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España

«El modelo autonómico pone en riesgo la unidad de mercado y la cohesión del país»

La Razón La Razón

MADRID– –¿Solbes es una garantía para la economía o todo lo contrario porque cede ante Zapatero?

–Es una persona que despierta confianza. Mucha gente piensa que es una garantía. Ahora bien, la política del Gobierno no la diseña sólo él. Por lo general, estoy muy de acuerdo con lo que opina y con lo que intenta hacer. Unas veces lo consigue y otras, no.

–¿Y con lo que hace Zapatero?

–Lo hace el Gobierno.

–¿Entonces?

–Unas cosas me gustan más y otras menos. No éramos partidarios del cheque-bebé.

–¿Se enteraron de esa medida, como Solbes, cuando Zapatero la anunció?

–Nos enteramos también de repente. Su coste se podía destinar a una red de escuelas infantiles de 0 a 3 años. Tampoco nos gustó el Plan de Vivienda de la nueva ministra.

–¿Y el anuncio de Zapatero de suprimir el Impuesto de Patrimonio, por lo que deberá compensar a las autonomías?

–No lo entendemos. Compensarles porque desaparezcan fuentes de tributación cedidas es una didáctica negativa para lograr su corresponsabilidad fiscal. Tampoco compartíamos la necesidad de realizar una reforma fiscal. Nos parecía inconveniente para esa fase del ciclo. Otra cosa es si entramos en uno más bajo. Entonces, tendría sentido determinadas rebajas para alentar el consumo.

–¿Y?

–Al principio de la Legislatura, se bajó el IRPF y Sociedades. En Sociedades hubiésemos preferido una rebaja selectiva. Algunas empresas merecerían estar en impuesto cero diez años. Han generado empleo estable y han hecho sus deberes en productividad, en I+D+I... Otras, sin embargo, se lo están llevando crudo.

–¿Acaba un ciclo muy prolongado de bonanza económica?

–Muy largo. Pero hay ciclos. Al parecer, hay gente a la que se le había olvidado.

–¿Les toca de nuevo a los trabajadores apretarse el cinturón?

–Su cinturón se ha aflojado. En esta década, los salarios han ganado poder adquisitivo.

–¿Los empresarios están a la altura de las circunstancias?

–Hay empresarios y empresarios. Algunos han creado empresas productivas con mucho empleo. Y otros se han ido a lo fácil, a sectores que no compiten con el exterior. Ahora son los que tienen que pensar en su futuro.

–¿Habrá que flexibilizar el mercado laboral para poder hacer frente a un alza del paro?

–Desgraciadamente, es muy flexible.

–¿Los inmigrantes sufrirán más el paro?

–Es gente con un tipo de contratos que no ha generado derechos. Son el sostén de su familia. Necesitarán unos servicios públicos muy bien engrasados. Y luego, que las Administraciones conjuguen los esfuerzos. Afortunadamente, PP y PSOE tienen en sus programas el desarrollo de infraestructuras... Hay que acometer una rehabilitación de viviendas y crear empleo. Para eso, es mejor que todos se pongan de acuerdo...

–¿En España ocurrirá como en Francia, que cuando sube el paro entre los inmigrantes aumenta la delincuencia?

–La primera generación de inmigrantes acepta su inclusión fuera de las normas. Por eso hay tanta economía irregular en España. La segunda ya no es como sus padres. Si tiene un nivel de expectativas y hay un déficit de empleo, llega la sublevación. Es lo que ocurre en Francia. Afortunadamente, en España no ha llegado la segunda generación. De ahí la importancia de las políticas educativas y de aprendizaje de nuestras reglas y valores.

–El actual sistema educativo repercute en la falta de competitividad. ¿Se está convirtiendo en un problema estructural?

–Se han creado muchos empleos para una mano de obra sin cualificación, como en servicios o construcción, para inmigrantes con formación baja. Hay 1,2 millones trabajadores con títulos universitarios ocupando empleos sin cualificación. No podemos permitir que se convierta este problema en estructural.

–¿Y cómo se puede evitar?

–No sólo hay que aumentar el gasto educativo por habitante, sino racionalizar el sistema de forma que se adapte a las demandas reales de la sociedad. Esto significa modificar los currículums educativos. Hay que hacer un gran esfuerzo en Formación Profesional, que está desprestigiada y absolutamente tirada y abandonada. La casa está a medio barrer en este campo.

–¿El modelo autonómico tan descentralizado ha deteriorado la prestación de algunos servicios, como educación, sanidad...?

–El Estado Autonómico ha sido muy bueno para algunas cosas. Pero si las cosas no se plantean bien, hay ciertos riesgos. No sólo de que se rompa la unidad del mercado, sino de que aparezcan gradientes entre unas comunidades y otras. Por ejemplo, el sistema sanitario necesita del Gobierno central. Hace falta orquesta. Hacen falta mecanismos de transferencias entre las autonomías. La Constitución encarga a todas las Administraciones velar por la igualdad de los ciudadanos ante la ley.

–¿El Estado debería recuperar alguna transferencia para garantizar esa igualdad?

