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Nueva York
Rabanne profeta en su tierra
Fue sin duda un adelantado a su tiempo por la visión arquitectónica que imprimió a sus diseños y por la utilización de materiales atípicos en la confección de sus trajes, como el plástico, el papel o el metal. Además, en su época dorada de los años 60 se convirtió en un referente y trabajó con Balenciaga, Dior y Givenchy, entre otros.
Francisco Rabaneda Cuervo, o sea, Paco Rabanne, recibió ayer el Premio Nacional de Diseño de Moda, valorado en 30.000 euros, que entrega el Ministerio de Cultura y que el año pasado recayó en Manuel Pertegaz. Los Príncipes de Asturias fueron los encargados de entregarle el galardón al diseñador de 76 años. Al acto, que se celebró en la Catedral de la Seu Vella de Lleida, asistieron también la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell. Ángeles Albert, directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales, resaltó que es «el diseñador vivo más universal». Según el jurado, Paco Rabanne recibe el premio por «su innovación y aportación a todos los ámbitos de la cultura del siglo XX, creando un nuevo concepto que escapa a cualquier clasificación convencional al convertir la moda en expresión plástica de su tiempo».
Español de corazón
El premio responde al carácter multidisciplinar del diseñador, que se exilió cuando sólo tenía cinco años a Francia –a pesar de la doble nacionalidad, le gusta definirse como español de corazón y francés de adopción–, y acabó estudiando Arquitectura en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. Atrás parecían quedar sus primeros pasos en la moda, junto a su madre, que había sido costurera jefa del diseñador Balenciaga en su taller de San Sebastián. Luego comenzó a ganar dinero vendiendo bocetos de moda para sufragar sus estudios y a diseñar accesorios para Nina Ricci, Philippe Venet y Pierre Cardin, entre otros. Fue en 1963 cuando presentó su primera colección de trajes en la que ya utilizó distintos materiales que serían a la larga su seña de identidad. Como explica a LA RAZÓN el modista Lorenzo Caprile, «los nuevos creadores beben de su afán experimental con los tejidos». También tuvo tiempo para trabajar la alta costura, los perfumes e incluso elementos de decoración. En 1986, la marca pasó a manos de la empresa española Puig, que siempre había apoyado a Rabanne. En 1999 anunció que colgaba las tijeras.
Pero eso no significó que decayera su capacidad creativa ni el interés que despierta su obra, ya que muchos de sus modelos se adquieren directamente por museos como el MOMA de Nueva York. En España, la Asociación de Creadores de Moda (ACME) ha decidido nombrarle Miembro Asociado de Honor. En opinión de Modesto Lomba, presidente de dicha asociación, «Rabanne cumple todos los requisitos para pertenecer al cuadro de honor: por su carrera profesional y por su cercanía a la moda española, promocionándola» .
Fuera de nuestro país sigue recibiendo menciones y galardones a su carrera profesional. Su última fragancia, «Lady Million», recibió el premio a la mejor fragancia nueva de 2010. Además, el Gobierno francés le otorgó el título de Caballero de la Legión de Honor en 1989 y lo ratificó en 2010 con la insignia de Oficial de la Orden Nacional. Como explica Modesto Lomba, «existen pocos lugares del planeta donde uno puede ir y no encontrar un producto Paco Rabanne o que alguien no conozca su figura».
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