Nueva Zelanda
Las víctimas de la matanza en Nueva Zelanda tachan de “monstruo”, “inhumano” o “rata” al terrorista
El australiano Brenton Tarrant mató a 51 personas en dos atentados con armas semiautomáticas contra dos mezquitas en la ciudad de Christchurch
El autor confeso del ataque a dos mezquitas en Nueva Zelanda en marzo de 2019, que causó 51 muertos, fue calificado este martes de “monstruo”,“inhumano”,“rata” o “cobarde” por parte de sobrevivientes y familiares que lo confrontan por primera vez en el proceso condenatorio que se celebra desde el lunes.
“Por favor su señoría, déle el mayor castigo que le pueda dar. No quiero que vuelva a ver el sol nunca jamás”, dijo Hazem Mohammed, un iraquí que simuló estar muerto cuando el australiano Brenton Tarrant entró a la mezquita de Al Noor, en la ciudad de Christchurch.
Allí, el australiano, atiborrado de armas semiautomáticas, mató a 42 musulmanes y retransmitió parcialmente la masacre, antes de desplazarse a Linwood, en donde asesinó a quemarropa a 9 personas que habían acudido al templo para la habitual oración de los viernes, mientras otras dos víctimas perecieron días después.
Tarrant, de 29 años, ahora afronta una cadena perpetua sin derecho a fianza en este proceso en el Tribunal Superior de Nueva Zelanda, que se celebra entre ayer y el jueves en Christchurch, para condenarlo por 51 cargos por asesinato, 40 por tentativa de asesinato y uno por terrorismo.
No pidió perdón
Ante el juez Cameron Mander, Kyron Gosse expresó que “no he recibido una disculpa ni una señal de remordimiento por sus actos despreciables”, según constató Efe a través del acceso virtual del proceso.
El joven neozelandés, quien perdió a su tía Linda Armstrong en el asalto a Linwood, señaló que el acusado es “un cobarde que se esconde detrás de grandes armas poderosas” para perpetrar un ataque contrario a los principios de sus anfitriones.
"Entró en nuestra casa con malas intenciones y con odio en su corazón sólo para devolver nuestra hospitalidad asesinando a nuestra familia y a nuestros invitados, gente a la que damos la bienvenida a nuestro país con la promesa de una vida mejor", condenó Gosse.
El terrorista eres tú
Junto al dolor y los reproches, también afloró el orgullo, la dignidad y un fuerte mensaje contra la discriminación: uno de los momentos más emotivos fue cuando los asistentes irrumpieron espontáneamente en aplausos cuando Mirwais Waziri declaró que desde el ataque él ya no es calificado de terrorista por ser afgano.
"Somos musulmanes, no somos terroristas. Los terroristas no tienen religión, raza o color. Tú eres el perdedor y nosotros los ganadores. Has probado al mundo que tú eres el terrorista".
Pero el peso del dolor es más grande y tal fue el caso de Zuhair Darwish, quien pidió que el supremacista, que evitó un largo juicio al declararse culpable en marzo, sea condenado por el asesinato de su hermano Kamel a la pena capital,que no existe en Nueva Zelanda, porque “no merece ser tratado ni juzgado como humanos”.
En constraste, la joven Farisha Razak, quien declaró en un vídeo grabado desde Fiyi, expresó que se alegra de que no exista la pena de muerte porque el acusado merece “sufrir” y que “nunca le den libertad condicional en su vida”.
“Has fracasado completamente, tu corazón te ha llevado al lugar muy solitario y miserable que mereces”, le espeto Wasseim Sati Daragmih, quien fue herido en este atentado perpetrado con rifles semi-automáticos, que motivó después una reforma sobre la tenencia de armas en Nueva Zelanda.
Lágrimas contenidas
Angela Armstrong, quien perdió a su madre Linda, centró su testimonio en “el efecto dominó” de las balas disparadas con armas semiautomáticas en su vida y en la sociedad, así como de la “culpa” que sintió por hacer no haber escuchado más a su madre, una neozelandesa convertida al Islam.
Armstrong recalcó que espera que el "efecto dominó" del atentado en algún momento le toque al terrorista supremacista por los "crímenes contra la humanidad" que cometió este australiano que llegó a Nueva Zelanda en 2017.
Entre lágrimas contenidas durante toda la jornada, los testimonios enfatizaron que este “despreciable” acto terrorista ha generado mas tolerancia mundial y los ha empoderado.
“He fortalecido mi voz y mi capacidad de hablar cuando es importante, por la justicia social. Tras los hechos del 15 de marzo, ya no tengo que esconder mi fe en el trabajo”, dijo Junaid Ismail, quien perdió a su hermano Raesh.
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