–Se habla de ceder la inspección de trabajo a las autonomías. Si antes de traspasar determinadas materias se discutiera con un poco de sosiego y detenimiento, posiblemente no se transferirían.

–Pero el modelo hacia el que caminamos es de una total descentralización, como prueba el futuro sistema de financiación autonómica.

–Sí, va a ser complicado.

–¿Una excesiva descentralización debilita el poder de los agentes sociales?

–Tenemos que garantizar nuestra coherencia interna con más dificultades en un modelo tan descentralizado. Pero el mayor riesgo que corre la sociedad es que se rompa la unidad de mercado y la cohesión económica y social.

–¿Luego?

–El riesgo que existe es que estemos construyendo entidades supranacionales, como la Unión Europea, y en el nivel infranacional, lo contrario. Si en la UE existe libre circulación de trabajadores, no tiene sentido poner obstáculos a la misma, generando una red de distintas titulaciones entre autonomías. Estamos poniendo unas fronteras que no deberían existir para la libre circulación de las personas.

–¿El Estado debería recuperar la competencia educativa para conservar la unidad de mercado?

–Sin recuperar competencias, el Estado puede liderar políticas. Con la misma Constitución y Estatutos, en otras Legislaturas daba la sensación de que el Estado dirigía la orquesta. En ésta, al Gobierno central se le ha visto poco la batuta.

–¿Zapatero no la dirige?

–Hace falta orquesta y director.

–¿Zapatero cederá al PNV y a CiU la caja única de pensiones a cambio de su respaldo en la próxima Legislatura?

–Habrá un problema gordo el día en que se rompa. No sólo de enfrentamiento, sino posiblemente de inviabilidad del sistema de pensiones. Personalmente, el presidente me ha asegurado que esto no ocurrirá. Es cierto que figura en varios Estatutos de autonomía el derecho de las comunidades a la gestión económica de la Seguridad Social.

–Por cierto, ¿los trabajadores de 30 años cobrarán la pensión?

–El Pacto de Toledo es un hito. Habrá que seguir haciendo reformas, que están diseñadas en las consideraciones del propio acuerdo. En 2008 los partidos tienen que renovarlo.

–¿PP y PSOE serán capaces de ponerse de acuerdo en su renovación?

–En estas etapas de crispación política... Me gustaría que se pusieran de acuerdo.

–¿Y si no lo consiguen?

–Intentaremos que lo logren. Si lo conseguimos patronal y sindicatos, que defendemos intereses aparentemente contrapuestos...

–¿Algún partido le ha pedido ayuda para elaborar su programa?

–Vienen a comentar cómo vemos las cosas.

–¿Y?

–Hace unos días estuvieron dirigentes del PSOE para comentarnos las líneas generales de su programa. Estamos a tiempo de hacer cosas. Pero ahora es muy complicado, porque los políticos parece que apuestan por la subasta. Es un mal momento. Tras las fase caliente de la subasta, tengo mucho interés en ver cómo se comportan. Gobierne quien gobierne, hay materias que necesitarán más apoyo de partidos nacionales que de nacionalistas.

–¿Habla de consenso entre PP y PSOE?

–Entre bomberos, no se debe pisar la manguera. Al final, la tendrá uno u otro por turnos. Si encima, encuentran el tubo anudado...

–¿Hay que frenar a los nacionalistas para garantizar la igualdad de los ciudadanos?

–Sé que hay un debate sobre la conveniencia o no de modificar la ley electoral. Hay que mirar hacia períodos de la historia reciente, donde han gobernado partidos nacionales de los dos signos sin mayoría absoluta. Se han apoyado en los nacionalistas y no ha habido desgarros. Es conveniente pensar si, con las mismas leyes, se puede gobernar de distintas maneras.

–¿Por qué ahora ha sido imposible?

–Quizás porque ha sido una legislatura muy extraña. Empezó con un bombazo y con 200 muertos.

–¿Eso lo ha impedido?

–Empezó con una tensión fuerte entre los dos partidos, que no se ha logrado bajar. Hay gente de las dos fuerzas a la que le hubiese gustado tener una Legislatura menos crispada.

–¿Zapatero ha jugado a esa crispación?

–Se ha jugado desde todos los lados.

–¿Cómo ve a Zapatero y a Rajoy?

–Empeñados en ganar. Tienen una gran responsabilidad. Si pierden, en sus respectivos partidos se abrirá una discusión...

–¿Qué le parecería en caso de empate técnico un gobierno de concentración PP-PSOE?

–Este país sólo puede ser gobernado por PSOE o PP. Desde su fundación nacen con vocación de Gobierno general. Sólo uno de los dos puede ganar las elecciones. Y, además, un país tan descentralizado como éste necesita un gobierno central aún más fuerte.

–¿Entonces?

–El arte del Gobierno requiere que cuando uno tiene dificultades se apoye en quien puede tenerlas dentro de cuatros años.

–¿Y en caso de empate técnico?

–Tendrán que hablar mucho entre los dos. Si yo fuera uno de ellos, el teléfono que primero marcaría sería el del otro.

–¿Pero qué le parecería un gobierno de concentración?

–Se lo he oído decir a gente. A amigos míos, como Cuevas, al que respeto y quiero mucho.