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El Ejército reclama 300 soldados más para Afganistán
El Éjercito de Tierra necesita más soldados para reforzar el contingente en Afganistán. En concreto, solicita que 300 efectivos más se incorporen al total de 1.500 que ya opera en el país asiático, según confirmaron fuentes militares a LA RAZÓN.
La petición, elevada al Estado Mayor de la Defensa y, por extensión, al Ministerio, busca un incremento de la seguridad de los militares desplegados en la provincia de Badghis ante la ofensiva estival de los talibán, que ya ha comenzado y que los mandos prevén que sea especialmente cruenta este verano ante las perspectivas del comienzo de transferencia de autoridad de los aliados a las Fuerzas de Seguridad afganas. La solicitud del Ejército no sólo intenta hacer frente con más fuerza a un enemigo crecido, sino que busca igualmente desahogar a un contingente «justito» de personal, según las fuentes consultadas, para una extensión de terreno cada vez mayor y para la incursión en territorio absolutamente hostil en el este de la provincia.
Las tropas tienen su base principal en la localidad de Qala-i-Now y dos bases avanzadas en Ludina, al noroeste, y en Darra-e-Bum, al este. Desde la primera base avanzada, cerca de la cual cuatro militares y un intérprete fueron heridos en un ataque el sábado, se controla y da seguridad a la construcción de la ruta Lithium entre constantes hostigamientos. La segunda, la de Darra-e-Bum, se ubica en la confluencia de dos valles altamente peligrosos, el del Murghab, al norte, y el de Yawan, al sureste. La incursión en el valle del Murghab, la zona más poblada y hostil de la región, requerirá un esfuerzo mayor. A medida que se avanza hacia el norte, se van dejando atrás puestos de observación del Ejército afgano que tienen que ser apoyados por patrullas españolas que parten de Qala-i-Now.
Pese a que los hostigamientos también son frecuentes en esa base avanzada (ayer hubo dos enfrentamientos en los que murieron dos insurgentes a manos de tropas españolas, estadounidenses y afganas), la «rebelión» de algunos jefes tribales de la zona contra los talibán por las bajas colaterales que causan con sus ataques está mitigando ligeramente la presión. El otro valle, el de Yawan, es aún «virgen», es decir, las tropas españolas no han entrado en la zona. En su lugar, se está tratando de introducir el Ejército afgano con un oficial al frente que lleva ya tiempo colaborando con el contingente español, pero que podría necesitar colaboración de nuestras tropas ante el elevado riesgo del valle y la dificultad de controlarlo. De ese punto se sospecha que salieron los talibán que en los últimos meses han atacado con cohetes la base de Qala-i-Now.
Etapa final
Con esta situación en la misión, el Ejército considera necesario reforzar el contingente para aportar más seguridad y rebajar la carga de trabajo de los soldados en una misión tan intensa como la afgana. Pero todo parece indicar que su petición caerá en saco roto. Tal y como reconoció ayer la ministra de Defensa, Carme Chacón, se está «ya en la etapa final» de la operación y España está cumpliendo «estrictamente» los plazos fijados en la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa el pasado mes de noviembre.
España iniciará la transferencia de las competencias de seguridad a las fuerzas afganas en 2011 en la provincia de Herat y en 2012, en la de Badghis, sin que esto se traduzca en una retirada completa de los 1.500 soldados que hay desplegados, explicó ayer Chacón, según informa Efe. De esto, y del planteamiento que hace el propio Ministerio, las fuentes consultadas creen que la ministra no aceptará un incremento de efectivos ni siquiera temporalmente, sino que consideran que, a medida que se vaya ejecutando la transferencia de autoridad, el Ministerio irá estudiando el contingente necesario para completar la misión.
De lo que sí advirtió la ministra es de que, pese a que el Ministerio de Defensa podría dedicar menos presupuesto a Afganistán en el actual contexto de crisis económica, «los militares correrían más riesgos», por lo que no hará recortes presupuestarios en la misión.
Más allá de las consideraciones políticas internas, la OTAN está viendo el peligro que supone la salida de tropas aliadas del país asiático. Los talibán aún mantienen una notable fuerza en buena parte del país y una retirada de tropas les podría dar alas. Por eso, el planteamiento que hace la Alianza Atlántica a los países que participan en la misión es que, pese a que se transfiera la autoridad a los afganos, las tropas extranjeras permanezcan sobre el terreno hasta conseguir una estabilidad suficiente que impida a los talibán recuperar el poder o el control de algunas zonas.
La solución que busca la Alianza Atlántica es que las tropas internacionales «reutilicen» a sus tropas en tareas de apoyo logístico o incrementen el número de formadores que trabajan con la Policía y el Ejército afgano. Una sugerencia que encontrará menos adeptos, y seguro que entre ellos no estará España, es que reubiquen a parte de sus contingentes para ayudar en provincias donde la inseguridad es mayor.
Los heridos evolucionan favorablemente
Los cinco heridos tras el atentado del sábado en Afganistán se recuperan favorablemente en el Hospital Gómez Ulla de Madrid. Ayer, la ministra de Defensa, Carme Chacón, acudió al hospital a visitarles. El teniente Agustín Gras Baeza y la soldado Jenifer García López, que sufrieron cada uno la amputación de una pierna, están ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos y «evolucionan favorablemente dentro de la gravedad». El teniente Gras, que lideraba el equipo, lo primero que hizo tras recuperar la conciencia fue preguntar por sus compañeros. Los otros tres heridos están en planta recuperándose de las contusiones y fracturas.
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