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Hong Kong
Fallece el estudiante que cayó de un edificio en las protestas de Hong Kong
La Policía detiene a siete parlamentarios prodemocráticos
Con los rostros cubiertos y flores blancas y velas en sus manos, multitud de estudiantes hongkoneses participaron hoy en la vigilia que se convocó en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Hong Kong para honrar la memoria del joven de 22 años, Chow Tsz lok. Alex, como era conocido en su círculo más cercano, falleció esta mañana como consecuencia de las lesiones causadas el pasado domingo al caer de un tercer a un segundo piso de un garaje del barrio de Tseung Kwan O cuando la Policía dispersaba a los manifestantes en la zona. Su muerte se ha convertido en la primera -si no se tienen en cuenta los suicidios- de los cinco meses de protestas antigubernamentales que vive la ciudad y echa más leña al fuego a la maltrecha situación que atraviesa la ex colonia británica.
"Hoy lamentamos la pérdida de un luchador por la libertad de Hong Kong", afirmó en Twitter el destacado defensor de la democracia y fundador del partido Demosisto, Joshua Wong. Sus palabras se hacían eco en diferentes puntos de la ciudad, donde cientos de personas -muchas vestidas de negro- marcharon de manera improvisada por las calles para clamar venganza al tiempo que exigían al Gobierno cumplir con las cinco demandas de este movimiento. A última hora de ayer, los altercados se sucedían por la ciudad e incluso la policía había disparado al aire para advertir a los manifestantes.
Hasta la fecha, no se sabe mucho de lo que realmente le pasó a este joven universitario, lo que ha dado lugar a especulaciones de todo tipo sobre lo sucedido. Tanto como que fue empujado por la policía como que los agentes bloquearon el paso a la ambulancia, que tardó más de lo habitual en llegar hasta su cuerpo ensangrentado. La única certeza es que durante la noche del domingo, hubo una serie de incidentes en el citado barrio entre manifestantes y policía y los agentes dispersaron a la multitud con balas de goma y gases lacrimógenos. Sin embargo, no se sabe cómo Chow apareció en el aparcamiento -desde el que se lanzaron varios conos a la policía-, ni cómo se precipitó al vacío. Para más inri, las cámaras de seguridad no registraron nada sobre el incidente y los vídeos de la empresa propietaria del garaje dan a entender que Chow no estaba huyendo de los uniformados.
La Policía ha lamentado la muerte de Chow y ha negado en rotundo todas las acusaciones afirmando que procederán a investigar los hechos exhaustivamente. Sin embargo, el descontento social con los cuerpos de seguridad, a los que consideran el brazo armado del Ejecutivo de la ciudad y acusan de actuar en contra de los ciudadanos, no ha hecho más que aumentar con este trágico episodio. Pese a que los antigubernamentales cuentan con un gran apoyo, la violencia por las dos partes o el empeoramiento de la economía -amén de las molestias en el día a día- parecían haber hecho mella en las cada vez menos numerosas manifestaciones.
Ahora es más que probable que la muerte de Chow empeore una situación que ha supuesto el mayor desafío a la soberanía de Pekín desde que la ciudad volviera a manos chinas en 1997. Precisamente, esta misma semana el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con la líder hongkonesa, Carrie Lam, para mostrarle todo su apoyo y exigir “esfuerzos inquebrantables para detener y castigar las actividades violentas de acuerdo con la ley”.
Esta tarde se conocía la noticia de que siete parlamentarios pro democracia habían sido detenidos, algunos de ellos candidatos a las elecciones de distrito que se celebrarán el próximo día 24, quizás el mejor termómetro para medir el devenir de una ciudad que seleccionará a sus representantes entre uno u otro bando.
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