«¿Sabes que el PP es el partido español con más mujeres afiliadas?», comenta De Luna al fotógrafo. «Y eso que no tenemos cuotas», prosigue. Le divierte que la llamen la «anti-Corbacho», ocupa el mismo lugar que el ex ministro de Trabajo en las listas y explica que Alicia Sánchez-Camacho la ha fichado por su experiencia en temas laborales. Su misión en el Parlament va a ser defender las recetas del PP para combatir el paro y gestionar la inmigración ante Corbacho y cualquier otro.
De Luna y García Cuevas son dos de los fichajes técnicos de Sánchez-Camacho, «sin experiencia política, pero con ilusión por cambiar las cosas y una acreditada carrera profesional».
De Luna es licenciada en Derecho y pertenece por oposición al cuerpo superior de técnicos de la Seguridad Social. Pidió el traslado a Barcelona «hace unos 25 años, cuando era una ciudad vanguardista, abierta y liberal». «Ahora no puedo decir lo mismo, la capital catalana ha perdido brío (…). El gobierno tripartito con su política intervencionista ha restringido la libertad y el espíritu emprendedor está anestesiado», lamenta, «pero como creo que el cambio es posible he aceptado el reto de Alicia de sumarme al proyecto del PP».
García Cuevas piensa lo mismo. Además de ingeniera es madre y cuando sus dos hijos sean mayores y le pregunten: «Mamá, ¿qué hiciste cuándo el catalán era una imposición?», quiere responder que hizo algo. Considera que la desafección es culpa de una sociedad «conformista, hedonista, donde valores como la solidaridad y la honestidad han perdido arraigo». «Los ciudadanos estamos muy bien en el sofá. Veo a la gente resignada, falta nervio y determinación para confiar en la capacidad de uno mismo para cambiar las cosas». García Cuevas también señala a la política. «Faltan profesionales», asevera, «los ciudadanos no entienden cómo una ministra de Sanidad, de un día para otro, pasa a llevar Exteriores». «El dirigente debe conocer el tema que gestiona», sentencia.