Irak
EE UU admite once heridos en el ataque a sus bases en Irak
El Pentágono enmienda a Trump, que lo negó en público. Los soldados fueron trasladados a Alemania y Kuwait para su evaluación
El Pentágono informó ayer de que once militares estadounidenses resultaron heridos durante el ataque iraní del 8 de enero contra dos bases en Irak. El capitán Bill Urban, portavoz del Comando Central, afirmó en un comunicado oficial que «si bien ningún miembro del servicio estadounidense murió en el ataque iraní de ese día a la base aérea de Al Asad, varios fueron tratados por síntomas de conmoción cerebral por la explosión y aún son evaluados».
Su versión, que a fin de cuentas es la del Ejército de EE UU, contradice abiertamente a Donald Trump, que encaró a la nación en un discurso televisado para anunciar nuevas sanciones económicas contra el régimen de Irán, exigir a la OTAN más implicación, tender la mano a un nuevo tratado nuclear con los ayatolás y, por encima de cualquier otra consideración, celebrar que los ataques no causaran nada excepto daños materiales en las instalaciones. En palabras del presidente, complacido «de informar al pueblo estadounidense de que debe estar extremadamente agradecido y feliz», el Ejército no sufrió «víctimas, todos nuestros soldados están a salvo y solo sufrieron daños mínimos nuestras bases».
Pero ahora, según el capitán Urban, resulta que sí hubo heridos, y fueron trasladados a hospitales situados en países como Kuwait y Alemania. «Por precaución», tal y como ha detallado Urban, ocho personas han sido trasladadas al Centro Médico Regional Landstuhl, en el sur de Alemania, mientras que otras tres han sido evacuadas al campamento Arifja, en la capital de Kuwait, para hacerles «un examen de seguimiento». «Cuando se considere que están aptos para el servicio, se espera que regresen a Irak», añadió el portavoz.
Por su parte, funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos han explicado a la cadena de televisión CNN que tras una inicial «evaluación del comandante, los síntomas surgieron días después del hecho». De ahí ha dicho, la contradicción entre las primeras declaraciones del secretario de Defensa, Mark Esper, que solo informó de daños materiales tras el ataque. De hecho, el presidente no respondió al Pentágono, igual que, al menos durante la mañana del viernes, rehusó contestar al incendiario sermón del ayatolá Ali Jamenei, líder supremo de Irán, que se felicitó porque, como resulta evidente, Dios está de su lado y guió los misiles. Trump, entretanto, dedicó su día a tuitear sobre el «impeachment».
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