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Rubalcaba pide perdón
La «operación Galgo» ha dado esta semana un nuevo paso atrás. Lo que comenzó siendo una gran trama de dopaje se ha ido deshaciendo. Marta Domínguez, la mejor atleta española de todos los tiempos, era el nombre mediático entre los imputados.
Tras el registro de su casa, el pasado 9 de diciembre, y las primeras filtraciones se la presentó poco menos que como una farmacia ambulante que iba repartiendo sustancias prohibidas e incluso inyectándolas a compañeros. La realidad ha resultado bien distinta. Tan diferente que Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior cuando se inició la «operación», ahora piensa en hablar con Marta. «No me costaría nada disculparme; a lo mejor la llamo», dijo ayer en una entrevista concedida a Onda Cero. Comentó que «el ministerio del Interior no es responsable de lo que hacen los jueces, y los jueces toman decisiones que implican a la Guardia Civil». Y añadió que la noche de la «operación» «fue una de las más duras» de su vida. «Ahora estoy encantado; se ha hecho justicia».
A Marta Domínguez le imputaron tres causas y sólo una queda pendiente. Primero se la separó de la trama principal, en la que figuran Eufemiano Fuentes (cabecilla también de la «operación Puerto») o el entrenador Manuel Pascua. Después, la jueza Mercedes Pérez Barrios la absolvió del suministro de productos dopantes y esta semana lo ha hecho de dopar a otros atletas. «Desde el primer momento no creí nada. Con todo lo que sale llegas a dudar, pero conozco a Marta desde pequeñita y me parecía imposible que traficara», defiende el fondista Reyes Estévez, también salpicado por la «Galgo» al aparecer unas fotos suyas con su entrenador, Manuel Pascua; sus compañeros Digna Luz, Eugenio Barrios y Nuria Fernández; y Yolanda Fuentes, la hermana de Eufemiano y también imputada.
A Marta sólo le queda pendiente el delito fiscal que, en breve, va a quedar en nada, según su abogado.
La imagen de la fondista ha quedado destrozada y todo ello le sucedió en pleno embarazo. En mayo tuvo a su hijo, Javier. «Me alegro mucho por ella. Ahora hay que estar a su lado y pedir responsabilidades a quien corresponda, pedir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que tengan más cautela a la hora de entrar en la casa de alguien así, con los cabos tan sueltos. ¡Al final ni se la ha juzgado!», reflexiona Manolo Martínez, ex capitán de la Selección. «Es una pena que sin pruebas se haya llegado a este extremo», añade la actual capitana, la saltadora de altura Ruth Beitia.
La operación arrancó mal, sobre todo en la implicación de Marta, fundamentada en poco más que rumores y en retazos de la «operación Puerto» de 2006 (el nombre en clave Urco, ¿por qué no se investigó antes?). En todo su proceso se fueron cometiendo una serie de irregularidades. Gran parte de las pruebas eran las conversaciones telefónicas pinchadas a la palentina que la jueza desestimó porque consideró desproporcionado intervenir su teléfono, «al no haber indicios de que estuviera cometiendo un delito penal». En cambio, Pérez Barrios sí aceptó las escuchas a César Pérez (el entrenador de Marta) o a Eufemiano Fuentes.
Además, muchas de las conversaciones se interpretaron mal y algunas de las conclusiones a las que llegó la Guardia Civil eran simples conjeturas, como la visita de Marta a una clínica en Madrid para supuesto «trapicheo» de productos, cuando en realidad iba a acompañar a su hermana a recibir un tratamiento psiquiátrico.
El dopaje a otro atleta resultó ser a su «liebre», que no tiene ni licencia, y le aplicó un tratamiento legal. «Los demás se hicieron la picha un lío, pero tú sabes que has hecho las cosas bien», interviene José Alonso Valero, agente de la atleta y también imputado en el caso por el asunto del «oro», un frasco supuestamente con una sustancia prohibida que se analizó y no tenía nada ilegal. Algo parecido piensa Aser Pernil, marido y agente de Nuria Fernández, ex pupila de Manolo Pascua. «Han sobrepasado la línea en muchos casos: personas tres días incomunicadas, escuchas sin permiso, y así todo. Según han ido saliendo datos te das cuenta de que era una operación forzada. La jueza ha puesto las cosas en su sitio», opina.
Controladores
Hay tantos puntos negros que incluso desde el Partido Popular no han parado de pedir explicaciones al que era ministro del Interior y ahora candidato pesaroso, Alfredo Pérez Rubalcaba. Aunque las escuchas comenzaron en el mes de abril, las detenciones y registros se hicieron el 9 de diciembre, en plena crisis de los controladores aéreos.
Desde el PP se habló de una cortina de humo y la atleta palentina también apuntó a la motivación política por ser ella reconocida votante y militante del partido de la oposición. Todavía no se ha dado una explicación clara, y fuera de nuestras fronteras se utilizan situaciones como ésta para atacar al deporte nacional. El diario italiano «La Gazzetta dello Sport» decía en un editorial el pasado martes que en España es «casi legal» doparse y calificaba de «escándalo» la absolución de Marta Domínguez.
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