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América

Cancún

Cómo se fabrica una Miss Universo

La nueva Miss España, Estíbaliz Pereira, luchará por una corona a la que aspiran jóvenes que llevan un año entre quirófanos y clases de protocolo

Cómo se fabrica una Miss Universo larazon

En su estreno oficial como Miss España ante la Prensa en Cancún, a Estíbaliz Pereira se le abrieron los ojos como platos cuando los periodistas mexicanos tomaron la palabra: «¿Qué se va a operar para ir a Miss Universo?». De inmediato, reaccionó con la diplomacia y seguridad gallega de la que presume y que ayer volvió a dejar patente durante la presentación de los diseños que lucirá en el certamen internacional que se celebrará en las islas Bahamas el 23 de agosto. «No creo que mi cuerpo sea perfecto ni estoy en contra de la cirugía estética; es más, si algún día tengo que recurrir a ella, lo haré, pero no a corto plazo», explica.La cuestión no era nada capciosa, sino el reflejo de la importancia que tienen los concursos de belleza en el continente americano. «Para los venezolanos, son como el fútbol para los brasileños. La miss que no queda entre las diez finalistas fuera de nuestras fronteras deja de existir. Desaparece», comenta Igor Molina, mano derecha del cerebro Miss Venezuela, Osmel Sousa. En sus casi treinta años como presidente de la entidad, Sousa ha logrado que ocho de sus chicas se hayan hecho con ocho bandas entre los certámenes de Miss Universo y Miss Mundo, convirtiéndose en la segunda potencia mundial de guapas oficiales, sólo por detrás de Estados Unidos. Este cubano ha creado incluso un centro de alto rendimiento en Caracas donde prepara durante cuatro meses a las 40 chicas que él mismo elige en un casting al que se presentan una media de cinco mil candidatas que no superan los 22 años. Bajo la máxima «gana la más bella, no la más natural», inicia un proceso de transformación radical. Con un horario espartano, las jóvenes aspirantes reciben clases de pasarela, cultura general, inglés, varias horas de gimnasio, solarium..., además del seguimiento permanente de un psicólogo y un dermatólogo. Y todo, aderezado por el bisturí del doctor Daniel Slobodianik, cirujano plástico oficial de Miss Venezuela. «Les opero los senos y la nariz más que cualquier otra cosa. También les practico pequeñas liposucciones y, en casos muy concretos, les arreglo las orejas», confiesa. Y, para muestra, Dayana Mendoza, la actual Miss Universo; aquella que proclamó las bondades de Guantánamo, se operó la nariz y el pecho para dar la talla ante el jurado. Inversión millonariaEchando cuentas, los venezolanos invierten una media de 60.000 euros en cada candidata en esta fase previa. Pero sólo puede quedar una, y aquella que logra la banda nacional comienza de nuevo todo el proceso de chapa y pintura hasta alcanzar la perfección que exige una corona internacional, donde su máximo rival, más que las otras misses, es la política nacional venezolana. «Si les preguntan por Hugo Chávez, les digo que evadan el tema, y, si demuestran que saben cambiar de conversación ante un asunto delicado, son más puntos a su favor», reconoce el propio Sousa. Frente a esta fábrica de la belleza, en nuestro país, las 52 candidatas a Miss España han sido bien ganadoras de los certámenes provinciales o provienen de un casting final para aquellas regiones donde no sale rentable organizar el concurso –por ejemplo, este año había cuatro tinerfeñas representando a Ávila, Burgos, Zamora y Teruel–. Más allá de los días de la concentración en Cancún, donde les impartieron algunas nociones de pasarela, maquillaje y peluquería, las Misses patrias han de llegar con los deberes hechos de casa. Y más este año, cuando Estíbaliz Pereira ha sido elegida quince días antes de marcharse a Bahamas. Entre compromisos promocionales, entrevistas y desfiles varios –véase la moda «ad lib» en Ibiza– no ha tenido tiempo para pensar en alguna estrategia para cautivar al jurado ni para suavizar la marca del biquini que se ha traído del Caribe. Mucho menos, para pensar en retoques estéticos. «Sé que es un concurso de belleza, pero el físico no lo es todo, es un conjunto que incluye la manera de expresarse y el comportamiento. Juego con la baza de formarme en un país como el nuestro. La naturalidad en la vida se premia y, además, los gallegos somos muy peleones», comenta. ¿Miedo a las venezolanas? «Hay que ir sin miedo, a trabajar muy duro y esforzarme al máximo para hacerlo lo mejor posible».Andrés Cid, presidente de Miss España, está convencido de que el factor clave de la victoria, además de la belleza, «es el dominio del inglés. Supone casi el 50 por ciento del éxito de las candidatas en el certamen, tanto para manejarse con el jurado como con la organización». La prueba de esta máxima es Helen Lindes. Logró ser primera dama de honor en el año 2000, además de por su belleza y su simpatía, por su soltura con los idiomas. Tres semanas de concursoEstíbaliz Pereira viaja de nuevo al Caribe con cinco vestidos de gala, seis de cóctel y una bata flamenca, sus estudios de Empresariales bajo el brazo y sus conocimientos básicos de francés y un inglés «que manejo mejor sobre el papel, pero me defiendo lo suficiente». Allí pasará tres semanas de concentración con el resto de candidatas llegadas de todo el mundo, lejos de sus padres, su hermana mayor, su novio –que se quedan en La Coruña– y prácticamente incomunicada de Andrés Cid, única persona de la delegación española que viajará a Bahamas: «No te dejan tener acceso a ellas, aunque vayas con 80 acompañantes. En cualquier caso, una miss se fabrica antes, allí poco se puede hacer para promocionar a una o a otra. En cuanto bajan del avión, todo el pescado está vendido», dice Cid.

Una corona y 19 operacionesMiss Universo y Miss Mundo son, ante todo, certámenes de de belleza. Y para hacerse con el título de «la más guapa entre las guapas» las hay que pasan una y otra vez por quirófano hasta lograr esa perfección que parece buscar el jurado. Así, dentro de este ránking de bellas artificiales, tiene un lugar preferente la Miss Brasil 2001, Juliana Dornelles Borges, que admitió haberse sometido a 19 cirugías plásticas, pero no le funcionó en Miss Universo. Más rentable le salió a la peruana María Julia Mantilla, que se sometió a una reconstrucción total para hacerse con la corona de Miss Mundo en 2004, incluido relleno de pómulos, retoque de nariz, siliconas en los senos y más grosor en los labios. Le sigue a la zaga su paisana Marina Mora, primera dama de honor de miss Mundo en 2001, que se sometió a diez operaciones.