Nairobi

Un negociador «misterioso» ofreció a los piratas 4 millones por liberar el buque

«Kepa, no hagas preguntas, yo soy Pepe, de los misteriosos». Así se presentó en Nairobi (Kenia) el negociador encargado de tratar con los piratas la liberación del «Alakrana» al armador del atunero vasco, Kepa Etxebarria, según explicó ayer él mismo al tribunal que ha juzgado a los dos secuestradores que fueron detenidos y enviados a España.

Uno de los dos acusados, ayer, durante la última sesión del juicio
Uno de los dos acusados, ayer, durante la última sesión del juiciolarazon

Hasta tres veces le preguntó si era miembro del CNI, pero las tres obtuvo la negativa por respuesta. El armador se lo tomó al pie de la letra. «Me di por aludido –aseguró a la Sala– y a partir de entonces en los tiempos muertos hablábamos de fútbol, del tiempo y de las amapolas».

El testimonio de Etxebarria fue el último que se escuchó en la Audiencia Nacional antes de dar carpetazo a un juicio en el que el fiscal Jesús Alonso duplicó, tal y como adelantó ayer LA RAZÓN, la pena solicitada para los acusados, «Abdu Willy» y Raageggesey Hassan Haji, que ahora se enfrentan a una petición fiscal de 438 años de cárcel.

El armador del «Alakrana» relató que los piratas se descolgaron pidiendo diez millones de dólares y que el tal Pepe les ofreció en un primer momento más de 300.000. Cuando se negociaba ya sobre «tres o cuatro millones escasos», Etxebarria asegura que dejó de estar presente en las gestiones. «Si no quería que estuviese presente, por algo sería...», dejó caer.

El armador tiró balones fuera en todo lo referente al pago del rescate: «Yo no he pagado ni me consta que se pagara». No obstante, dejó claro que los piratas exigieron desde un primer momento la liberación de sus dos compañeros. En ese punto, recalcó, «Pepe el misterioso» se mostró siempre «intransigente». «No eran moneda de cambio», subrayó.

Etxebarria, que se enteró del secuestro cuando estaba de vacaciones en Tanzania (a punto de comenzar la ascensión del Kilimanjaro), contó que contactaban con los secuestradores telefónicamente dos veces al día (a las ocho de la mañana y a la una del mediodía). Denunció que los piratas «robaron todo lo que pudieron» del barco y que «lo dejaron todo hasta arriba de mierda».

El fiscal Alonso, en un emotivo informe final, aseguró que los marineros del «Alakrana» padecieron «un tormento de inhumanidad, miedo, angustia y tortura», e hizo hincapié en que los acusados «tienen que ser conscientes de todo el dolor que han causado». «No eran unos pobres pescadores capturados por un malvado grupo de piratas», añadió el representante de la Fiscalía, sino «parte activa de ese mismo grupo de secuestradores».