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Manhattan

Megaciudades: la mitad del planeta es ya urbano

En 1950 sólo Nueva York tenía más de 10 millones de habitantes. Veinticinco años después también Tokio, Sao Paulo, Shanghái y México. El siglo XXI empezó con quince megaciudades más. Y subiendo. La urbanización del planeta es inevitable. Si se actúa a tiempo, se pueden reducir sus efectos negativos e, incluso, revertirlos 

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Más de la mitad de la población que habita en la Tierra vive en ciudades. Este porcentaje alcanzará al 60 por ciento de los habitantes del mundo en el año 2030. La urbanización del planeta se hace por tanto inevitable, dice Naciones Unidas. Este hecho, junto a los retos que plantea a la humanidad el cambio climático, y ante cuyos posibles efectos algunas ciudades parten ya en condiciones de vulnerabilidad, hacen necesario una planificación y una búsqueda inminente de soluciones. En Shanghái, una de las diez ciudades más pobladas del mundo y con graves problemas de contaminación, arranca esta semana Expo 2010, enfocada precisamente a la búsqueda de soluciones a los retos que plantean las megaurbes y su crecimiento imparable. El Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, dedicó su informe sobre el estado de la población mundial de 2007 justo a este asunto. A su juicio, las ciudades crean problemas para el medio ambiente, pero también soluciones y pueden contribuir a la sostenibilidad a largo plazo. Para que esto ocurra, es necesario planificar de antemano a fin de promover un uso de los recursos sostenible. «A lo largo de la historia, nunca se ha presenciado un crecimiento urbano ni tan rápido ni de tal magnitud. Sin embargo, los efectos del futuro crecimiento no han capturado la imaginación del público. Y es sorprendente lo poco que se está haciendo para maximizar los beneficios potenciales de esa transformación o para reducir sus consecuencias potencialmente negativas», dijo en la presentación del informe la directora ejecutiva del UNFPA, Thoraya Ahmed Obaid. Nivel de riquezaEs cierto que «las ciudades pueden desencadenar cambios en los ecosistemas mucho más allá de sus límites. El tamaño de la "huella ecológica"de cada ciudad varía en función del nivel de riqueza: los efectos de las ciudades más pobres tienden a ser locales, o hasta regionales, pero los de las más ricas, pueden llegar a ser mundiales», dice el informe sobre el estado de la población. En el caso de Nueva York, considerada por la OMS como una de las ciudades con mayores y más graves niveles de contaminación, la urbanización ha provocado el deterioro de muchos hábitat vulnerables e importantes de la región, que cuenta con 2.413,5 kilómetros de costas. En particular se han visto afectados los humedales, advierte la Unesco. Los escasos hábitat que quedan – el de Jamaica Bay, situado a una hora de metro del centro de Manhattan– siguen desempeñando, según esta organización, un papel ecológico esencial, por ejemplo, como lugares donde hacen un alto en sus desplazamientos algunas especies de aves migratorias. Parte de la solución estriba, a juicio de los expertos, en aceptar que los nuevos residentes urbanos serán en su mayoría pobres y en evitar que pasen a aumentar los mil millones de personas que viven en la actualidad en tugurios, en su mayoría en países en desarrollo, en cuyas ciudades precisamente es dónde mayor crecimiento se va a registrar. Así que el cambio climático afectará más gravemente a estas ciudades, y dentro de ellas, a los individuos más pobres, sobretodo en lo que se refiere a salud y abastecimiento de agua. «Esto se debe –explica el informe– a que se localizan en su mayoría en los trópicos, pero también a que la pobreza reduce la resistencia urbana a la crisis y los desastres naturales». Por ejemplo, en Bombay, la sexta ciudad más poblada del mundo, con más de veinte millones de habitantes, y la segunda de la India tras Delhi, las viviendas de las zonas marginales se hacinan una tras otra y las callejuelas, estrechísimas, se inundan, a veces, en época de monzones de agua de lluvia que acaba al final por estancarse. La consecuencia principal es un aumento de los episodios de enfermedades diarreícas.

