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Vitoria
Rajoy: «Ahora hay que hablar de los problemas ciudadanos»
Más de 500 invitados, 300 periodistas acreditados, cámaras, flashes, corrillos… La de ayer se convirtió en la sesión de investidura más mediática de la historia vasca. Y nadie se lo quería perder.
A las 9:00 horas, puntual, llegaba al Parlamento Vasco Patxi López. Entraba como un parlamentario más, pero con la seguridad de que, por la noche, saldría ya como nuevo lendakari. Su rostro, reflejaba esa felicidad. Apenas 15 minutos después, la historia cambiaba. Juan José Ibarretxe entraba como lendakari –en funciones– con la triste certeza de que cuando saliera de allí dejaría ese cargo en manos del primer presidente no nacionalista del País Vasco. En esta histórica cita estuvo acompañado por su mujer y sus dos hijas. El último en llegar fue el popular Antonio Basagoiti, a quien acompañaba el secetario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal. Y a partir de ahí, una marea de invitados invadió la Camara.
Así, los primeros en hacer acto de presencia fueron el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Fernando Ruiz Piñeiro; la fiscal jefe del TSJPV, María Ángeles Montes; la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, o el presidente del Senado, Javier Rojo. Ninguno quería perderse el acto. Lo mismo que hicieron ya por la tarde, entre otros, el presidente del PP, Mariano Rajoy, o el ministro de Fomento, José Blanco, cuya cartera tendrá mucho que decir a la hora de desatascar la alta velocidad vasca y licitar obra pública, tal y como prometieron en sus discursos López e Ibarretxe.
Pero había más. Rajoy llegó junto al presidente de la Diputación de Álava, Alfonso Alonso, y el portavoz del PP en dicha comunidad, Leopoldo Barreda. A su salida, Rajoy destacó que «la alternancia es la esencia de la democracia», mientras mostraba su apoyo a sus compañeros y garantizaba que su formación iba a ser «leal». «Se abre una etapa nueva donde los problemas de los ciudadanos tienen que ser los que se discutan», dijo, y abogó por «mirar al futuro».
Una vez acabó la investidura, López fue aclamado en la calle por más de un centenar de personas. Ibarretxe se fue rápidamente tras lanzar varios «eskarri kasco» (muchas gracias) a la concurrencia.
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