe desarrollar «sus propios sistemas y crear vacunas eficaces para comenzar su producción en masa lo antes posible, en caso de que surja una infección peligrosa». «Debemos tener un escudo de seguridad sanitaria y biológica fuerte y fiable. Ahora entendemos lo que es. Es necesario garantizar la independencia de Rusia en la producción de toda la gama de vacunas, sustancias farmacéuticas, incluidos los medicamentos contra las infecciones resistentes a la actual generación de antibióticos», subrayó Putin añadiendo que esto debería hacerse con el máximo uso de equipos rusos y componentes nacionales. La calidad y esperanza de vida de su país sigue siendo un tema prioritario, con el objetivo fijado para 2030 de ampliar la esperanza de vida en Rusia a los 78 años, actualmente en 72.

Otro tema principal del discurso ante la Asamblea Federal rusa fue la situación del país y las medidas para fomentar la natalidad y la calidad de vida de las familias, Putin no ocultó que «muchos ciudadanos pasan por momentos difíciles», sobre todo ante el aumento del desempleo provocado por la pandemia y la alta inflación, que se está cebando con muchos de los productos de alimentación básicos. En ese sentido, el presidente anunció un paquete de propuestas que contemplarán la ayuda económica a familias principalmente a las monoparentales y numerosas.

Ayer, además, era el día elegido por el entorno del opositor Alexei Navalni para organizar una manifestación en todo el país para pedir su libertad. No hubo, como era de esperar, menciones al destacado bloguero durante el discurso, aunque las calles de las principales ciudades se blindaron para evitar grandes movilizaciones. El día de antes, la Policía detuvo en Moscú a Kira Yarmush, portavoz de Navalni y a Lubov Sobol, una de las más estrechas colaboradoras del opositor. Aunque a la hora de la convocatoria (cuatro de la tarde) solo se contaban manifestantes en las ciudades del este, conforme fue avanzando la tarde los manifestantes, en su mayoría jóvenes, salieron a protestar registrándose enfrentamientos con la Policía que provocaron la detención de más de 500 personas, muy por debajo de anteriores convocatorias. Navalni sigue ingresado en un hospital penitenciario.