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Guerra en Gaza
«100 días de infierno»: Los familiares de los 136 rehenes cautivos por Hamás exigen la liberación inmediata
El general en la reserva Noam Tibon advierte que en estos tres meses ha quedado claro que la operación militar no traerá a los secuestrados a casa
Bajo la lluvia intermitente, miles de israelíes se reúnen desde el anochecer del sábado en la Plaza de los Rehenes, en el centro de Tel Aviv, frente al Ministerio de Defensa, flanqueada por la Biblioteca nacional y el Museo de Arte Contemporáneo, en un acto llamado «100 días de infierno», que recuerda a los 136 cautivos en Gaza y el conflicto bélico que se inició con el ataque de Hamás a más de 20 comunidades israelíes el 7 de octubre.
Los familiares de los secuestrados se dirigen al masivo público desde ayer y a lo largo de todo el día de hoy. Ha habido vigilias y círculos de discusión, actuaciones y mucho llanto.
Desde hace unos 100 días, en la plaza han rotado diferentes instalaciones artísticas que destacan la difícil situación de los rehenes, con mayor o menor éxito estético. Ayer se inauguró una especialmente espectacular: un enorme túnel de hormigón erigido por el artista Roni Levavi, una imitación de los construidos en las profundidades de Gaza. De hormigón gris, estrecho, claustrofóbico, con cables desnudos, iluminación parcial con bombillas desnudas y los sonidos de disparos, explosiones y pasos.
Rotem, el hijo del cautivo Ofer Kalderón, dijo a los presentes: «¿En qué clase de mundo vivimos donde la venganza está antes que los rehenes? Esta guerra no puede ser a costa nuestra».
«Les pido y les pido a ustedes, al gabinete de guerra, que hagan todo lo posible para llegar a una negociación. No digan que este no sea el momento ni el lugar» y añadió: «Exijo que el primer y principal objetivo de esta guerra sea traer de vuelta a mi padre, Ofer Kalderón, y a todos los rehenes. No soy un político ni un hombre de guerra, solo soy un hijo que quiere que su papá vuelva a casa».
Se calcula que unas 120.000 personas asistieron al arranque del evento. Venían de todo el país y también confluyeron manifestantes que salían de por lo menos dos protestas cercanas: un grupo muy numeroso que se manifestaba en contra del gobierno y exigía la dimisión inmediata del primer ministro, Benjamin Netanyahu, y un grupo bastante más reducido que pedía el alto el fuego y seguridad tanto para israelíes como para gazatíes.
Además de los familiares de los secuestrados, un DJ superviviente y también coorganizador de la fiesta electrónica Supernova puso el mismo tema que sonó en la rave a la hora del ataque, hubo cantantes, discurso emitido por el presidente francés Emmanuel Macron, también habló el embajador de Estados Unidos en Israel, Jack Lew y Dorit Beinisch, la expresidenta del Tribunal Supremo de Israel.
Mientras, avanzaba un acuerdo para transferir medicamentos a los rehenes por primera vez. Según los informes de la Radio de Ejército, los medicamentos fueron entregados a funcionarios cataríes el sábado por la noche y se preveía que fueran entregados a la Cruz Roja o a otro tercero, que sería responsable de llevar los medicamentos a los rehenes.
La lluvia en Gaza
Decenas de refugios en la Franja de Gaza se inundaron este fin de semana con una mezcla de agua de lluvia y desechos de aguas residuales, resultado de las fuertes lluvias, según informaron medios de comunicación palestinos.
En el centro de la franja la lluvia anegó los refugios que albergaban varias escuelas gubernamentales y de la UNRWA, además de los refugios en las ciudades de Jan Yunes y Rafa. En el sur la situación no es mejor, ya que los fuertes vientos derribaron varias de las carpa-refugio temporales de cientos de familias, dejándolas a la intemperie.
Las familias desplazadas hicieron un llamamiento urgente a las instituciones internacionales y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que tomen medidas inmediatas para que se detenga la ofensiva israelí y se proporcionen refugios para proteger a los civiles de la lluvia, el viento y el frío.
General retirado dice que la guerra no devolverá a los rehenes
En los actos del día 100, el general en la reserva Noam Tibon dijo: «Quien hable del deber de traer a casa a los rehenes tiene que añadir una palabra más: vivos (…) Después de 100 días, sabemos que las operaciones del Ejército no lograrán traerlos a casa con vida». Tibon dijo entender bien la presión de mantener el esfuerzo bélico para obligar a un acuerdo, pero aclaró: «Sabemos quién es Hamás. Son asesinos. Un acuerdo con Hamás es un acuerdo con el diablo, y por eso hay que llegar a ese acuerdo ahora», agregó.
Asimismo, Ronen Neutra, el padre de Omer, cautivo, opinó que «la mejor respuesta es una solución política y no militar».
Sin embargo, Netanyahu volvió a prometer en rueda de prensa que agotaría todos los esfuerzos para asegurar la liberación de los rehenes restantes. Y añadió que, así como no puede imaginar lo que están pasando las familias de los cautivos, ellos tampoco son capaces de comprender plenamente los cálculos que los responsables de la toma de decisiones en Israel deben hacer.
Los críticos de esta postura argumentan que el gobierno debe pagar cualquier precio para liberar a los rehenes, dado que el Estado tenía la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos y no lo hizo el 7 de octubre.
El jefe del Estado Mayor israelí, el teniente general Herzi Halevi, repitió el mantra del gobierno con respecto a la guerra: que sólo la presión militar lograría el regreso de más rehenes de Gaza.
«Las tropas están actuando por todos los medios, principalmente encubiertos, para traer de regreso [a los rehenes] y continuarán haciéndolo hasta que los devolvamos a todos», dijo Halevi. Sin embargo, un número creciente de familias de secuestrados rechaza esta postura, señalando que ningún rehén ha sido liberado desde que Israel reanudó los combates después de una tregua de siete días a finales de noviembre.
Muertos en la frontera con El Líbano
Ejército israelí dijo haber matado a cuatro infiltrados del Líbano en la zona de Har Dov que dispararon contra las tropas. También comunicó que, durante el enfrentamiento, respondieron con artillería y morteros hacia una de las zonas donde opera la organización chiita libanesa proiraní, de la que los cuatro muertos eran miembros.
Más tarde, un lanzamiento de misiles guiados, reivindicado por Hizbulá, mató a una madre y un hijo israelíes en su casa en la localidad de Kfar Yuval.
Las represalias israelíes no tardaron: aviones de combate bombardearon un centro de comando, un objetivo militar y otra infraestructura perteneciente al grupo terrorista.
Durante el fin de semana el primer ministro libanés, Najib Mikati, hizo unas declaraciones preocupantes para Israel, dijo que el destino de su país está ligado al de Gaza y que mientras no haya paz en Gaza, no la habrá en el sur del Líbano. «No aceptaremos que nuestros hermanos se enfrenten a una devastación y destrucción masivas mientras nosotros discutimos un acuerdo unilateral sólo para el Líbano», dijo Mikati.
De este modo, el Gobierno libanés se ha alineado con la declaración de principios de este mes de Hasan Nasrala, el secretario general de Hizbulá, quien no quiere desvincular el destino de El Líbano del de Gaza por ahora.
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