Esta misma semana, Manila, la más poblada del sureste asiático (según datos del ranking de Citypopulation tiene 19.600.000 de habitantes), seguida de Yakarta y Bangkok, al menos nueve personas murieron y cientos tuvieron que abandonar sus hogares por las lluvias torrenciales de la tormenta tropical Ketsana. Naciones Unidas ha recogido los serios problemas de infraestructura y de medio ambiente relacionados con el aire, el tráfico, el drenaje y la gestión de cloacas y basuras de Manila. Junto a todo ello, «muchas grandes ciudades y, a escala mundial, un 13 por ciento de la población urbana, están junto a costas marítimas o en las desembocaduras de grandes ríos. Si a consecuencia del cambio climático se elevará el nivel del mar, algunas zonas podrían transformarse en inhabitables», advierte el informe. Es el caso de Shanghái, con una población de 18.400.000 habitantes. Naciones Unidas prevé que la población urbana aumentará, sobre todo, en ciudades de Asia, Africa y América Latina. En este sentido, desde UNFPA advierten de que el crecimiento de las ciudades asiáticas y africanas equivaldrá a la población de China y de Estados Unidos combinadas. Dentro de 21 años, áquellas habrán agregado 1.700 millones de personas.Las más pobresEn concreto, la población urbana de Africa y Asia se duplicará en una sola generación. Todo un reto dado que todo apunta a que el cambio climático afectará más a las ciudades pobres. De acuerdo con las proyecciones del citado informe, desde el año 2000 hasta el 2030 los habitantes en ciudades de Asia pasarán de 1.400 millones de personas a 2.600 y en África, de 300 millones a 740. También la población urbana de América Latina y el Caribe crecerá en 200 millones más. Aunque no siempre es así, una mayor presión demográfica va ligada muchas veces a mayores niveles de contaminación. Si es cierto en el caso, por ejemplo, de México, Sao Paulo o Delhi. En esta última, y a pesar de haber reducido los porcentajes de monóxido de carbono en casi un 50 por ciento entre 1998 y 2003, y la concentración de plomo en un 75 por ciento entre 1993 y 2000 (lo que le ha valido el Premio Internacional de Ciudades Limpias), en el año 2004 dos de cada cinco habitantes de Nueva Delhi, su parte mejor urbanizada, de unos 14 millones de personas, sufrían serios problemas de salud relacionados con la polución –pulmonares, de hígado o genéticos–, según un informe del centro privado «Chittaranjan National Cancer Institute».Otro caso, el de Sao Paulo. Aún después de haber creado un cinturón verde de un millón y medio de hectáreas, que además forma parte de la Reserva de Biosfera de los Bosques de Lluvia Atlánticos de la Unesco, la contaminación provocada por las emisiones de vehículos es el principal agravante de enfermedades que causan la muerte a 20 personas cada día en esta ciudad, según un estudio del Laboratorio de Contaminación Atmosférica de la Universidad de Sao Paulo (USP). AmenazaEn el caso de la ciudad de Guangzhou, antigua Canton, en China, la degradación del ambiente se convirtió en una amenaza para la vitalidad económica. Así lo recoge el «Programa de Liderazgo Local y Buenas Prácticas», una iniciativa de la Segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Habitat II): «Los ciudadanos, los turistas y las empresas se quejaban constantemente de la ínfima calidad de vida ofrecida por la ciudad». Por esta razón, inició en 1997 un Plan Quinquenal de Acción. Con éxito, ya que le valió a Guangzhou el Premio Nacional a la Mejor Práctica de Mejora de la Habitabilidad y el Premio Nations in Bloom (Naciones en florecimiento) 2001. Otro ejemplo de lucha en positivo sería Seul, en la cola del sudeste asiático que ha aprovechado que la altura de sus edificios es muy elevada para diseñar gradualmente espacios de biodiversidad en los áticos creando zonas verdes. De esta manera se ha conseguido, según la Unesco, que poco a poco regresen especies vegetales y animales que habían desaparecido de la ciudad hace mucho tiempo.