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Europa

Alicia Sánchez-Camacho

El PP se vuelca en Cataluña para ganar

Hace ocho años, el 14 de marzo de 2004, poco después de conocerse los resultados electorales que dieron a José Luis Rodríguez Zapatero su pasaporte a La Moncloa, Pasqual Maragall dijo que «Cataluña ha sido el puntal y el factor decisivo para el cambio en España». El PSC obtuvo entonces un millón y medio de votos que se tradujeron en 21 escaños. En ninguna otra Comunidad Autónoma hubo una diferencia tan grande entre socialistas y populares como en Cataluña: 15 diputados, que cuatro años después, en 2008, sería de 18.

Sánchez-Camacho hizo ayer su primera rueda de Prensa tras el parón de las vacaciones del mes de agosto larazon

Después de volcarse en Andalucía, el entonces otro punto negro del PP, donde entre 2004 y 2008, los populares recortaron en nueve puntos la distancia que les separaba de los socialistas, en los últimos cuatro años, Mariano Rajoy se ha centrado en Cataluña. El presidente del PP ha recorrido Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona (en estas dos últimas provincias los populares son extraparlamentarios) para explicar en persona las ventajas de votarle. Vendrá a la capital catalana la última semana de septiembre y volverá en repetidas ocasiones durante la precampaña y la campaña.

El tirón de Sánchez-Camacho
El PP recogió los primeros frutos de esta estrategia en las últimas autonómicas y municipales, donde ayudó la carismática figura de Alicia Sánchez-Camacho. Los populares catalanes quieren exprimir el tirón de Sánchez-Camacho de cara a las generales. Aunque aún no ha decidido si será la cabeza de lista por Barcelona, tiene claro que tendrá un papel destacado en la campaña. El PP no anunciará quién será su candidato hasta después del 26 de septiembre, no tiene prisa porque, tal y como subrayó ayer Sánchez-Camacho, «el candidato del PP catalán es Rajoy, frente a Josep Antoni Duran Lleida y Carme Chacón, que representan el apoyo a Zapatero». De todos modos avanzó alguna pista. En una entrevista radiofónica a Rac1 aseguró que «tengo intención de seguir haciendo política en Cataluña» y añadió que no irá de cabeza de lista aunque Rajoy le ofrezca un ministerio.

Paralelamente, elogió la figura del vicepresidente tercero en el Congreso, Jorge Fernández, para ocupar el puesto de cabeza de cartel. Dijo que es «gran experto en muchos temas», «trabajador» y «de gran confianza de Rajoy». Fernández es una persona respetada en el partido, con experiencia en Madrid, conoce el Parlamento y cuenta con la confianza de Rajoy y Sánchez-Camacho.

Pero hay otros dos nombres que suenan como candidatos, el de Jorge Moragas y José Luis Ayllón. El handicap para el primero es que Rajoy puede que lo reclame para otro puesto (en 2008, dirigió la campaña on line). El segundo, hombre de confianza de Soraya Sáenz de Santamaría, sería una apuesta por la renovación.

Sánchez-Camacho, además de participar activamente en la campaña, porque está muy bien valorada entre el electorado –en el último barómetro del CEO tiene una proyección de 7,29–, intervendrá en actos en toda la campaña, como hizo en las municipales, cuando colaboró en Andalucía, Asturias, Valencia, Baleares y Castilla La Mancha.

En un par de semanas el PP acabará de decidir quién será el cabeza de cartel por Barcelona y luego se lo comunicará a Rajoy, aunque el elegido no será proclamado oficialmente antes de la última semana de septiembre.

Socialdemocracia en declive
El PP afronta las generales con unos sondeos que auguran la victoria. Tiene a su favor el retroceso generalizado de la socialdemocracia en Europa. La crisis no favorece al equipo socialista y como ocurrió en otros países, como en Suecia o Reino Unido, las clases más castigadas ya no ven el refugio en el centroizquierda.

Sánchez-Camacho reiteró ayer que la lucha contra el paro, la recuperación de la economía o el apoyo a los emprendedores y las pymes serán, una vez más, las prioridades del PP catalán de cara a las generales del próximo 20 de noviembre.

En los próximos días, el PP presentará un proyecto de ley en el Parlament que reforme la Renta Básica de Inserción (RMI) para asegurar su continuidad tan necesaria en tiempos de crisis y evitar al mismo tiempo los abusos que se habían producido durante la etapa en que gobernaba el tripartito. Sánchez-Camacho incidió en las responsabilidad de los populares ante el ejecutivo de CiU, que no ha sido capaz de explicar bien los cambios que ha introducido en la RMI y que este verano ha provocado un crisis social.