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Cantabria
ETA ordenó matar a dos empresarios por no pagar el impuesto revolucionario
Los miembros del «comando Otazua» tomaban los números de los vehículos policiales en las proximidades de las comisarías
MADRID- El «comando legal armado Otazua» de ETA tenía la orden de atentar contra dos empresarios, de las localidades vizcaínas de Ortuella y Basauri, ya que no habían cedido al chantaje del «impuesto revolucionario».
Los cabecillas de la banda comunicaron a la célula, hace aproximadamente un año, que no debían cometer actos criminales hasta que se les indicara lo contrario, pero, en ningún caso, les informaron de que las personas que habían sido señaladas como objetivos tuvieran que ser borradas de tan macabra «lista» de objetivos.
Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, la declaración prestada por Beatriz Echeverría Caballero ha permitido confirmar, en todos sus extremos, la realizada en la jornada de ayer por Íñigo Zapirain sobre los atentados perpetrados por la célula.
Sin embargo, ha añadido más detalles sobre otros objetivos, como un juez de Bilbao y una jueza que vive en Cantabria; un ertzaina de Santurce; más empresas de las que trabajan en el Tren de Alta Velocidad, etcétera.
Los miembros del «comando» se dedicaban a tomar matrículas de los coches que entraban y salían de dependencias policiales. De esta manera, localizaron el automóvil que, en principio, usaba Eduardo Puelles, un Opel Astra, aunque, con posterioridad, cuando fue asesinado, llevaba un Citroën C-4 que identificaron gracias a que tenía una matrícula «reservada» que habían anotado en una ocasión. Como es habitual en ETA, los pistoleros no sabían de quién se trataba sino que era miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Como sabían dónde vivía, al haberle seguido hasta Arrigorriaga, el día del atentado, alrededor de las dos de la mañana, los tres miembros del «comando» se dirigieron al lugar en un vehículo que Beatriz Echeverría había pedido prestado a un tío suyo.
Daniel Pastor e Iñigo Zapirain se escondieron con el artefacto en la zona boscosa próxima al domicilio del agente. La presunta etarra comprobó que el coche de la víctima estaba aparcado. Íñigo fue el encargado de colocar la bomba, pero como tenía problemas, le ayudó Daniel Pastor mientras Beatriz vigilaba.
Contra el escolta
Echeverría ha aclarado que el atentado perpetrado el 9 de octubre de 2007 era contra el escolta Gabriel Ginés y no contra el concejal socialista al que éste daba protección. Antes de perpetrar la acción criminal, le estuvieron vigilando al menos durante tres meses.
Por lo que respecta al intento de masacre en la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos, el 28 de julio de 2009, los etarras viajaron hasta Bayona (Francia) para recoger la furgoneta-bomba que llevaba placas de matrícula galas falsificadas.
Una vez cruzada la frontera, le colocaron otras españolas. Uno de los pistoleros viajaba a bordo de un Seat Ibiza, que hacía de «lanzadera» para avisar de la posible presencia de controles policiales.
Los verdugos de Puelles, en su homenaje
Dentro de su amplio historial criminal, el «comando legal armado Otazua» de ETA, desarticulado el pasado martes, no solo asesinó a Eduardo Puelles, inspector de Policía, con una bomba lapa adosada a su vehículo, sino que posteriormente hizo labores de control sobre la concentración en homenaje a la víctima que durante un año representantes de las fuerzas democráticas y familiares le brindaron todos los días 19 de cada mes en el barrio.
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