El banderillero Luis Mariscal mostró una «esperanzadora y ostensible mejoría» tras ser operado en la mañana de ayer para «mejorar el riego sanguíneo» después de pasar una noche «muy molesto y fastidiado» en la UVI del hospital Sagrado Corazón, aunque afortunadamente la fiebre sigue sin aparecer.
La operación sirvió también para limpiar la zona de la cornada e introducir tres nuevos drenajes de mayor tamaño. Tras la misma, los doctores que le atienden se mostraron «muy satisfechos e incluso el torero de plata, con un semblante mucho más animado, comentó la cornada con su hermano, recordando que notó como le crujía la carne nada más ser empitonado por el astado de Peñajara.
El subalterno sevillano y hermano de Salvador Cortés entró en quirófano pasado el mediodía para tratar de mejorar el fluido sanguíneo y evitar la creación de coágulos que entorpecieran el paso de la sangre con normalidad. En este sentido, Mariscal recibió nuevas transfusiones durante la madrugada, que aceptó satisfactoriamente, según informaron fuentes familiares a LA RAZÓN.
Pese a esta evidente mejoría, los galenos apuestan de nuevo por la «cautela», puesto que el riesgo de infección sigue estando muy presente.
Los plazos al aprecer serán largos y, de momento, se estima que permanecerá una semana más en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Sagrado Corazón de Sevilla.